Mariúpol es una ciudad portuaria de 500.000 habitantes situada al sur de Ucrania, en el óblast de Donetsk. Hacia ella avanzan las tropas rusas, pero todavía no han conseguido tomarla. Lo que sí han hecho los rusos ha sido bombardearla una y otra vez. El último bombardeo se produjo el miércoles, después de 14 días de guerra. Y las bombas cayeron sobre un hospital materno-infantil. El ayuntamiento de Mariúpol ha señalado que "la destrucción es colosal".
Horas después de abrir las portadas de toda la prensa nacional e internacional lo que sabemos con toda seguridad es que murieron al menos tres personas, entre ellas una niña, y más de una decena resultaron heridos.
Según informó en su cuenta de Twitter el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, varias personas y niños están bajo los escombros. "Una verdadera atrocidad" según sus palabras, ya que el presidente ucraniano acusa al Kremlin de haberse saltado el alto el fuego para permitir la evacuación de civiles a través de corredores humanitarios.
"Ataque directo de las tropas rusas al hospital de maternidad. Hay personas, niños bajo los escombros. ¡Qué atrocidad! ¿Durante cuánto tiempo seguirá el mundo actuando como cómplice de este terror mirando hacia otro lado? Cierren el espacio aéreo ya", escribió Zelenski en su cuenta oficial de la citada red social. "Detengan los asesinatos. Tienen el poder para hacerlo, pero parece que están perdiendo la humanidad", añadía el presidente ucraniano en su mensaje.
Estados Unidos no tardó en condenar el "bárbaro" bombardeo del hospital infantil, en el que según fuentes oficiales el ataque aéreo ruso enterró a los pacientes entre los escombros a pesar del alto el fuego de 12 horas que ambas partes se habían concedido para poder evacuar a la población.
El lanzamiento de las bombas ha derruido el hospital y ha herido a las mujeres que estaban trabajando en el centro y a los niños que eran atendidos. Se trata del último de los más horrendos incidentes registrados 14 días después de que Rusia comenzara la invasión de Ucrania, el mayor asalto contra un Estado europeo desde 1945.
El alcalde de Mariúpol, Vadym Boychenko, ha cifrado esta noche en 1.207 los civiles fallecidos en su ciudad durante los nueve días que llevan sufriendo el asedio de las tropas rusas. Al pedir ayuda y mantener un corredor humanitario en la ciudad, Boychenko afirmó que además de no disponer de calefacción, agua ni electricidad; los ciudadanos están agotando alimentos y medicinas.
El bombardeo se produjo a pesar de que Rusia se comprometió a respetar el alto el fuego para que algunos civiles atrapados en mitad del conflicto pudieran huir de la ciudad.
Al ser preguntado por el ataque por la agencia Reuters el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, afirmó: "Las fuerzas rusas no abren fuego contra objetivos civiles". Conviene recordar que Rusia denomina a la invasión de Ucrania 'operación especial' y que la lleva a cabo para desarmar a su vecino y despojar del poder a sus líderes, a los que denomina "neonazis".
La oficina de Derechos Humanos de la ONU ha indicado que su misión de supervisión está verificando el número de víctimas que ha habido en el bombardeo al hospital materno infantil de Mariúpol.
"El incidente se añade a nuestras profundas preocupaciones por el uso indiscriminado de armas en áreas pobladas y de civiles atrapados en medio de las agresiones que se están produciendo en numerosas zonas", ha señalado su portavoz, Liz Throssell.
Por su parte, el jefe de la administración militar regional, Pavlo Kyrylenko, publicó un vídeo en Facebook en el que mostraba la magnitud de los daños causados por las bombas.
"En el centro de la ciudad, un hospital, sección maternal y cuidados, todo esto ha quedado destruido en un ataque aéreo ruso en Mariúpol. Ahora mismo. El piloto ruso, que probablemente no dudará en llamarse a sí mismo 'hombre', ha vuelto a apretar el botón, sabiendo exactamente dónde iba a lanzar sus explosivos", rezaba su mensaje.
Y acusó a las fuerzas rusas de haber "traspasado el límite de las relaciones entre Estados y pueblos", de haber "cruzado el límite de la humanidad". "¡Deja de llamarte humano!". "Dejen de llamarse seres humanos", clamaba Kyrylenko.
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