El Ayuntamiento de Jerusalén ha aprobado de forma preliminar la construcción de un nuevo asentamiento israelí de grandes dimensiones en la parte oriental ocupada de la ciudad, lo que ha suscitado la contundente condena de los palestinos.
Según confirmaron autoridades locales a Efe, el plan prevé construir "un nuevo barrio residencial con miles de viviendas" en un amplia área entre la colonia industrial israelí de Atarot y el aeropuerto abandonado de Qalandia, situado al borde del muro de separación con el territorio palestino ocupado de Cisjordania.
El proyecto urbanístico, que requiere aún varios pasos de validación para su aprobación definitiva, incluiría la construcción de unas 9.000 casas, junto al puesto militar de control de Qalandia, el principal cruce a tierras palestinas desde Jerusalén.
También prevé "800 unidades de vivienda protegidas, espacio para hoteles, edificios públicos, áreas públicas abiertas y zonas de empleo y comerciales", y la preservación de la antigua terminal del aeropuerto de Qalandia, concretó el Ayuntamiento en un comunicado.
El Ministerio de Exteriores de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) ha condenado el plan "de forma enérgica", y llama a la comunidad internacional y a Estados Unidos "a intervenir de forma inmediata y urgente para impedir" su implementación.
Según denunció anoche, el proyecto pretende "completar la separación de Jerusalén de sus alrededores palestinos del norte, como parte integral del proceso de israelización, judaización y anexión" de la zona oriental de la Ciudad Santa.
Las autoridades palestinas -con un autogobierno limitado en áreas reducidas de Cisjordania- reclaman como capital de su futuro Estado la parte Este de Jerusalén, ocupada por Israel desde 1967 y anexionada bajo su jurisdicción desde 1980.
Pese a las reticencias de la actual Administración norteamericana del presidente Joe Biden a la expansión colonial en territorio palestino, el nuevo Gobierno israelí del primer ministro Naftali Benet ha apostado por seguir promoviendo el crecimiento de asentamientos.
A finales de octubre, aprobó la construcción de más de 3.100 viviendas en Cisjordania, la primera medida de esas características desde su toma de poder en junio, lo que desató las críticas de la ONU, EEUU y la Unión Europea (UE).
Las colonias israelíes son consideradas ilegales según la legislación internacional y son vistas como un obstáculo para la solución de los dos Estados al largo conflicto palestino-israelí.
El nuevo plan "podría asestar un duro golpe a las perspectivas de paz y de dos Estados", alegó hoy la ONG Israelí Shalom Ajshav (Paz Ahora), que aseguró que se está poniendo en marcha "sin un debate público y gubernamental".
A su vez, denunció que pese a que el proyecto "está ubicado dentro de la jurisdicción oficial de Jerusalén, en la práctica" se sitúa "en el corazón de un continuo urbano palestino densamente poblado", entre la urbe de Ramala -capital administrativa de facto de la ANP- y varias poblaciones palestinas colindantes.