Rusia estudia “sin optimismo” la respuesta de Estados Unidos a sus demandas de seguridad, en especial sobre su categórica oposición a la ampliación de la OTAN, una reacción de la que dependerá el desenlace de la actual tensión militar con Ucrania.
“No hay muchos motivos para el optimismo”, dijo hoy el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, durante su rueda de prensa diaria.
Más de un mes tardó Occidente en responder por escrito a las propuestas de garantías de seguridad que le presentó Moscú en forma de tratados vinculantes. Ahora, Moscú también se tomará su tiempo, aunque la presión diplomática sobre el Kremlin va en aumento.
Las puertas de la OTAN
Aunque el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, no quiso desvelar el contenido de la respuesta a petición de sus colegas occidentales, dejó claro que “en el documento no hay una reacción positiva sobre el asunto principal”: la política de puertas abiertas de la OTAN.
“El asunto principal es nuestra clara postura sobre la inadmisibilidad de una nueva ampliación de la OTAN hacia el este y el despliegue de armamento ofensivo que pueda amenazar el territorio de la Federación Rusa”, argumentó.
Lavrov aludió para explicar esa respuesta negativa a las declaraciones del secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, sobre que la contestación aliada había sido consensuada “con los ucranianos”, que incluyeron en su Constitución la entrada en el bloque aliado.
Insistió en que cuando se unificó Alemania los líderes occidentales prometieron “verbalmente” que la OTAN no se expandiría “ni un palmo al este del río Óder”, pero que ahora hacen oídos sordos a las reclamaciones rusas.
Y lamentó que la actitud aliada sólo permita pensar “en el inicio de una conversación seria, pero sobre asuntos secundarios”, es decir, control de armas y transparencia en maniobras militares.
Nuevas reclamaciones
A su vez, Lavrov adelantó que Rusia enviará “en breve” nuevas reclamaciones por escrito a “todos los países occidentales”, incluido EEUU, por su incumplimiento de los acuerdos suscritos en el marco de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).
Se trata de las declaraciones de Estambul (1999) y de Astaná (2010) sobre la “seguridad indivisible”, principio que sus firmantes consideraron entonces “sagrado”.
“Primero: se reconoce el derecho de cada Estado a elegir libremente alianzas militares. Segundo: la obligación de cada Estado de no reforzar su seguridad a costa de la seguridad de otros”, destacó.
En otras palabras, añadió: “El derecho a la elección de alianzas está claramente condicionado por la necesidad de valorar los intereses de seguridad de cualquier otro Estado de la OSCE, incluida la Federación Rusa”.
Aseguró que Moscú no puede aceptar una situación en la que los países occidentales ignoran “burdamente” dicho principio e interpretan los acuerdos de la OSCE “como un menú”.
“Si sobre los años 90 nos argumentaron que no había obligaciones por escrito sobre la no ampliación de la OTAN, ahora tenemos esos compromisos por escrito. Ahora pondremos énfasis en la aclaración de esa postura hipócrita de nuestros colegas occidentales”, aseveró.
Sin prisas
Tanto el Kremlin como Lavrov descartaron una reacción “inmediata” por parte del Kremlin, aunque no un nuevo contacto entre los presidentes de Rusia, Vladímir Putin, y de EEUU, Joe Biden. “Todos los documentos los tiene ahora el presidente. Se necesitará tiempo para analizarlos. No nos vamos a dar prisa”, dijo Peskov.
Lavrov precisó que primero habrá “consultas interdepartamentales”, entre las que figurará el Ministerio de Defensa, cuyo resultado será comunicado a Putin. “El presidente decidirá nuestros próximos pasos”, señaló.
En su momento, Putin aseguró que consultará con los militares las medidas a tomar en caso de que Occidente ignore sus demandas.
Sin objeciones de Ucrania
Mientras, Ucrania confirmó haber “visto” la respuesta por escrito de EEUU antes de que fuera entregada a Moscú. “No hay objeciones por parte de Ucrania”, señaló Dmitro Kuleba, ministro de Exteriores ucraniano, en Twitter.
Kuleba recalcó que “es importante que EEUU permanezca en estrecho contacto con Ucrania antes y después de todos los contactos con Rusia”. “No hay decisiones sin Ucrania. Esa es la regla de oro”, agregó.
También reconoció que Kiev se prepara “para cualquier escenario” y que la “prioridad es que Rusia no tenga éxito en su plan de desestabilizar Ucrania”, pero consideró que Rusia se limitará, al menos de momento, a la vía diplomática, ya que en dos semanas en Berlín habrá una nueva reunión del Formato de Normandía (Rusia, Ucrania, Francia y Alemania).
“Hemos dicho repetidamente que nuestro país no va a atacar a nadie. Consideramos inaceptable incluso la idea de una guerra entre nuestros pueblos”, aseguró por su parte el subdirector del Departamento de Información y Prensa del Ministerio de Exteriores ruso, Alexéi Záitsev.
Aunque también admitió que las relaciones entre Rusia y Ucrania “siguen deteriorándose, debido al camino de Kiev hacia una mayor confrontación con Rusia”.
A su juicio, "está claro que las tensiones militares en Europa se reducirían si la OTAN retirase sus fuerzas de los países de Europa del este".
"Es a lo que instamos, es uno de los pilares de nuestras propuestas dirigidas a la OTAN para que haya garantías de seguridad" de que la Alianza no se acerque más a las fronteras rusas y retire todas las tropas y todo el armamento a la posición anterior a 1997.
"Esperamos que los países de la OTAN dejen de incendiar el conflicto en el este de Ucrania y se abstengan de interferir en los asuntos internos de ese país, lo que debería permitir a los negociadores ucranianos resolver sus diferencias en un diálogo directo", sostuvo, entre Kiev y los rebeldes prorrusos apoyados por Moscú, enfrentados desde 2014 en un conflicto en el este del país.