Son ya tres millones los refugiados ucranianos que, a lo largo de 20 días han tenido que huir de su país, según la Organización Internacional para las Migraciones. De estos, un 90% son mujeres y niños y, según Unicef, los menores podrían llegar a los 1,4 millones de refugiados. Algunos de ellos han tenido que dejar todo atrás y llegan a la frontera completamente solos.
"Acabamos de recibir las últimas cifras y podemos confirmar que se ha superado la marca de los tres millones de refugiados", dijo a la prensa el portavoz de la OIM en Ginebra, Paul Dillon. El portavoz de Unicef, James Elder, ha advertido de que se teme que organizaciones criminales de tráfico de personas aprovechen esta situación y la vulnerabilidad de los niños para secuestrar a los menores.
La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) está basando sus planes de ayuda en 4 millones de refugiados, pero ya ha señalado que la cifra probablemente aumentará. Después del ataque ruso del domingo a la base militar de Yavoriv cerca de Lviv, algunas personas del oeste de Ucrania ahora se han unido al flujo de refugiados a través de la frontera.
"Todos consideraban que el oeste de Ucrania era bastante seguro, hasta que comenzaron a atacar Lviv", dijo Zhanna, de 40 años, una madre de Kharkiv, que se dirigía a Polonia para reunirse con su madrina que se fue de Ucrania unos días antes. "Salimos de Kharkiv hacia Kirovohrad. Queríamos quedarnos allí. No queríamos ir al extranjero. Luego comenzaron a atacar a Kirovohrad, comenzaron a atacar a Lviv y es complicado evitar las bombas con un niño pequeño", ha explicado.
En Rumania, mujeres y niños ucranianos, algunos con osos de peluche en brazos, continuaron cruzando el cruce fronterizo de Siret, donde las temperaturas descendieron a -2 grados durante la noche. Tirando de maletas y cargando mochilas, fueron recibidos por bomberos y voluntarios rumanos, quienes llevaron sus pertenencias a los autobuses que las transportaban.
Más al sur, en Isaccea, un concurrido cruce fronterizo en el Danubio, Tanya, de Mykolaiv, en el sur de Ucrania, contó cómo huía para salvar la vida de su hijo. "En el camino aquí lloré porque amo a mi país. Quiero vivir en Ucrania pero no puedo. Porque ahora están destruyendo todo", dijo mientras luchaba por contener las lágrimas.
"Queremos ir a casa"
En Moldavia, uno de los países más pobres de Europa, algunos refugiados regresaban a Ucrania, ya sea para buscar más pertenencias o con la esperanza de regresar para siempre. Liudmila regresaba a Ucrania para buscar materiales escolares para sus hijos en Chisinau, la capital de Moldavia. "El lunes comenzaron las clases online y por eso debería llevarles algunas cosas: libros, bolis para escribir", dijo.
ACNUR explica que quienes huyeron al principio del conflicto en su mayoría tenían recursos y contactos fuera de Ucrania, pero ahora muchos de los refugiados se habían ido a toda prisa y eran más vulnerables. "Vemos muchas personas mayores y muchas personas con discapacidad, realmente personas que esperaban y esperaban hasta el último momento que la situación cambiaría", dijo Tatiana Chabac, trabajadora humanitaria de ACNUR. "Queremos volver a casa", dice otra mujer, que regresaba a Odessa con su hijo pequeño.