Han pasado 24 días desde que Svein Andersen, de 67 años, se convirtiese en el primer noruego vacunado contra la Covid. Hoy, Noruega se pregunta qué ha pasado con 23 ancianos que, como él, se vacunaron, pero no vivieron para contarlo.
El 14 de enero, un comunicado de la Agencia Noruega del Medicamento (NOMA), confirmaba que estaba en investigación la muerte de 23 personas que habían recibido la vacuna. También estudiaban otras incidencias por efectos secundarios de la vacuna de Pfizer-BioNTech.
La noticia dio la vuelta al mundo e hizo saltar las alarmas, incluso sobre su veracidad. Las hipótesis sobre lo que había pasado en Noruega se dispararon. Sin embargo, en el país nórdico, todo sigue igual. Nadie se ha inmutado, y la vacunación continúa según lo previsto.
La NOMA ya ha investigado 13 de las muertes. Todas se produjeron en personas mayores de 80 años. Algunas estaban por encima de los 90. Todas, sin excepción, vivían en residencias de mayores. Como en la mayoría de los países, Noruega ha priorizado a este grupo en su campaña de vacunación.
La causa de los fallecimientos fueron principalmente la fiebre, el malestar y las náuseas. El director médico de la NOMA, Steinar Madsen, dijo a un medio local que las víctimas eran personas "frágiles", a quienes los efectos secundarios simplemente "agravaron su estado".
Por frágiles, Madsen se refirió a pacientes con "insuficiencia cardíaca avanzada, demencia o EPOC". Otro médico de la agencia noruega, Sigurd Hortemo, también dijo que fueron "reacciones comunes a este tipo de vacunas que, en algunos enfermos, pueden ser fatales".
Sin motivos para la alarma
La agencia noruega se muestra cautelosa en establecer una relación causal de las muertes con la vacuna y ya tenía previsto que algo así pudiese pasar. Es más, recordó que todas las semanas mueren en Noruega una media de 400 personas en residencias y centros de cuidados. También dijo que en los ensayos de la vacuna no se incluyeron pacientes con enfermedades graves y que hubo muy pocos participantes por encima de los 85 años.
A fecha de hoy, se han vacunado más de 48.000 personas en el país nórdico y las incidencias han sido mínimas. "Lo sucedido no nos causa preocupación. Estas vacunas tienen un riesgo muy bajo, salvo para personas extremadamente frágiles", recordó Madsen.
A pesar de que la campaña de vacunación sigue según lo previsto en Noruega, el Instituto de Salud Pública del país (FIH), ha variado levemente su estrategia: a partir de ahora se evaluará al detalle la aplicación de la vacuna a personas mayores con patologías previas. También ha reconocido que vacunar a enfermos terminales o a personas de muy avanzada edad puede ser un esfuerzo inútil.
¿Primero los ancianos?
El pasado noviembre, en el momento de decidir la estrategia de vacunación en Estados Unidos, el comité de expertos del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) votó 13 contra 1 que había que empezar vacunando a las personas mayores.
El voto en contra fue de la doctora Helen Talbot, experta en enfermedades infecciosas de la Universidad Vanderbilt. Contra el criterio dominante, Talbot subrayó que los ensayos sobre los ancianos han sido mínimos y que los efectos secundarios de la vacuna podrían acelerar la muerte de las personas más frágiles, cuya causa podría ser natural.
Talbot dijo que una estrategia que prioriza a los ancianos daría más gasolina al movimiento antivacunas y agravaría la preocupación general, anulando de esta forma los esfuerzos mundiales por la vacunación.
En Estados Unidos, solo en 10 días de diciembre, se vacunaron dos millones de personas y apenas se han registrado 21 casos de reacciones alérgicas severas. 20 de esos pacientes fueron dados de alta y todos tenían alergias previas. El CDC estableció, a partir de esta estadística, que las reacciones alérgicas u otros efectos secundarios eran una excepción.
En ese país también se investiga el caso de un médico que desarrolló un desorden sanguíneo inusual después de recibir la vacuna de Pfizer, y que posteriormente murió.
También en Alemania
El caso de Noruega no es el único. En Alemania también se investiga la muerte de 10 personas que han recibido la jeringa de Pfizer desde finales de diciembre. Todos los fallecidos tenían entre 79 y 93 años y también padecían enfermedades previas. El tiempo entre la vacunación y la muerte fue desde las pocas horas en algunos casos hasta los cuatro días en otros, según informó el Instituto Paul Ehrlich.
En el mismo sentido que se expresaron los médicos noruegos, la directora del Instituto, Brigitte Keller-Stanislawski, dijo en una rueda de prensa que los pacientes estaban en "una condición extremadamente grave". "Basados en nuestra información actual, asumimos que han muerto por sus enfermedades principales, coincidiendo con la vacunación", añadió.
En Alemania se ha vacunado alrededor de un millón de personas y, en su gran mayoría, han sido personas de más de 80 años, así como personal sanitario y de residencias. De este millón, se han reportado 325 casos de efectos secundarios, 51 de los cuales son severos.
A finales de enero se espera la publicación de un primer informe europeo sobre la seguridad de la vacuna Pfizer-BioNTech. A la fecha, para todos los expertos y agencias públicas de salud, es demasiado pronto para hablar de una causalidad directa de la vacuna de Pfizer con estas muertes.
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