Un electricista 'traiciona' a la resistencia de Azovstal: así ha entrado Rusia en los túneles del último bastión
Las tropas rusas habrían conseguido romper el cerco defensivo tras 72 horas de bombardeos continuos y gracias a la colaboración de un extrabajador de la acería.
6 mayo, 2022 03:11Noticias relacionadas
Que Rusia iba a encontrar colaboradores en Ucrania es algo que se sabía. De hecho, ya estaban allí, y de forma muy activa, desde antes de 2014. Especialmente en Donetsk y Lugansk, las dos áreas que integran el conocido Donbás (abreviatura en castellano de la cuenca del río Donetsk). Obviamente también los habría en Mariúpol, donde el 89,39% de los 410.120 habitantes de la población en 2021 son rusófonos y que votaron mayoritariamente a favor de la separación del Donbás de Ucrania en el referéndum de mayo de 2014.
Hace ocho años, la intervención del Batallón Azov, formado inicialmente con tropas procedentes de organizaciones y partidos de ultraderecha como Pravy Sector, Svoboda y otros organismos, evitó que Mariúpol cayera en manos rusas. Exactamente igual que en 2022 con la resistencia numantina que los mismos soldados de entonces han planteado ahora en la siderúrgica de Azovstal, aunque esta vez todo apunta a que el resultado será muy distinto.
Desde Moscú se informa de que las tropas rusas cumplen a rajatabla la orden de no asaltar la acería. Es más, el propio Vladímir Putin aseguró en una conversación telefónica con el primer ministro israelí Naftali Bennett que "el ejército ruso sigue listo para garantizar la salida segura de los civiles". Sin embargo, las imágenes que llegan desde Azovstal dicen todo lo contrario.
Desde el pasado martes, Rusia ha comenzado una brutal ofensiva para doblegar a los pocos combatientes que se refugian en los túneles de Azovstal y mantienen, al mismo tiempo, una resistencia activa a las fuerzas de ocupación desde los más de 6.500 metros cuadrados que ocupa la acería casi en el centro de la ciudad.
"Azovstal se ha convertido en un infierno", dijo este jueves Petro Andriushchenko, asesor del alcalde de la ciudad, mientras que el teniente coronel del ejército ucraniano Denys Prokopenko informó en un vídeo también publicado este jueves de que los rusos habían conseguido romper el cerco defensivo 48 horas antes: "Han pasado dos días desde que el enemigo irrumpió en el terreno de la planta. Se están librando batallas duras y sangrientas".
La 'traición'
¿Cómo puede haber avanzado tan rápido el ejército ruso después de tantas semanas de infructuoso asedio a las mismas instalaciones? La respuesta la dio Anton Gerashchenko, asesor del Ministerio del Interior ucraniano.
Las fuerzas rusas, auxiliadas por los continuos e incesantes bombardeos de su artillería, habrían recibido la ayuda de un extrabajador de la propia planta de Azovstal muy familiarizado con el diseño de la red de túneles de la misma. Se trataría, más concretamente, de un electricista que habría guiado a las tropas invasoras a través de la maraña subterránea para poder acceder al interior de la planta siderúrgica, probablemente ala espalda ya de la línea defensiva del Batallón Azov.
Gerashchenko, sin embargo, no comentó si se trataba de un colaboracionista, de un ucraniano prorruso o, quizás, de alguien obligado a ello.
"Ya van tres días de asalto activo en el recinto de la planta Azovstal", indicó el subcomandante del Regimiento Azov, Svyatoslav Palamar, que agregó que hay combates y "no hay régimen de silencio", es decir, no hay un alto el fuego.
En declaraciones a la cadena digital Hromadske recogidas por la agencia Unian, Palamar agregó que no se están evacuando civiles de la planta. Asimismo negó las acusaciones del portavoz de Putin, según las cuales los combatientes ucranianos presuntamente retienen a civiles como rehenes y exigen canjearlos por alimentos y medicinas.
No está claro cuántos soldados quedan todavía dentro del complejo. El gobierno ucraniano estima que aún hay unos 200 civiles en el interior, incluidos unos 30 niños.
Día de la Victoria
Gerashchenko relacionó la virulencia de la ofensiva con el deseo ruso de declarar la “victoria” en Mariúpol antes del festivo del lunes 9 de mayo, que conmemora el triunfo de la Unión Soviética sobre la Alemania nazi. Es más, según él, ese es el motivo por el que el Kremlin envió recientemente a Vladímir Solovyov, un presentador de televisión nacional bajo sanciones de Occidente por su papel en impulsar la propaganda rusa, a Mariúpol.
En una señal de la importancia de la ciudad para Moscú, los analistas militares occidentales estiman que Rusia ha comprometido de 12 a 14 batallones de alrededor de 1,000 soldados cada uno en la lucha por Mariúpol, aproximadamente el 10 por ciento de todas sus fuerzas de combate en Ucrania.