De Mohamed Atta al coronel Donahue: dos décadas del día que cambió la Historia para siempre
Esta es la cronología de aquel martes de septiembre de 2001 en el que el atentado contra las Torres Gemelas puso en jaque a Occidente y cuyo eco aún resuena.
11 septiembre, 2021 02:49Noticias relacionadas
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Pocos días merecen realmente la etiqueta de históricos, pero aquel martes 11 de septiembre de 2001 lo fue. Hasta el punto de que la efeméride -y sus siglas 11-S o 9/11, en nomenclatura estadounidense- son rememoradas año tras año en todo el mundo, sumando ya dos décadas desde este jaque a Occidente.
En la Gran Manzana, el cielo, azul y soleado, propio de los finales del verano neoyorkino, se tiñó, en los alrededores del complejo World Trade Center de gris hollín. Dos aviones, secuestrados por terroristas islamistas, impactaron contra las Torres Gemelas, uno de los símbolos del poder económico de la capital cultural de los Estados Unidos.
Una tercera aeronave provocó daños y víctimas en el Pentágono, sede del Departamento de Defensa, ubicado en el condado de Arlington, en el estado de Virginia.
Otro de los aviones intentó derribar el Capitolio, situado en la capital geográfica del país, Washington D.C., núcleo del poder político de EEUU, pero se estrelló antes, en Pensilvania, tras un motín de los pasajeros, rehenes de los terroristas.
Pasados unos minutos de las ocho de la mañana, apenas un cuarto de hora después de su despegue, la primera de las aeronaves, de American Airlines, es secuestrada por terroristas suicidas, dirigidos por el egipcio Mohamed Atta, que alteran el plan de vuelo. Otro avión, de United Airlines, lo será minutos más tarde. Ambos acaban estrellados contra los rascacielos.
El presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, se entera del colapso de las torres durante una visita a una escuela de Educación Primaria.
Aunque se desconoce el número exacto de muertes, se cifran en unas 3.000 las víctimas directas. No obstante, aún quedan decenas de fallecidos por identificar.
Más de 300 bomberos murieron durante las labores de rescate. Asimismo, otros dos centenares de los que acudieron a la denominada Zona Cero han perdido la vida años y meses después, fruto de enfermedades -en su mayoría, respiratorias y mentales-; algo por lo que también se vieron afectados policías y personal de emergencia.
Un estudio publicado hace diez años en la revista científica The Lancet concluyó que los bomberos que trabajaron en las tareas de rescate del World Trade Center tenían un 19% más de posibilidades de sufrir un cáncer, debido a la toxicidad de la nube de humo que provocaron los impactos, en comparación con el resto de sus compañeros.
Después del 11-S de 2001
Las consecuencias del 11-S no solo no fueron pocas -las pérdidas económicas de los atentados se calculan en unos 10 mil millones de euros, además de las vidas humanas-, sino que han sido duraderas en el tiempo.
Un largo eco terrorista se reprodujo en Casablanca (Marruecos), en 2003; en Madrid -con el 11-M de 2004, que dejó más de 190 muertos- y en Londres, con varios ataques sincronizados en 2005. Antes, más de 200 personas fueron asesinadas en Bali, en uno de los ataques más mortíferos de Indonesia. A ellos, se sumaron las 173 víctimas de Bombay (2008), la cascada de ataques en París, en 2015; la masacre de Orlando en 2016 o la explosión de Mánchester, durante un concierto, o el reguero de sangre de Las Ramblas, en Barcelona; ambos en 2017.
La ofensiva fundamentalista desató la respuesta occidental tras el 11-S, por boca del entonces presidente de los Estados Unidos, George Bush, quien declaró una "guerra al Terror" y llamó a sus aliados a unirse a ella.
En uno de sus discursos tras los atentados, Bush aseguró que no distinguiría entre "quienes cometen los actos terroristas y los que los protegen y cobijan". Bajo esta premisa, EEUU intervino en Afganistán, con el fin de derrocar -cosa no tardó en hacer- al régimen de los talibanes, al considerarlos protectores de Osama bin Laden, líder del grupo extremista Al Qaeda, facción responsable de los ataques. El pakistaní Khalid Sheikh Mohammed, detenido en 2003 y aún a la espera de sentencia en la cárcel de Guantánamo, tras la suspensión de su juicio por la pandemia de la Covid-19, es considerado el autor intelectual de los crímenes.
Aun con Bin Laden muerto -el Ejército estadounidense lo mató en 2011-, la denominada Operación Libertad Duradera no fructificó del todo en la llamada tumba de los imperios. Y la libertad no fue tan duradera; no llegó a 20 años. Misión fallida.
El pasado 30 de agosto, las tropas norteamericanas comenzaban a abandonar Kabul. El teniente coronel Chris Donahue, comandante de la 82 División Aerotransportada, fue el último estadounidense en dejar suelo afgano, encarnando un EEUU derrotado por ese terror que se propuso combatir. Otra imagen que merece la etiqueta de histórica.