Rusia ha invadido Ucrania con más entusiasmo que posibilidades. El resultado salta a la vista. La guerra se ha estancado. Los puertos del mar Negro están bloqueados. Los precios del petróleo y el gas son inasumibles. La falta de trigo matará a cientos de miles.



Alemania se rearma a toda velocidad. Polonia pide ojivas nucleares. Finlandia y Suecia pelean su entrada en la OTAN, y Turquía no lo ve claro: primero pretende algunas concesiones económicas y militares, y luego algunas cabezas kurdas protegidas por Estocolmo. China toma nota, cada vez más decidida a intentarlo en Taiwán, y Estados Unidos se prepara para la acumulación de frentes abiertos, con Japón y Australia a la espera.



El mundo está cambiando a toda prisa y Paul Poast, profesor de la Universidad de Chicago e investigador de la Chicago Council on Global Affairs, uno de los analistas de seguridad más inteligentes, lúcidos y reclamados de Estados Unidos, le sigue la pista de cerca.

¿Qué preguntas le hacen sus alumnos con más frecuencia?

Hay dos que se repiten. La primera: ¿cuál es el origen de esta guerra? Ten en cuenta que soy profesor en la Universidad de Chicago y compañero de John Mearsheimer. Sus opiniones han tenido repercusión en todo el mundo.

Incluso en España.

Me preguntan qué pienso de sus teorías. La otra cuestión que me plantean es qué va a suceder en adelante, cómo terminará, cuándo.

¿Siempre le hacen preguntas sin respuesta?

¡Ja, ja! Puedo decir algunas cosas.

¿Qué les dice? ¿Comparte la opinión de Mearsheimer sobre la responsabilidad de Occidente?

Mi colega ha insistido mucho en esa idea. Sostiene en un artículo que la culpa es de Occidente, efectivamente. Que este es el resultado de las presiones y de la expansión de la OTAN en Europa del Este y, potencialmente, en Ucrania. Digamos que Mearsheimer afirma que estamos, en gran medida, ante una acción defensiva de Rusia contra el impulso ofensivo de la OTAN. No comparto este argumento de Mearsheimer. Pero sí coincido con otro que ofreció hace veinte años para la misma cuestión.

¿Cuál?

Mearsheimer dedicó un trabajo en los noventa a por qué Ucrania nunca debió entregar su arsenal nuclear, resultado de la labor diplomática entre Estados Unidos y la Unión Soviética para que algunas repúblicas con armas nucleares, como Ucrania o Kazajistán, renunciaran a ellas. Mearsheimer escribió que no debía hacerlo porque las necesitaría en el futuro. Su argumento entra en la teoría que lo hizo famoso: el realismo ofensivo.

¿En qué consiste?

Es la idea de que todas las potencias persiguen el dominio de sus regiones. No sólo influir en ellas, insisto: dominarlas y, si es necesario, conquistarlas. Parece que esto se ajusta mejor a lo que está ocurriendo en Ucrania. Como lo demuestra, por otra parte, el punto de vista compartido por Putin y otros miembros de la elite diplomática de Rusia de que el colapso de la Unión Soviética fue la mayor tragedia del siglo XX.

Dejaron pistas sobre sus intenciones.

La combinación de estas dos ideas proporciona la explicación que necesitas. Es más: ¿por qué se expandió la OTAN por Europa del Este? ¿Se debió estrictamente al ánimo de Estados Unidos de ganar influencia en la región? ¿Acaso no fueron los países de Europa del Este los que reclamaron su entrada en la OTAN? Eso es lo que hicieron las repúblicas bálticas [Estonia, Letonia y Lituania] tan pronto como se independizaron. De hecho, en aquel momento Estados Unidos y otros aliados estaban mucho menos seguros de la conveniencia de hacerlo que ellas.

Rusia podía considerarlo una afrenta.

Abría la puerta a esa posibilidad. De modo que esta no es una historia de Estados Unidos tratando de ganar influencia en Europa del Este, sino de Rusia tratando de dominar su región. Y los países que temieron ser atacados, dominados, solicitaron su entrada en la OTAN antes de que fuera demasiado tarde. Los bálticos lo consiguieron. Ucrania, no, y ahora sufre el ataque de Rusia.

Recupero la segunda pregunta: ¿cómo acabará?

Llevo pensando en esto desde que comenzó la guerra. ¿Hacia dónde se encamina? ¿Cuáles son las intenciones de Rusia? Parece que Putin se marcó varios objetivos en función de cómo de bien resultaran sus operaciones militares. A estas alturas es evidente que la idea inicial era provocar un cambio de régimen.

Descabezar el gobierno de Zelenski.

