Desde hace diez días, Estados Unidos vive en un relato de Ted Chiang o una película de Steven Spielberg. Como, si a fuerza de producir historias distópicas, la sociedad estadounidense hubiese pasado a protagonizarlas. Al globo espía chino derribado el 4 de febrero, el viernes se unió un nuevo objeto volador no identificado. Y otro el sábado. Y otro el domingo. Tres en los últimos tres días. "¿Son alienígenas?", preguntaron al general Glen D. VanHerck: "No he descartado nada", respondió.
El autor devorado por su obra. VanHerck, poseído por una especie de 'efecto Jumanji', ofreció unas declaraciones inauditas para un alto mando del Comando Norte de la Fuerza Aérea. Pero las preguntas siguen dando vueltas en el aire como los supuestos ovnis: ¿qué son estos últimos objetos divisados?, ¿qué objetivo tienen?, ¿quién los manda?
A pesar de que todavía no se ha encontrado una explicación oficial sobre lo que ha sucedido, los investigadores han barajado diversas teorías al respecto.
En primer lugar, hay quienes creen que se trata de una invasión extraterrestre, como en La guerra de los mundos. Son buenos días para los aficionados a la ufología. Estos defensores de la teoría conspiranoica argumentan que los objetos no tienen forma ni características conocidas, por lo que sería probable que sean naves extraterrestres.
Además, sostienen que la ausencia de una respuesta oficial por parte de las autoridades sugiere que están tratando de ocultar la verdad.
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Sin embargo, los expertos descartan esta teoría por improbable. Al preguntársele a funcionarios del Departamento de Seguridad sobre esto, descartaron cualquier posibilidad de que los objetos derribados representen cualquier tipo de vida extraterrestre. "Nadie piensa que los objetos voladores sean otra cosa más que dispositivos fabricados aquí en la Tierra", dijo un jefe del departamento.
"Lo que está ocurriendo ahora es que se está utilizando tecnología de gama baja para acosar a Estados Unidos", dijo en una entrevista Luis Elizondo, oficial de Inteligencia que dirigió el Programa OVNI del Pentágono hasta 2017. "Es una forma de alto impacto y bajo coste para China de hacer esto, y cuanto más mires al cielo, más verás".
Si bien el Pentágono descarta la hipótesis alienígena lo cierto es que, a diferencia del globo espía derribado el pasado sábado 4, los objetos derribados a lo largo de este fin de semana no se sabe exactamente qué son.
John F. Kirby, portavoz de la Casa Blanca, dijo que el objeto derribado cerca de Alaska el viernes era "mucho, mucho más pequeño que el globo espía que derribamos" y que "me describieron que era aproximadamente del tamaño de un coche pequeño, a diferencia de la carga útil que era como dos o tres autobuses".
El objeto del sábado derribado por un F-22 operado conjuntamente por Estados Unidos y Canadá sobre Yukón (Canadá) fue descrito como cilíndrico, también más pequeño que el globo espía.
Por su parte, el objeto del domingo derribado por un caza F-16 sobre el lago Huron, en la frontera con Canadá, tenía una estructura octogonal de la que colgaban cuerdas. Además, el globo chino volaba a mucha más altura, mientras que los nuevos objetos estaban más bajos y sí representaban un peligro. "Los estamos llamando objetos y no globos por una razón", afirmó VanHerck.
Entre las hipótesis improbables, difíciles de determinar si son serias o si forman parte de una tormenta de ideas de Ted Chiang, está teniendo cierto recorrido también la de quienes creen que se trata de un fenómeno natural, como una tormenta eléctrica o un cometa.
Según estos supuestos expertos, es posible que los objetos se hayan formado a raíz de una tormenta eléctrica o de la entrada de un cometa en la atmósfera terrestre. Esta teoría se basa en que en el pasado se han registrado fenómenos similares que habrían causado la aparición de objetos voladores no identificados.
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¿Quién los manda?
