Amenazó con invadir Ucrania y lo hizo. Amenazó con organizar referendos en los territorios ocupados y los llevó a cabo. Ha amenazado con anexionarse esos territorios y eso es lo que va a hacer en los próximos días. Como hizo con Crimea en 2014.
Después de siete meses de guerra, Vladimir Putin sigue adelante. Siempre hacia adelante. Como esos villanos sin escrúpulos que se fijan un objetivo y retuercen la realidad y traicionan sus principios con tal de conseguirlo.
Es cierto que en estos siete meses el Kremlin ha sufrido derrotas en el campo de batalla. Ha tenido que reorganizar a sus tropas, ha emitido un decreto para movilizar a 300.000 reservistas, se ha enfrentado a las sanciones de la comunidad internacional... Pero Putin, fiel a su papel, aferrado a su cargo, no puede mostrarse débil ante su pueblo, ni ante sus dirigentes políticos, ni ante su guardia pretoriana. Por eso mantiene su objetivo, su 'operación especial' de conquistar Ucrania. No va a renunciar. No puede hacerlo. Por eso recurre una y otra vez a la amenaza nuclear.
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En la Federación Rusa ya ha encontrado voces discrepantes: las de centenares de concejales que se atrevieron a firmar un comunicado en su contra, las de las miles de personas que salieron a la calle porque no querían verse en el frente de batalla, las de los miles de jóvenes que intentaron abandonar el país cuando vieron que les iban a llamar a filas y que el Ejército no iba a estar formado únicamente por militares profesionales.
Este descontento, los reveses en el campo de batalla y el efecto paulatino y constante de las sanciones están debilitando a Putin. Por eso para él es importante anunciar al mundo que una aplastante mayoría de los participantes en los referendos ilegales ha votado a favor de la anexión.
Un resultado que Kiev condena, pero que el presidente ruso podría formalizar en los próximos días. El viernes, según la inteligencia británica.
"Los resultados del referendo son evidentes. Su legitimidad no despierta ninguna duda. Millones de habitantes del Donbás y de los territorios ocupados han hecho su elección", aseguró este martes Andréi Turchak, el secretario general del partido del Kremlin, Rusia Unida, que supervisó la votación en el Donbás.
El plebiscito, que se ha extendido durante cinco días por motivos de seguridad, transcurrió sin alto el fuego de por medio, por lo que los combates continuaron entre el Ejército ucraniano, las tropas rusas y sus aliados, las milicias separatistas.
Ucrania, que considera que la "parodia" electoral en las regiones orientales de Donetsk y Lugansk y las meridionales de Jersón y Zaporiyia no tiene ningún valor jurídico, advirtió de que aquellos ciudadanos que hayan participado en la organización de los referendos serán acusados de traición, según informa Efe.
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Las potencias occidentales, que ya adelantaron que no reconocerán los resultados, han amenazado al Kremlin con una nueva tanda de sanciones, como ocurriera con la anexión de la península ucraniana de Crimea, en 2014.
Resultados de dictadura
Según los primeros resultados del escrutinio, más del 98% de los votantes respaldó la incorporación de las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk a la Federación Rusa, un resultado que recuerda las votaciones en la antigua URSS o Corea del Norte.
"Como en el lejano 2014 hemos salido a la calle y mostrado nuestra unidad. Sin conocer los resultados definitivos, estoy seguro de que la mayoría fueron a favor del ingreso en Rusia", dijo Leonid Pasechnik, líder de la autoproclamada república popular de Lugansk.
Un 92,74% de los votantes en la región de Zaporiyia, bañada por el mar de Azov, apoyó la anexión rusa tras el escrutinio de más del 92% de los sufragios. En el caso de Jersón, limítrofe con Crimea, tras el recuento del 75% de los votos, más del 86% había votado a favor del sí.
También se votó en territorio ruso, donde se habilitaron urnas para que pudieran ejercer su derecho al sufragio los refugiados (o deportados, según Kiev).
"Hay que entender que los países occidentales no reconocerán nunca y en ningún caso los resultados de estas consultas, independientemente de que nos encontremos aquí y supervisemos sus condiciones (...)", señaló Maxim Grigoriev, jefe del consejo coordinador de la Cámara Pública rusa para el control de la votación.
Los separatistas destacaron que la participación electoral superó todas las expectativas, aunque Kiev ha denunciado la coacción sobre los habitantes de la región, la manipulación del censo y la persecución de los leales al Gobierno central.
En el caso de la región de Donetsk, no votaron los ucranianos que viven en la parte controlada por las tropas ucranianas, es decir, el 45% del territorio. Lo mismo ocurrió con una pequeña franja en Jersón y aproximadamente un tercio de Zaporiyia.
Moscú y los prorrusos acusaron a Kiev de intentar torpedear los referendos con el lanzamiento de decenas de proyectiles contra los territorios ocupados, lo que obligó a retrasar el escrutinio y cerrar algunos colegios en Lugansk.
Anexión relámpago
Nada más terminar la votación, los líderes separatistas se mostraron dispuestos a viajar a Moscú para reunirse con Putin e iniciar el proceso legal de "incorporación".
El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, se mostró convencido de que el proceso "será bastante rápido", ya que tanto los diputados como el poder ejecutivo "ya están listos".
El Ministerio de Defensa del Reino Unido informó este martes de que Putin podría consumar la anexión este viernes, pero la presidenta del Senado, Valentina Matviyenko, dio a entender que Moscú no tiene tanta prisa.
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"Considero que entre mañana y pasado, en los próximos días, estarán listos los resultados de los referendos. Nosotros estamos listos, por ahora no veo la necesidad de celebrar reuniones extraordinarias. La reunión planificada es el 4 de octubre", declaró.
En todo caso, agregó, "respetaremos la voluntad de los habitantes de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk y las regiones de Zaporiyia y Jersón. Si su voluntad es ser parte de Rusia, lo apoyaremos".
El ministro de Exteriores ucraniano, Dmitro Kuleba, asegura que los referendos separatistas "no tendrán ninguna influencia" en los objetivos militares de Kiev
En el caso de Crimea, el referéndum tuvo lugar el 16 de marzo de 2014, y dos días después Putin anunció su anexión, que se formalizó el 21 de marzo durante una ceremonia solemne en el Kremlin con los líderes de la península y del puerto de Sebastopol. Tras el controvertido referendo, Crimea declaró formalmente su independencia; proclamación que los separatistas de Jersón y Zaporiyia han descartado por considerarla innecesaria.
Al respecto, el ministro de Exteriores ucraniano, Dmitro Kuleba, aseguró que los referendos separatistas "no tendrán ninguna influencia" en los objetivos militares de Kiev, que proseguirá su campaña de desocupación del territorio nacional.
Siete meses después, el desafío de Putin continúa. Lo que está por ver es cuando terminará y de qué manera. La celebración de las consultas es un paso más para tratar de completar su 'operación especial'.
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