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La Armada rusa vuelve a Cuba 60 años después: un submarino nuclear y una fragata, a 120 km de EEUU

Todo este operativo de las tropas de Putin se ha organizado con un objetivo: hacer pruebas de misiles de alta precisión contra objetivos navales.

13 junio, 2024 02:25

En octubre de 1962 el mundo contenía la respiración al descubrir bases militares nucleares del ejército soviético en Cuba con capacidad para atacar a Estados Unidos. Comenzaba entonces lo que se denominó la "crisis de los misiles", una de las mayores entre ambas potencias durante la 'Guerra Fría'.

Ahora, 62 años después, el mundo contempla con asombro cómo un submarino nuclear, un buque petrolero, una fragata y un remolcador se adentran en aguas cubanas, a un puñado de millas náuticas de EEUU. La isla ya no la gobiernan los Castro, pero Rusia ha vuelto a recurrir a su gran aliado para hacer una demostración de fuerza y de las posibilidades que tiene de ir mucho más allá de su territorio.

Todo este operativo de las tropas de Putin se ha organizado con un objetivo: hacer pruebas de misiles de alta precisión contra objetivos navales. Algo que, por ahora, no ha suscitado mayor preocupación en la Casa Blanca. Sin embargo, dada la tensión mundial que se vive en Ucrania y en Oriente Próximo, la noticia ha hecho saltar algunas alarmas.

VÍDEO | Así han atracado varias embarcaciones rusas en el puerto de La Habana Vídeo: EFE

Moscú ha enviado al Caribe a la Flota del Norte, integrada por la fragata almirante Gorshkov, el buque cisterna de suministros Akademik Pashin, el remolcador de rescate Nikolai Chiker y el submarino nuclear Kazan. A pesar de este despliegue, las autoridades rusas han salido a calmar los ánimos y han señalado que la nave no lleva ningún arma nuclear en su interior y que por lo tanto, este movimiento no debe interpretarse como una nueva escalada armamentística.

La flota permanecerá en La Habana hasta el 17 de junio. Según el Gobierno cubano, "la visita se corresponde con las históricas relaciones de amistad y se acoge estrictamente a las reglas internacionales". Ambos países se han esforzado en subrayar que este movimiento no representa ningún tipo de amenaza.

Por motivos geográficos, las naves rusas han avanzado por la costa este del estado de Florida (EEUU) para llegar al puerto cubano. Ahora, la flota se encuentra a sólo 120 kilómetros de territorio estadounidense. Desde el Pentágono no se ha querido sacar punta a la polémica ni mucho menos transmitir intranquilidad a la ciudadanía. No obstante, las autoridades estadounidenses ya han advertido de que seguirán atentamente la ruta y los ejercicios que Rusia lleve a cabo en los próximos días. 

Con este último movimiento, el Kremlim busca ejercer una influencia aún mayor en Latinoamérica, una región en la que siempre han demostrado un interés geoestratégico. De hecho, según apuntan algunas informaciones, antes de enviar esta flota a La Habana, Moscú habría establecido contacto con otros países de la región con los que sostiene afinidad ideológica. Es el caso de Bolivia, por ejemplo, con el que llevó adelante una serie de proyectos de energía nuclear. Y lo mismo ha ocurrido con la Venezuela de Nicolás Maduro.

Respuesta asimétrica

Por otra parte, pese a los intentos de rebajar la tensión, hay que tener en cuenta que hace pocas semanas Vladímir Putin amenazó a EEUU y a la OTAN con una "respuesta asimétrica" si suministraban armas de alta precisión a Ucrania. Una advertencia que no es nueva, puesto que Putin lleva dos años y medio enfrentado a la comunidad internacional. Exactamente desde que tomó la decisión de invadir Ucrania, en febrero de 2022.

Sin embargo, las palabras de Putin no generaron efecto alguno en Occidente. Más bien al contrario. Quizás por eso el pasado mes de mayo el Gobierno de Biden autorizó el uso de armas estadounidenses por parte de los ucranianos en territorio ruso. Un anuncio al que se unieron Alemania y Francia y que generó malestar en el Kremlim, porque considera la decisión una injerencia en asuntos de política interna.

A pesar de este clima de tensión, la presencia rusa en aguas cubanas no preocupa a Biden. Así lo ha manifestado su Gobierno cada vez que se le ha consultado por ello. Se considera que el despliegue realizado no es más que una actividad de rutina y que no representa un peligro ni para EEUU, ni para el resto de la región. A eso se añade el hecho de que Rusia, a ojos de Washington, no es en la actualidad una amenaza naval que deba ser tomada en serio.

Repaso histórico

Los apoyos de Putin tras la invasión de Ucrania son cada vez más escasos, por lo que ha debido recurrir a sus más fieles socios para ganar autoridad y seguir adelante. Es el caso de Cuba, un régimen que sale favorecido por la confianza depositada. Un gran malestar recorre la isla tras años de escasez de alimentos básicos, apagones y una inflación que no deja de crecer. El apoyo de Moscú, dadas las circunstancias, podría darle un respiro a la administración de Miguel Díaz Canel.

El Ministerio de las Fuerzas Armadas de Cuba (Minfar) ha definido la visita de la flota rusa como protocolaria. En un comunicado afirmó que se trata de una "práctica histórica" entre países con "relaciones de amistad y colaboración". La embajada rusa en La Habana habló de "una muestra más de la amistad ruso-cubana".

En los últimos años se han producido dos visitas de flotillas rusas, pero ninguna con un submarino nuclear. En junio de 2019 tuvo lugar la última, que estuvo también encabezada por la Gorshkov. Para la anterior hay que remontarse a 2013.

Cuba y Rusia han profundizado en los últimos años sus históricas relaciones en los ámbitos político, militar y económico. Los cubanos acuciados principalmente por la grave crisis que padecen; los rusos por consolidar su magra red de aliados y el valor geoestratégico de la isla.

Rusia ofrece a Cuba trigo, petróleo y fertilizantes, a través de una vía de crédito que le permite al país centroamericano avanzar hacia el desarrollo y no depender de EEUU. 

La duda ahora reside en saber cuáles serán los próximos movimientos del Kremlin en la región. La flota permanecerá en La Habana hasta el 17 de junio. Pero, ¿qué ocurrirá después?