Otra teoría que han divulgado las redes en las últimas horas es la de que se trata de experimentos militares secretos. Algunos argumentan que es probable que los objetos sean drones o aviones no tripulados desarrollados por la Inteligencia estadounidense y que se estén probando en secreto. Esta teoría se basa en que en el pasado se han llevado a cabo experimentos similares que han sido ocultados a la opinión pública.
Sin embargo, esta teoría también ha sido cuestionada por muchos expertos. Según ellos, es poco probable que los militares derriben sus propios drones o aviones no tripulados, y mucho menos que lo hagan en pleno vuelo. Además, argumentan que si realmente se tratara de un experimento militar, es probable que se hubiera filtrado información sobre ello en algún momento.
Si los objetos no son estadounidenses ni tampoco vienen de otros planetas, ¿quién está tras ellos? Las autoridades han dicho que están revisando vídeos e información de sensores y radares. La naturaleza exacta de los objetos, de dónde provienen y cuál es su objetivo no se confirmará hasta que el FBI y la Real Policía Montada de Canadá tengan la oportunidad de examinar a fondo dichos informes, así como los restos recogidos.
"Ahora podemos evaluar los patrones de vuelo y la trayectoria de una manera mucho más científica", dijo la senadora demócrata de Nueva York Kirsten Gillibrand, quien exige un mayor análisis militar de los fenómenos aéreos. "Necesitamos saber quién está usando la tecnología y de qué se trata", alertó.
Así pues, la teoría verosímil más alarmante para la administración de Biden es que estos objetos hayan sido enviados por China u otra potencia en un intento de recopilar información sobre los radares estadounidenses y sus sistemas de alerta, así como comprobar su capacidad y velocidad de respuesta.
En caso de que esta hipótesis fuese acertada y confirmada, esto elevaría considerablemente los niveles de tensión entre China y Estados Unidos, pues sería considerado por el país norteamericano como una gran provocación. De hecho, muchos funcionarios rechazan la idea de que Pekín esté detrás por esta misma razón: no los ven capaces.
Desde el país asiático parecen querer rebajar las tensiones sobre el globo espía, sugiriendo a algunos funcionarios estadounidenses que es no es probable que los últimos objetos derribados sean provocaciones de China.
Afinar los radares
Inteligencia publicó un análisis en enero donde informaba que, desde hace al menos un lustro, se han registrado 366 incidentes sin explicación y archivados como sucesos paranormales. Una investigación reciente y pormenorizada de Inteligencia sobre estos fenómenos reveló que en 163 casos se trataba de globos.
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Además, 'The New York Times' publicó que al menos dos de estos incidentes habían tenido lugar en bases militares estadounidenses y que se trataba de espionaje chino con tecnología aérea avanzada.
Por ello, a instancias del Congreso, el Pentágono ha intensificado su rastreo y análisis de objetos voladores no identificados cercanos a bases militares. Es decir, este goteo incesante de objetos divisados respondería, en primer lugar, a que están siendo buscados, y, en segundo lugar, a que no se están archivando sus avistamientos.
"Hemos estado examinando más de cerca nuestro espacio aéreo a estas altitudes, incluida la mejora de nuestro radar, lo que puede explicar, al menos en parte, el aumento de objetos que hemos detectado durante la última semana", dijo el domingo Melissa Dalton, subsecretaria de Defensa Nacional.
Esto llega después de que, desde el Pentágono, se hubiera deslizado la idea de que había deficiencias en los sistemas de detección, con radares y sensores obsoletos. Ya en 2022 VanHerck confirmó que Estados Unidos había tenido problemas para detectar algunas intrusiones en su espacio aéreo, algunas de las cuales podrían suponer una amenaza. Y adelantó un aumento de inversión en ese terreno.
Tras lo sucedido con el globo espía chino, el Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte (NORAD) ajustó su sistema de radares para hacerlo más sensible a estos objetos. El resultado salta a la vista: tres detecciones en los últimos tres días.