Sí, derrocar el régimen e instalar un gobierno títere, potencialmente anexionar el país. Creían que podían lograrlo con cierta rapidez. De haberles salido bien la jugada, de haber cumplido el primer objetivo, es muy probable que se hubieran visto capaces de ir más allá. Si la toma de Ucrania hubiera sido tan sencilla, ¿por qué no ir a por Moldavia? Y, de haber triunfado, ¿por qué no ir a por los bálticos? Sí, claro, son de la OTAN. Pero estando en racha…

Se dieron de bruces.

Se han atascado y en esas estamos. La pregunta ahora es cuándo y cómo terminará la guerra. Rusia se ha visto forzada a retroceder para procurar el control de las provincias orientales [Luhansk y Donetsk]. Pero parece que han conseguido el bloqueo de Ucrania cerrando todos sus puertos y parece que son capaces de sostenerlo. Es un punto importante. Mucha gente espera que los ucranianos sean capaces de expulsar a los rusos de su país. No lo veo probable. Esta guerra terminará, seguramente, de la misma manera que la mayoría.

¿Cómo?

Con algún tipo de acuerdo, aunque no termino de ver cuál. Veo extremadamente difícil que puedan ponerse de acuerdo en algo. Cualquier cosa que Rusia encuentre aceptable será completamente inaceptable para Ucrania. A Rusia le podría valer con el control de Crimea y las provincias orientales del Donbás, y con la firma de un tratado por el que Ucrania renunciara a la entrada en la OTAN. No hay manera de que Ucrania firme eso. No veo a Zelenski, ni a nadie en su gobierno, cediendo territorios cuando están incluso hablando de recuperar Crimea. Y eso que estamos hablando de una reducción considerable de los objetivos iniciales de Rusia.

No sabemos ni cuánto durará la guerra, ni hasta dónde llegarán los apoyos a Ucrania.

Esa es la gran pregunta. Si la guerra no termina pronto, ¿cuánto puede aguantar el apoyo? Me pregunto, por ejemplo, si no flaquearán los países en sus sanciones a Rusia. Porque están basadas en la idea de la lesión mutua. Es decir, estás dispuesto a sufrir un daño a cambio de un objetivo político. Muchos países se sumaron a las sanciones, ¡hasta Suiza! Puedes mantenerlas durante dos semanas o durante dos meses. Eso es cierto. Pero ¿qué hay de ocho meses? ¿Y de un año? Ahí las cosas empiezan a ponerse feas. Especialmente cuando en ciertos países tienes gobiernos que tienen que afrontar unas elecciones.

Y que tienen que lidiar con los problemas económicos de sus gobernados.

La inflación está disparada con el impulso de los precios del petróleo, hay problemas con la cadena de suministros… La gente sabe que es una de las consecuencias de esta guerra. Habrá gobiernos que no estén dispuestos a pagar el precio de las sanciones. Y, si la guerra continúa, si las sanciones se mantienen, los mercados se reajustarán. Está claro que, a corto plazo, Rusia puede ver interrupciones en sus ventas de petróleo y gas.

Pero a la larga…

Si no lo compran los europeos, otros lo comprarán. Si los europeos deciden comprarlo en Oriente Medio, por ejemplo, significará que los que importan su petróleo y gas en gran medida de allí tendrán que buscar más mercados. Le pasará a India y China, lo que permitirá a Rusia mantenerse económicamente a flote. Así que, A, será difícil que Occidente aguante las sanciones. Y, B, habrá ajustes en el mercado energético que harán posible que Rusia continúe la guerra en Ucrania.

"Incluso si termina la guerra en un año, ¿cuál es la garantía de que Rusia no volverá a intentarlo?"

A esto cabe sumar que, hace un mes, todos los periódicos abríamos con Ucrania. Ya no.

¡Toda la razón! Yo mismo estoy notando esta caída del interés. Es cierto que sigo recibiendo solicitudes de entrevistas. Pero hace un mes eran cuatro o cinco al día, y ahora son tres o cuatro a la semana. De vez en cuando hay eventos que recuperan la atención, como las solicitudes de ingreso en la OTAN de Suecia y Finlandia. Está bien unir los dos puntos. Si no hay atención mediática, no hay atención pública. Pero de lo que la gente sí será muy consciente es del altísimo coste de la vida. Dirán: ¿por qué tengo que pagar tanto por la gasolina?, ¿por qué no puedo comprar cereales? Y los políticos tendrán que responder. Especialmente, los que están en campaña.

En su país, por ejemplo.

Tenemos las elecciones de medio término en otoño, sí. Existirá la doble presión de las dificultades económicas y de una menguante atención mediática sobre la guerra. ¿Existirán presiones para que se aligeren algunas sanciones?

