Mientras Rusia intensifica la ofensiva en Ucrania, los aliados de Kiev presionan para enviar más armamento pesado para dar un giro a la guerra y están dispuestos a poner sobre el terreno ucraniano tanques Leopard 2, con fuertes reticencias de Alemania, que se resiste a su envío aunque ha ordenado "revisar" las existencias y disponibilidad de estos vehículo.
Nueve países de la OTAN -Reino Unido, Polonia, Países Bajos, Estonia, Letonia, Lituania, República Checa, Dinamarca y Eslovaquia- ya han confirmado que aumentarán la cantidad y la frecuencia del envío de armas de combate. Sin embargo, Alemania aún ha tomado una decisión ni ha dado el visto bueno a un envío que de no hacerlo podría suponer una importante "grieta" en el seno de la OTAN.
Así lo ha advertido este viernes el asesor presidencial polaco Paweł Soloch, que considera que si Alemania no acepta el envío de los tanques Leopard que tiene el Ejército polaco, se abrirá "una grieta en el seno de la OTAN". A pesar de ello, Polonia ha dejado claro que no necesita luz verde de Alemania para hacer este envío y que Varsovia tomará medidas "no estándar" para hacer llegar los Leopard 2 a Ucrania.
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Polonia abre la veda
La semana pasada, Polonia anunció su intención de darle al Ejército de Ucrania una compañía de sus tanques Leopard 2, que son de fabricación alemana, lo que hace preceptivo el permiso de Berlín para su exportación a terceros países.
Polonia tiene 247 Leopard 2 de la versión más avanzada y provista con mejor blindaje, un modelo, según los expertos, muy superior a todos los que Ucrania ha recibido hasta ahora. Varsovia preve enviar 14 de esos carros blindados.
El resto de países estudian también hacer este mismo envío aunque esperarán al 'sí' de Alemania para hacer un envío conjunto ante las peticiones contantes de Volodímir Zelenski de que sus aliados envíen tanques, ya que con los sistemas antiaéreos no basta.
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14 miembros de la OTAN cuentan con Leopard 2 en sus diferentes versiones, pero no todos estarían en las condiciones de realizar una transferencia a Ucrania, como en el caso de España. Sus 40 Leopard 2A4, que lleva guardando más de 10 años, están en un lamentable estado de conservación y no son aptos para el combate. También habría que considerar los arsenales de Finlandia y Suecia, que suman más de 300 tanques de este tipo y se han mostrado dispuestos a dar un paso al frente.
Las dudas de Alemania
Para varios de los aliados de Ucrania el silencio del canciller alemán Olaf Scholz es ensordecedor. Alemania está bajo fuerte presión y son varios países los que no entienden las reticencias de enviar tanques Leopard 2 tras haber suministrado ya a Ucrania blindados del tipo Gepard y comprometerse al envío de los Marder, mientras que este mismo lunes ya empezó a trasladar tres baterías del sistema Patriot a la vecina Polonia.
Desde Alemania optan por la cuatela ya que consideran que el envío de los Leopard 2 podría producir una "dramática expansión del conflicto", como ha revelado el presidente alemán Frank-Walter Steinmeier, que sí defiende y apoya el envío de sistemas de defensa antiaérea y vehículos de combate.
Sin embargo, este viernes el ministro de Defensa, Boris Pistorius, ha dado la ordenado "revisar" las existencias y disponibilidad de sus tanques Leopard y considera "en fase de discusión" autorizar su suministro a aquellos aliados que disponen de unidades. "Lo prioritario es la defensa antiaérea de Ucrania y en eso nos concentramos", ha dicho.
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Esta prudencia de Alemania, excesiva para miembros de la OTAN, contrasta con las declaraciones del presidente del Consejo europeo, Charles Michel, se ha mostrado abiertamente "a favor" del envío de tanques a Ucrania. "El momento es ahora: Necesitan urgentemente más equipamientos", ha advertido.
Reunión clave
La decisión definitiva de Alemania podría resolverse este viernes en una reunión clave de los aliados de Ucrania para decidir sobre los Leopard 2 y dar así un giro a la guerra. El Grupo de Contacto para Ucrania está reunido en la base estadounidense de Ramstein (Alemania) con la presencia del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, y el ministro de Defensa ucraniano, Oleksii Reznikov, así como a sus homólogos de Alemania, Reino Unido y Polonia, entre otros.
Mientras esto se dirime, Rusia ya ha advertido de que el envío de nueva armas a Ucrania elevarían el conflicto a "un nuevo nivel cualitativo" y que sería el inicio de una nueva escalada bélica si entre ese armamento hay tanques Leopard 2.
El portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, ha señalado que la entrega de tanques "tendrá consecuencias negativas" y ha lanzado un serio aviso a la OTAN por su cada mayor implicación en la guerra. "Vamos que la implicación indirecta y, a veces directa, de la OTAN en el conflicto está aumentando. Esto no augura nada bueno para la seguridad global y europea", ha apuntado.
Además, el vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso, el expresidente Dmitri Medvédev, ha afirmado que la derrota en Ucrania de una potencia nuclear como es Rusia puede provocar el estallido de una guerra nuclear mucho mayor si esta causa por el envío de armamento pesado de Occidente.
El Leopard 2, el blindado alemán
El Leopard 2 tan deseado por los ucranianos es un carro de combate desarrollado en Alemania a comienzos de la década de 1970 por Krauss-Maffei-Wegmann (KMW), uno de los fabricantes de armamento más importantes de Europa. Su entrada en servicio se produjo en 1979, como reemplazo del Leopard 1, aunque no entró en combate con el ejército alemán hasta la guerra de Kosovo. Es el principal tanque de más de una decena de países, la mayoría europeos y pertenecientes a la OTAN, y se ha fabricado un total cercano a las 3.500 unidades de sus distintas variantes.
Su versión más actualizada es la A7+, que incluye numerosas mejoras con respecto al modelo original. Su peso alcanza las 55 toneladas y un blindaje de 800 mm de grosor máximo, con la torre especialmente protegida gracias a una aleación de titanio y wolframio.
En cuanto a su velocidad máxima, el Leopard 2 alcanza los 68 km/h, y cuenta con una autonomía de 500 kilómetros. Para protegerse cuenta con un sistema de supresión de fuego y explosiones, y para disparar dispone de un cañón Rheinmetall de 120 mm (L/44), con un alcance de 2,5 kilómetros. Además, cuenta con dos ametralladoras de calibre 7,62. En su interior, una tripulación de 4 personas es la encargada de conducirlo y atacar los objetivos designados por su comandante.