Los días pasan y el temor a la muerte crece para los 3.000 ucranianos que se refugian en los entresijos de la fábrica de acero de Azovstal (Mariúpol), el último bastión de la resistencia ucraniana en la ciudad portuaria bajo asedio desde el inicio de la invasión rusa, hace casi dos meses.
Según las autoridades de Mariúpol, entre 300 y 1.000 civiles, incluidos niños y mujeres, siguen atrapados en la planta metalúrgica, un terreno de unos 11 kilómetros cuadrados a orillas del mar de Azov. Además, el Kremlin cifró en 2.000 los soldados ucranianos que siguen defendiendo la acería.
Durante la tarde del jueves, Vladimir Putin aseguró que sus tropas tenían el control de Mariúpol y ordenó a sus tropas cancelar el asalto a la fábrica de Azovstal. El presidente ruso calificó el intento de hacerse con la acería de poco práctico y optó por un cambio de estrategia: el bloqueo.
Putin pidió a sus soldados no dejar pasar "ni a una mosca". "No hay necesidad de entrar en estas catacumbas y arrastrarse bajo tierra por esas instalaciones industriales", sostuvo el mandatario ruso, que emplea así una táctica quizás menos agresiva, pero igual de mortal. Los 3.000 ucranianos en la planta no tienen acceso a comida, agua o medicamentos de primera necesidad. Están atrapados en una ratonera sin salida, salvo que se rindan y entreguen el terreno de la fábrica a los rusos.
Antes de la invasión rusa de Ucrania, la fábrica de acero de Azovstal tenía un papel clave en la economía de la ciudad portuaria y de todo el país. Era ni más ni menos que una de las fábricas metalúrgicas más grandes de Europa. Fue construida en la era soviética y la reconstruyeron después de que la ocupación nazi de Mariúpol, entre 1941 y 1943, dejara la fábrica en ruinas.
La inteligencia británica cree que la decisión de Putin de bloquear la planta de acero indica que el Kremlin busca ahorrar recursos humanos y militares para reposicionarlos en otros lugares del Donbás. El ataque terrestre a gran escala de Rusia contra la planta probablemente provocaría pérdidas significativas entre sus filas, lo que reduciría aún más su eficacia de combate general.
Los 3.000 de Azovstal no son los únicos ucranianos en Mariúpol. El alcalde de la ciudad, Vadym Boichenko, pidió este viernes la "evacuación completa" de los civiles que siguen atrapados en la ciudad destrozada. 100.000 personas siguen en Mariúpol, según el Ayuntamiento de la localidad.
En un comunicado, el Ministerio de Defensa ruso aseguró que Rusia está "preparada" para anunciar "en cualquier momento" una "pausa humanitaria" para la evacuación de civiles, pero solo cuando "se alcen banderas blancas".
"Si estas señales (bandera blancas) se ven en cualquier parte de la planta metalúrgica de Azovstal, las Fuerzas Armadas rusas pararán inmediatamente las hostilidades y proveerán una salida segura". El comunicado añade que los soldados ucranianos que se rindan tienen "garantizada" la vida.
Fosas comunes
El alcalde de Mariúpol también denunció este viernes el descubrimiento de una gran fosa común en Mangush, en las afueras de la ciudad, en la que podrían estar enterradas entre 3.000 y 9.000 personas.
Como prueba de ello se han publicado imágenes satélite tomadas por la empresa Maxar Technologies entre el 19 de marzo y el 3 de abril. Las imágenes fueron publicadas este jueves. Las autoridades ucranianas han comparado la fosa común identificada este jueves con las de Bucha, Kiev.
"El mayor crimen de guerra del siglo XXI se ha cometido en Mariúpol. Este es el nuevo Babyn Yar. Hitler luego mató a judíos, gitanos romaníes y eslavos. Y ahora Putin está destruyendo a los ucranianos. Ya ha matado a decenas de miles de civiles en Mariúpol. Y esto reclama una fuerte reacción de todo el mundo civilizado. Algo tiene que detener el genocidio ", exigió el alcalde.
El Ayuntamiento de Mariúpol cifra en unos 20.000 los civiles muertos en la ciudad desde el inicio de la invasión rusa, el pasado 24 de febrero.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, visitará Moscú el próximo martes 26 de abril para reunirse con Putin en el Kremlin, anuncio la organización.