La pérdida de interés en Ucrania tiene otra derivada: ¿cuántos respaldarán su entrada en la Unión Europea con el paso de los meses?

Claro. Al principio se abrazó la idea por el impacto que causó la guerra, pero parece que ese proceso ha perdido velocidad. Se extiende la impresión de que no hay razón para apresurarse. Primero, porque no alteraría materialmente nada en estos momentos. Ucrania ya está recibiendo ayuda militar masiva a través de la OTAN y de la Unión Europea. Segundo, que sea parte de la Unión implica que se asuma la obligación de su defensa. No es cualquier cosa. Incluso si termina la guerra en un año, ¿cuál es la garantía de que Rusia no volverá a intentarlo? Es otro de los riesgos aparejados, por cierto, que acarrearía cederles algunos territorios como el Donbás o Crimea.

Tampoco parece que esté en el interés de Francia, España o Italia dar más poder a los países del Este en Bruselas.

Me parece un punto clave. Llevo tiempo observando esta fisura Este-Oeste en la Unión Europea, fundamentalmente porque no comparten los mismos intereses. Parece que esta guerra, en un comienzo, trajo un fuerte consenso. Pero empiezan a surgir algunas dudas. Por ejemplo, ¿asumirá Alemania un nivel tan alto de gasto en Defensa o lo aligerará un poco? Y ya hay algunas críticas a Macron. Como si no estuviera tan comprometido con Ucrania.

En un vídeo promocional, abogaba por una reunión entre Putin y Zelenski.

En cierto modo, Macron ha jugado una posición similar a la de Erdogan en Turquía, aunque no tan extrema. Ha tratado de mantener una buena relación con ambos bandos. Polonia, en cambio, no busca nada parecido a una buena relación con Rusia. La ve como una amenaza. Es el motivo por el que entró en la OTAN y por el que quiere contar con un despliegue de tropas en su territorio. Hay mucha división en la Unión Europea, y eso no juega a favor de las aspiraciones de Ucrania.

Como analista y como estadounidense, ¿cómo encajó la solicitud de acceso de Suecia y Finlandia a la OTAN?

Más allá de lo simbólico que resulta, que lo es, no me queda del todo claro qué están consiguiendo Suecia y Finlandia con esto. Sirve para mostrar la ironía del gol en propia meta de Putin. Para enfatizar que empezó la guerra para socavar a la OTAN y terminó por unir a Suecia y Finlandia a ella. Pero no está claro si permitirán, por ejemplo, que haya tropas de la Alianza en suelo finlandés.

Eso le pregunté a su embajadora en España.

¿Qué dijo?

Que no.

Vaya. No parece que se estén tomando demasiado en serio esta conversación en las capitales de la OTAN. Parece el claro ejemplo de un proceso tan acelerado que no dedican un segundo a detenerse y tomar perspectiva. Falta un poco de pausa. ¿Cómo vamos a defenderlos en caso de agresión? Recuerda el entusiasmo que hubo en 2004 para que los estados bálticos entraran en la alianza. Se abrió precisamente ese debate y se decidió que se resolvería más adelante. Pero en 2004 las perspectivas de una invasión rusa eran remotas. La posibilidad de un ataque de Rusia no era tan evidente.

Digamos que antes había tiempo y ahora, no.

La OTAN ha decidido tener una presencia mayor en Polonia y en el Báltico para alimentar la disuasión. Creo que debería hacer lo mismo en Finlandia. Pero esto me plantea varias dudas. Uno: ¿estará dispuesta Finlandia a permitir el despliegue de tropas de la Alianza en su país? Dos: ¿querrán los países de la OTAN que las haya? Tres: ¿tendrá suficientes tropas allí? Porque estamos hablando de una larga frontera entre Finlandia y Rusia.

Casi 1.500 kilómetros compartidos.

Eso es. ¿Va a tener suficientes tropas la OTAN para evitar que Rusia se apodere rápidamente de tierras en Finlandia? No sé hasta qué punto se está debatiendo sobre esto. No sé si, en algunas de las capitales, están teniendo conversaciones serias al respecto.

Pero ni Finlandia ni Suecia están todavía en la OTAN. Erdogan pone condiciones y no renuncia a esa relación ambivalente con Rusia.

No podemos hacernos los sorprendidos con Erdogan, ¿verdad? No es de extrañar que fuera a decir: “Esperad, no vayáis tan rápido. Un segundo…”.

¡No si vives en este mundo!

Tenía que ser Turquía por una razón doble. Siempre ha tenido una relación complicada con la OTAN y, al mismo tiempo, con Rusia. Trata de encontrar un equilibrio. No puede ir totalmente en contra de la OTAN, pero tampoco puede ir totalmente en contra de Rusia. Quiere estar en el medio. Por eso Erdogan ha propuesto Ankara para organizar las conversaciones de alto el fuego. A fin de cuentas, Turquía era uno de los pocos países que podía presumir de buenas relaciones con Ucrania y con Rusia.

