¡Viejo vete ya!: Kazajistán clama contra Nazarbayev un mes después de las sangrientas protestas
A pesar de que Nazarbayeb dejó de ser presidente en 2019, ha seguido moviendo los hilos entre bastidores y la población está harta.
9 febrero, 2022 01:01Noticias relacionadas
- Kazajistán cifra en 225 los muertos tras las violentas protestas en el país y en 4.500 los heridos
- Las tropas rusas se despliegan en Kazajistán bajo la consigna de Tokayev de “tirar a matar”
- El presidente de Kazajistán ordena "disparar a matar sin aviso previo" contra los manifestantes
- Decenas de manifestantes mueren durante una "operación antiterrorista" de la policía de Kazajistán
En 2010, a medida que se acercaba su vigésimo aniversario al frente del Gobierno, Nursultan Nazarbayev, el líder de Kazajistán, ordenó a los científicos de su país que desarrollaran el "elixir de la vida". Era la tercera vez en un año en que el dictador de Asia central ordenaba la búsqueda de un remedio para esquivar la muerte. No tuvieron éxito.
Más de una década después, tras las protestas multitudinarias que inundaron las calles de Kazajistán hace apenas un mes, Nazarbayeb, de 81 años y cada vez más débil, se acerca a su final. Y no sólo por su propia mortalidad, sino porque todo apunta a que asistimos al ocaso de su férreo mandato en Kazajistán, un gigantesco Estado soviético rico en reservas de petróleo y situado entre China y Rusia.
A pesar de que Nazarbayeb dejó de ser presidente en 2019, ha seguido moviendo los hilos entre bastidores. Fue él quien eligió a Kasim-Yomart Tokáyev, un diplomático de carrera, como su sucesor. Y además se arrogó el título de 'Elbasy' o 'Líder de la nación', así como el de presidente del poderoso Consejo de Seguridad.
También es la cabeza visible del partido Nur-Otan, formación en el Gobierno, y ostenta el poder de veto en asuntos domésticos y en política exterior. Además, supone un delito atentar contra su "honor y dignidad". Y por si eso no fuera suficiente, la capital Astana, una ciudad futurista construida más allá de la estepa kazaja, fue rebautizada con el nombre de Nur-Sultan en su honor.
Las manifestaciones que tuvieron lugar a comienzos de enero en Janaozen, una miserbale ciudad petrolífera situada en el oeste de Kazajistán, por el fuerte aumento de los precios de la gasolina se convirtieron en protestas que se extendieron por todo el país en contra de su régimen autoritario. En Almaty, la ciudad más grande de Kazajistán, los manifestantes coreaban "¡Shal, ket!", que traducido significa "¡Viejo, vete ya!".
En Taldykorgan, una ciudad cercana, la estatua de Nazarbayev fue derribada por los manifestantes tras colocar una soga alrededor de su cuello y "colgarla" enfrente del despacho del alcalde. Los manifestantes de Almaty exigían reformas democráticas, incluyendo el final de los poderes de Nazarbayev. El régimen respondió con mano dura y hubo numerosos muertos tras las revueltas. Kazajistán habló de 225 muertos y más de 4.500 heridos.
El país inisiste en llevar a cabo una investigación imparcial y exhaustiva de los violentos disturbios de enero. Así se lo comunicó el ministro de Exteriores kazajo, Mujtar Tileuberdi, al director ejecutivo de Human Rights Watch (HRW), Kenneth Roth, durante una reunión entre ambos en formato de videoconferencia.
"De acuerdo con las instrucciones del presidente kazajo (Kasim-Yomart Tokáyev), los organismos que velan por el cumplimiento de la ley deben garantizar una investigación imparcial de los violentos disturbios (de enero) en conformidad con la legislación local", señaló el diplomático.
Roth, a su vez, saludó la disposición de las autoridades kazajas para llevar a cabo un diálogo y una investigación de los acontecimientos del mes pasado, que dejaron numerosas víctimas, la mayoría de ellas, civiles.
"Saludamos la disposición de las autoridades kazajas al diálogo y la cooperación y su compromiso con los estándares internacionales de derechos humanos", dijo el directivo, citado por Exteriores kazajo.
Tokáyev negó en un primer momento que hubiera que llevar a cabo una investigación internacional de la crisis de enero, tal y como pedían algunas organizaciones de derechos humanos, pero sí aprobó la creación de una comisión encabezada por la conocida activista Aimán Umarova para investigar los hechos.
"Todas las informaciones sobre detenciones ilegales y maltrato de arrestados será objeto de una investigación exhaustiva", prometió enseguida el ministro de Exteriores kazajo.
Mientras, el Comité de Instrucción del país comunicó este lunes que un total de 469 personas se encuentran detenidas actualmente bajo acusaciones de organizar disturbios y ataques terroristas el mes pasado.
A medida que las protestas fueron creciendo, Tokáyev alegó que la ciudad de Almaty estaba asediada por 20.000 "terroristas" y dio la orden de "disparar a matar". Además, pidió ayuda a Rusia y permitió que sus tropas entraran al país para llevar a cab una operación antiterrorista. Más de 200 personas fueron asesinadas, la mayoría de ellas civiles desarmados.
Puede que el régimen haya sobrevivido a las protestas pero la agitación que vive el país marca el final de la época de Nazarbayeb como líder supremo de Kazajistán. Mientras los disparos resonaban por las calles de Almaty, Tokáyev despojó a Nazarbayev de su puesto como jefe del Consejo de Seguridad y se nombró a sí mismo como sustituto. Además, Karim Massimov, el jefe de inteligencia kazajo y uno de los principales aliados de Nazarbayev, también fue despedido y acusado de traición en medio de rumores de luchas internas entre las más altas esferas.
No se supo nada de Nazarbayev hasta casi dos semanas después del final de las protestas, cuando apareció en un breve vídeo. Hablando desde un lugar desconocido, Nazarbayev insistió en que todavía estaba en el país y negó los rumores de una lucha de poder con Tokayev. Describiéndose a sí mismo como "pensionista", dijo que estaba tomando un "descanso merecido" en la capital, a la que evitó referirse como Nur-Sultan. Hubo un antes y un después de las protestas, pero parece que nada ha cambiado en Kazajistán.