El ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Argentina, Juan Cabandié, ha pedido en el G20 de Nápoles que se pacte de forma global el canje de la deuda de países en dificultades por acciones climáticas, "auditadas por Naciones Unidas", para acelerar el cumplimiento de la Agenda 2030.
"Hay 80 países en el mundo con crisis de deuda, algunos países el año que viene van a tener riesgo de quiebra. Hay una necesidad de poder discutir acerca de que lo mejor para todos sería cambiar el canje de deuda por una acción climática concreta, que puede ser auditada por Naciones Unidas, para cumplir los objetivos de cara al Acuerdo de París, de cara al 2030", apuntó Cabandié en una entrevista con Efe.
El ministro argentino participa en Nápoles en las reuniones del G20 de Medio Ambiente y Energía, que concluyen hoy y en las que los ministros de estas economías, que representan alrededor del 90% del producto interior bruto mundial (PIB), dialogan sobre biodiversidad, finanzas "verdes", transición ecológica y energías renovables.
Explicó que cambiar deuda por acciones climáticas "sería la mejor forma de lograr que los países en desarrollo" alcancen ese desarrollo.
"Es imposible conseguir dólares sin contaminar, por lo tanto, qué mejor que, con esos dólares que tendríamos que pagarle teóricamente a algún organismo internacional, podamos generar acciones climáticas, proteger bosques nativos, por ejemplo, tener parques eólicos, parque solares", justificó.
El Gobierno de Alberto Fernández se encuentra inmerso en conversaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para renegociar la deuda su país de unos 45.000 millones de dólares y ha propuesto que el pago se utilice para iniciativas que protejan el medio ambiente.
Precio al carbono
El ministro también contó que sobre la mesa del G20 se encuentra la posibilidad de imponer un precio mínimo global al carbono para reducir las emisiones, pero matizó que se encuentra en una fase inicial y que es posible que se siga analizando en la COP26 (Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático), que tendrá lugar en noviembre próximo en Glasgow (Reino Unido).
Argentina dijo el pasado diciembre que busca no exceder las 358,8 MtCO2eq de gases de efecto invernadero (GEI) para el año 2030, lo que supone limitar sus emisiones a un nivel del 25,7%, inferior al comprometido en 2016.
En Nápoles, el ministro italiano de Transición Ecológica, Roberto Cingolani, ha señalado que el G20 tiene dificultades para sumarse al objetivo ambicioso que persigue la Unión Europea (UE) de lograr una disminución del 55% para 2030 con respecto a los niveles de 1990.
El ministro argentino recordó que su país representa "el 0,9% de las emisiones globales" y dijo que todos quieren atajar estas emisiones, "algunos más, otros menos", pero que "la mayor ambición hay que acompañarla con financiamiento".
"No hay que olvidarse que nuestra región, Latinoamérica, tiene 240 millones de personas bajo el nivel de la pobreza, en Argentina tenemos seis de cada diez niños en situación de pobreza", expuso.
Agregó que en "la justa transición ecológica" el mundo debe hacer "convivir lo convencional con la energía renovable" y defendió la extracción actual de hidrocarburos en Argentina, después de que la organización Greenpeace criticara recientemente la adjudicación de 18 bloques 'offshore' que amenazan el mar y la biodiversidad del país.
"Todos los países siguen teniendo dentro de su matriz energética un porcentaje de energía térmica o hidrocarburos", argumentó, aunque matizó que hay que ir disminuyendo progresivamente su utilización.
"En cuanto a offshore, en el ministerio que está mi cargo tuvimos que evaluar un estudio de impacto medioambiental de una empresa que pretende hacer una exploración y nosotros condicionamos específicamente ese proyecta a la definición de una estrategia de descarbonización del Estado argentino", apuntó.
Indicó que Argentina cuenta actualmente con "el 8% de renovables" y que su Gobierno "se comprometió a que en 2030 iba a tener el 30%", por lo que la Administración de Fernández trabaja para "construir el proceso con mucho ahínco".
Finalmente, se refirió al empeño internacional alcanzado hace más de una década por el que los países desarrollados movilizarían 100.000 millones de dólares anuales para respaldar los esfuerzos de los países "en desarrollo o de renta baja" contra el cambio climático, y condenó que "esa plata nunca llegó" a Latinoamérica, que es considerada de "renta media".
"Amablemente y con mucha fraternidad, propuse (en este G20 de Nápoles) que abramos los brazos para tener acciones concretas y que esa promesa de los países ricos se pueda cumplir", porque los países en desarrollo "vamos a poder cuidar el ambiente de manera sostenible y al mismo tiempo lograr desarrollarnos", zanjó.