"Hay que estar pendiente de las conclusiones que saque China de lo que sucede en Ucrania"

¿Qué mueve a Erdogan? ¿Por qué se resiste, realmente, a aceptar a Suecia y Finlandia?

Erdogan tiene un par de motivaciones. Me parece que esto es algo completamente transaccional. Esperan obtener algunas concesiones, como la extradición de ciertos miembros del PKK [Partido de los Trabajadores del Kurdistán, considerado organización terrorista en Turquía y Estados Unidos] que residen en Suecia. Pero creo que hay algo más. De alguna manera, Erdogan está trasladando un mensaje a Putin. Que no están totalmente de acuerdo con la coalición occidental. Que están dispuestos a retrasar el espectáculo. Que siguen empatizando con sus preocupaciones.

¿Y qué me dice del silencio de China?

Es difícil de calibrar. Hemos hablado de Turquía y de Francia. Parece que China también busca cierta neutralidad. Y está en una posición que les facilita no comprometerse con nadie. China es como es en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Se mantiene temporalmente al margen.

Es que, número uno, esto les abre oportunidades económicas. Gracias a las sanciones occidentales, tendrán más y más acceso al gas y petróleo ruso, que será fundamental para su economía. Y, número dos, la situación les resulta muy útil. Hace poco tuvimos en el campus al exsecretario de Defensa Chuck Hagel y habló claramente de esto. China está observando con detenimiento y aprendiendo de la guerra de Ucrania. Toma nota de lo que funciona, lo que no funciona y lo que puede significar para sus distintas disputas territoriales.

¿Taiwán?

Particularmente Taiwán. Pero tiene disputas con la India en el Himalaya que se han recrudecido en los últimos años. Las tiene con Japón. Está el caso de Hong Kong, que han logrado traer al redil. China tiene ambiciones y sacará muchas lecciones de los errores de Rusia. Son esas ambiciones las que propiciaron el acuerdo del Aukus entre Estados Unidos, Reino Unido y Australia. Australia quiso adquirir submarinos nucleares por el aumento de la presencia naval de China en la región. Hay que estar pendiente de las conclusiones que saque Beijing de lo que sucede en Ucrania. Tanto económicas, sobre su dependencia al mercado global y la profundidad del daño que generan las sanciones, como militares, sobre lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer cuando tratas de hacerte con un territorio.

Por el momento, ¿qué más pueden hacer Estados Unidos y Europa para cortarle el paso a China?

Ya está sucediendo algo que, potencialmente, puede poner coto a sus aspiraciones territoriales. Esta guerra está sirviendo para que la Unión Europea aumente su gasto en Defensa y sea un proveedor de seguridad, algo para lo que Estados Unidos lleva tiempo presionando. Trump insistió mucho en ello, pero ni mucho menos fue la excepción. Muchos presidentes protestaron amargamente por ello. Si los aliados europeos de la OTAN destinan más recursos a garantizar su propia protección, permitirán que Estados Unidos destine más recursos al este de Asia. Para apoyar a Taiwán, para apoyar a Japón y para disuadir a China.

¿Está el mundo para ponerse optimista?

Se me hace cuesta arriba dejarte una nota feliz. La guerra de Ucrania no terminará pronto. Pero sí hay algunos aspectos positivos. La Unión Europea y la OTAN no pasaban por el mejor momento de su relación, y sin embargo esa relación se ha robustecido. Si Putin buscaba forzar el divorcio, con el debilitamiento de la Unión y de la Alianza, logró exactamente lo contrario. Esta es una muy buena noticia para los europeos. Pero la realidad es que hay muchos desafíos que afrontar. ¿Has visto la última portada de The Economist?

Sí, claro.

Esto es algo muy real. La crisis mundial de trigo es una consecuencia directa de esta guerra. Rusia y Ucrania son dos de sus principales productores. Ya están señalando muchos medios que estamos a las puertas de una crisis alimenticia que será devastadora para muchos países en desarrollo y que no será ajena a los países más ricos. Pagaremos los alimentos más caros, crecerá aún más la inflación… Lo que se suma a una economía mundial muy debilitada por la pandemia de Covid-19 y a la crisis global en la cadena de suministro, todavía más sobrecargada con los confinamientos y restricciones decretados por China. Sí, han sucedido cosas positivas. Se ha puesto en valor la OTAN, como demuestra el hecho de que Suecia y Finlandia quieran entrar. Se han puesto las bases para que Europa asuma sus responsabilidades. Pero lo positivo no puede eclipsar lo que tenemos por delante.

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