Las Fuerzas Armadas de Corea del Sur y Estados Unidos han tardado poco en responder a las amenazas de Kim Jong-Un en territorio japonés. Durante la madrugada de este miércoles, y como respuesta al misil lanzado por el dictador norcoreano el martes, ambos países han decidido lanzar un misil balístico que se ha estrellado en la base militar de Gangneung, una ciudad a 150 kilómetros de Seúl.
El misil Hyunmoo-2 , en dirección hacia el mar de Japón, habría emprendido un vuelo "anormal" que terminó por alertar a los vecinos de la ciudad ya mencionada con un repentino incendio en la base militar.
"Después del accidente, el propulsor del misil se ha quemado y ha provocado un incendio. No obstante, la ojiva no explotado, aunque otros detalles aún están bajo investigación", ha dicho un oficial de las Fuerzas Armadas surcoreanas en declaraciones recogidas por Europa Press.
La reacción estadounidense no se ha hecho esperar. Corea del Sur ha informado que el portaaviones 'US Ronald Reagan', de propulsión nuclear, se dirigirá hacia el mar de Japón como reacción a las "provocaciones de Corea del Norte". El archipiélago nipón vive así un ensayo-error de misiles balísticos en una posible escalada militar entre Estados Unidos y ambas Coreas.
"Esto muestra la voluntad resuelta de la alianza entre la República de Corea y Estados Unidos para fortalecer la postura de preparación (...) para responder con decisión a cualquier provocación o amenaza de Corea del Norte", han explicado los surcoreanos a la agencia de noticias Yonhap.
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"La alianza entre Corea del Sur y Estados Unidos mantiene una postura de preparación firme en preparación para futuras provocaciones de Corea del Norte al rastrear y monitorear la situación", ha indicado.
Las "provocaciones" de Kim Jong-Un
Frente a lo que el líder norcoreano ha tildado de "doble moral de Occidente", su respuesta ha sido la aceleración y consolidación de un programa balístico que incremente la tensión en el archipiélago nipón. Su idea se enmarca dentro de la "autodefensa", mientras defiende que su país ha de "estar listo para movilizarse en toda su capacidad" en caso de que se produzca un ataque externo.
Kim Jong-Un ha lanzado un total de ocho misiles en únicamente diez días. Además, la moral norcoreana está volviendo a mostrar fortaleza después de la visita de la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, a Corea del Sur. Un viaje que ha aprovechado para estrechar lazos entre naciones y para subrayar la alianza existente entre ambas partes.
La ciudad de Pyongyang ha hecho saltar todas las alarmas en un intento del líder norcoreano de mostrar quién es el más fuerte en su eterna pugna con el territorio estadounidense. Kim Jong-Un sigue acusando al país gobernado por Joe Biden de tratar de "demonizar a Corea del Norte" para justificar sus políticas e insiste en que las medidas tomadas por Washington contra el país son puramente "ilegales y hostiles".
La postura surcoreana
Tras incrementar los recursos destinados a la defensa y preparación ante un posible ataque de Corea del Norte, el presidente surcoreano, Yoon Suk Yeol, ha sido catalogado por Kim Jong-Un como un "maniaco de la confrontación que ha ido mucho más allá que cualquier otro líder surcoreano anterior".
Los expertos consideran que los últimos movimientos llevados a cabo por el presidente de Corea del Sur únicamente acrecentan una ya complicada relación y provocarán, además, una exacerbación de la carrera armamentística en la región.