La primera reunión de alto nivel entre Rusia y Ucrania ha terminado sin resultados prácticos. Esta mañana, el presidente de Exteriores ucraniano, Dimytro Kuleba, se ha reunido con su homólogo ruso, Sergey Lavrov, con la intención de conseguir un "alto el fuego de 24 horas" que permitiera la evacuación de civiles tras el trágico ataque a Mariúpol. Sin embargo, la reunión ha terminado sin avances.
"Mariúpol es la ciudad donde la situación es más grave. He venido aquí con una misión humanitaria: favorecer la salida de civiles que huyen de esta zona de conflicto y trasladar ayuda humanitaria a Mariúpol. Desafortunadamente, el ministro Lavrov no estaba en posición de comprometerse a ello, pero aseguró que trasladará esta cuestión a Moscú", ha dicho Kuleba en la rueda de prensa posterior al encuentro. "Tampoco hemos conseguido un alto el fuego".
Por su parte, el ministro de Exteriores ruso acusa a Ucrania de entorpecer la ayuda. "Hemos explicado el problema humanitario que sufren las ciudades en el este de Ucrania y ellos están utilizando a la gente como rehenes y no nos dejan ayudarles. Nosotros estamos alertando para esto constantemente. Todos los días intentamos abrir corredores humanitarios, pero no nos dejan evacuar a la gente", ha dicho.
Preguntado sobre el salvaje ataque a un hospital materno-infantil este miércoles, donde se han producido algunas de las imágenes más espeluznantes del conflicto, con embarazadas heridas, teniendo que ser trasladadas entre los escombros, Sergey Lavrov ha negado que dentro de la instalación hubiese médicos o pacientes.
"No es la primera vez que escuchamos estos gritos sobre las supuestas atrocidades que los rusos han cometido. La maternidad estaba siendo utilizada por radicales ucranianos, fueron retirados todos los trabajadores y los pacientes de esta maternidad. Esto lo presentamos tres días antes, todo lo demás es manipulación de los medios occidentales", acusó. "En la reunión de la ONU del 7 o el 8 de marzo ya dijimos que esa maternidad estaba secuestrada por el batallón Azov y otros radicales que habían echado a todas las mujeres embarazadas y a los enfermeros y se había convertido en una base de los ultras de Azov", dijo.
Lavrov insistió en que Rusia tiene una misión en Ucrania que es la de conseguir un país "desmilitarizado", "amigo" y que "no represente ninguna amenaza para Moscú ni para la lengua y la cultura rusa en Ucrania" acusando a Occidente de ignorar la opresión sufrida por los "rusoparlantes en Ucrania".
Kuleba, por su parte, señala que las demandas de Rusia significan "la rendición de Ucrania" y que tal no es aceptable. "La narrativa amplia que me ha transmitido es que seguirán con su agresión hasta que Ucrania cumpla sus demandas. Y esa demanda es la rendición, y eso no es aceptable. Ellos buscan la rendición de Ucrania. Ucrania es fuerte, está luchando", dijo el ministro.
El ministro de Exteriores ruso insiste en las peticiones: "Hemos trasladado de nuevo lo que queremos conseguir y nos han dicho que lo van a pensar para darnos la respuesta en Bielorrusia. Tenemos que resolver esto para resolver la crisis ucraniana, respetando nuestras peticiones".
Las peticiones de Rusia son públicas desde hace varios días e incluyen el reconocimiento de las repúblicas separatistas del Donbás (Donetsk y Lugansk), de la anexión de Crimea por parte de Rusia, la creación de una nueva constitución que establezca el estatus neutral de Ucrania y la desmilitarización del país.
Preguntado sobre si habían tratado el tema de la neutralidad de Ucrania, Kuleba ha dicho que se trató "de forma muy breve sin profundizar" y que eso sería hablado "en las conferencias de Bielorrusia" próximamente. "Yo creo que los ministros de Exteriores están habilitados para hablar de todo pero parece que el señor Lavrov no tiene esa intención", ironizó.
Todavía no hay una fecha establecida para un nuevo encuentro. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha insistido por diversas veces en que quiere sentarse con su homólogo ruso, Vladímir Putin, pero no ha obtenido respuesta hasta el momento. Lavrov garantiza que Putin "no se niega a reunirse", si esta reunión aporta un "valor añadido" y sirve para llegar a una solución y para "fijar acuerdos concretos".
Aviso a Occidente
Lavrov ha querido lanzar un aviso a Occidente, diciendo que el envío de armas letales a Ucrania es un comportamiento peligroso: "Aquellos que envían armas a Ucrania y a los mercenarios deben entender el peligro de lo que están haciendo. Vemos el peligro con el que actúan otros países, incluyendo a la UE, que, incumpliendo todos sus principios, se dedican a exportar armas letales a Ucrania, incluyendo miles de armas que pueden colocarse sobre el hombro y derribar aviones".
El ruso ha negado también que exista la intención de invadir otros países cercanos o de empezar una guerra nuclear: "No planeamos atacar a otros países y tampoco estamos atacando Ucrania. Lo hemos explicado muchas veces: habíamos advertido de que estábamos en una situación que constituía un peligro para la seguridad de Rusia. Llevábamos años denunciándolo, pero nadie nos hacía caso, dijo". "No quiero creer, y no creo, que pueda comenzar una guerra nuclear", zanjó.
Bloqueo a la evacuación de Mariúpol
Los ataques a Mariúpol han seguido durante la mañana y los civiles no han podido huir de la ciudad. "Mala mañana en Mariúpol otra vez. Ataque aéreo en una ciudad pacífica de nuevo. Hoy a las 8:00 en el área de la avenida Budivelnikov, 110 fuerzas de ocupación rusas dispararon contra los residentes de Mariúpol desde aviones", ha informado el Ayuntamiento de la ciudad en su cuenta de Telegram.
La vice primera ministra ucraniana, Iryna Vereshchuk, ha destacado también que los combates han obligado a detener un convoy humanitario que intentaba llegar a la ciudad. "El convoy se vio obligado a dar la vuelta debido a los combates", ha dicho Vereshchuk.