El presidente palestino, Mahmud Abás, se reunió anoche en Ramala con el ministro israelí de Defensa, Benny Gantz, en el primer encuentro de alto nivel entre oficiales de ambos lados en más de una década, un avance significativo pero todavía lejos de una posible reanudación de las negociaciones de paz, paralizadas desde 2014.
La reunión se produce dos días después de que el nuevo primer ministro israelí, el ultraderechista Naftali Benet, se entrevistara el viernes en la Casa Blanca con el mandatario estadounidense, Joe Biden, quien ha insistido en la necesidad de mejorar la situación de los palestinos y es favorable a la solución de los dos Estados.
"Gantz transmitió al presidente Abás que Israel busca tomar medidas para fortalecer la economía palestina", informó anoche un comunicado de Defensa. Del lado palestino fue el ministro de Asuntos Civiles de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Husein Al Sheij, quien informó en Twitter sobre el encuentro, en el que "discutieron todos los aspectos de las relaciones palestino-israelíes".
Es la primera reunión entre líderes israelíes y palestinos desde una de 2010 entre el propio Abás y el entonces primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, en el marco de uno de los múltiples intentos estadounidenses de reimpulsar el diálogo de paz, algo que todavía parece improbable.
El nuevo gobierno israelí está conformado por una amplia coalición de partidos de todo el arco ideológico -incluido un partido árabe islamista-, con posturas antagónicas respecto a la cuestión palestina: los árabes, la izquierda y parte del centro israelí son partidarios de retomar un proceso de paz que culmine en la creación de un Estado palestino, algo a lo que se opone la derecha, bando que encabeza Benet.
"La reunión Gantz-Abás fue aprobada por adelantado por el primer ministro. Esta es una reunión que trató sobre cuestiones de seguridad con la Autoridad Palestina. No hay un proceso diplomático con los palestinos ni lo habrá", indicó a EFE una fuente cercana al primer ministro.
La actual coalición israelí se asienta sobre las figuras de Benet y Yair Lapid -líder centrista que asumirá la jefatura del Ejecutivo en 2022 y que ahora ocupa la cartera de Exteriores-, quienes acordaron no avanzar en un proceso de paz ni en la expansión de asentamientos colonos en Cisjordania ocupada para eludir temas polémicos que tambaleen el pacto de gobierno.
Consciente de esa situación, la ANP no aspira en estos momentos a volver a la mesa de negociación, pero sí confía en recomponer la relación con el nuevo gobierno israelí y establecer un nuevo canal de diálogo -roto por Netanyahu en 2014- que pueda ayudar a mejorar la vida de los palestinos, relató a Efe una fuente palestina.
Con ese fin, el interlocutor más adecuado para la ANP es el ministro de Defensa, ya que su firma es la que puede autorizar permisos de trabajo para más palestinos en Israel; la construcción de viviendas o la entrada de ayuda económica, debido a la condición de Cisjordania como territorio militarmente ocupado por Israel, aclaró esa fuente.
De hecho, Gantz y Abás ya mantuvieron una conversación telefónica a mediados de julio, la primera comunicación desde 2017, que estuvo seguida de otras llamadas del líder palestino con oficiales israelíes, como el ministro de Seguridad Pública, Omar Barlev, o el nuevo presidente israelí, Isaac Herzog, en dos ocasiones.
"No puedo dejar de destacar la importancia de una reunión como esta. El hecho de que se haya producido es más importante que lo que se haya hablado en ella", afirmó a EFE el israelí Yossi Beilin, que fue negociador del proceso de paz en los noventa que culminó en los Acuerdos de Oslo de 1993.
Beilin, asociado a la izquierda israelí, destacó la importancia de que la reunión estuviera previamente autorizada por el primer ministro y confió en que sea el inicio de más encuentros, incluso con el propio Benet, que se traduzcan en medidas económicas.
"La línea entre cooperación económica o de seguridad y el comienzo de un proceso diplomático es muy fina. Si no hablas, nada pasará, y si hablas, tal vez algo suceda", señaló el negociador.
"Cualquiera que sea sionista y un demócrata debe intentar encontrar una solución, y la única solución es una frontera entre Israel y los palestinos", agregó, en referencia a la solución de dos Estados rechazada por Benet.
Con la reanudación del proceso de paz en tiempo muerto, el Gobierno israelí sí se ha mostrado favorable a rescatar la maltrecha economía palestina, que perdió un 11,5 % en 2020, para ayudar a sostener a la ANP, que atraviesa una profunda crisis de legitimidad, pero que es la alternativa de gobierno preferida de Israel y la comunidad internacional frente a otras opciones más radicales como el movimiento islamista Hamás, que gobierna de facto Gaza desde 2007.
Israel aprobó en agosto 16.000 permisos adicionales de trabajo para palestinos, lo que elevó a 136.000 el número de los palestinos con permiso de trabajo en territorio israelí y estudia un plan de ayuda financiera para la ANP, que ha sufrido una importante caída de la ayuda internacional, al pasar de los 300 millones de dólares recibidos en 2020 a solo 30,2 millones en lo que va de 2021.
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