El atentado que causó la muerte de tres personas este jueves en Niza a manos, presuntamente, de un inmigrante de origen tunecino que había entrado en Francia de forma ilegal pocas semanas antes ha situado la inmigración y la lucha contra el terrorismo islamista en el seno del debate político del país.
Francia ha sufrido tres atentados islamistas en algo más de un mes y dos semanas después de que el profesor de historia Samuel Paty fuera decapitado por un checheno en su escuela de Conflans-Sainte-Honorine, a las afueras de París, por mostrar caricaturas de Mahoma en clase.
El último ataque lo ha sufrido un cura ortodoxo que ha resultado herido de gravedad en un tiroteo este sábado en un templo de la ciudad francesa de Lyon, en el este del país, mientras su agresor se ha dado a la fuga. Aunque esta última agresión aún no ha sido reconocida como atentado islamista.
Emmanuel Macron multiplica los llamamientos a la unidad nacional frente al terrorismo y su Gobierno ha incrementado la seguridad dentro de sus fronteras y ha situado el debate en sus intereses internacionales. Por su parte, la derecha y la extrema derecha le piden ir más lejos.
Mientras tanto, el presidente francés ha incrementado el dispositivo militar de vigilancia antiterrorista, que ha pasado de 3.000 a 7.000 soldados, cuando el próximo día 13 se cumplirán cinco años de los atentados en la sala de conciertos Bataclan y en distritos de París que dejaron 130 muertos y cientos de heridos.
A todo ello hay que unir que en dos semanas se espera el veredicto del juicio por los atentados islamistas de enero de 2015 que provocaron la muerte de buena parte de la redacción de Charlie Hebdo, así como la de una policía y de varias personas más en un supermercado judío en París. Según ha adelantado la fiscalía antiterrorista, el fallo se dará a conocer el próximo día 13 de noviembre, coincidiendo con el quinto aniversario de los atentados de París.
La preocupación es máxima antes de que el próximo lunes regresen a los colegios los niños tras dos semanas de vacaciones otoñales, por lo que templos católicos y escuelas serán los lugares más vigilados.
También se extremará la seguridad en embajadas, consulados, agencias internacionales y empresas francesas en el extranjero, después de que en los radicales islámicos situaran el foco en Francia por su defensa de la publicación de las caricaturas de Mahoma en nombre de la libertad de expresión.