La crisis diplomática y migratoria desatada entre España y Marruecos plantea conflictos a futuro. La luz verde que dio el país vecino a que 8.000 personas cruzasen a Ceuta entra dentro de lo que se conoce como “guerra híbrida”.
Esto consiste en “el comportamiento de un actor que decide desbordar los límites de lo aceptable a la hora de promover sus intereses”. Marruecos estaría promoviendo un “conflicto de baja intensidad” para conseguir sus objetivos, entre los que estaría la anexión del territorio del Sáhara Occidental.
Es la principal conclusión del webinar organizado este pasado martes por el Instituto de Seguridad y Cultura y en el que han participado Manuel R. Torres Soriano, catedrático de la Universidad Pablo de Olavide (UPO); Guillem Colom Piella, profesor de la (UPO) y autor del informe Marruecos, el Estrecho de Gibraltar y la amenaza militar sobre España; y Carlos Echeverría Jesús, director del Observatorio de Ceuta y Melilla.
Colom Piella ha reiterado que “este tipo de decisiones [en referencia a lo ocurrido en Ceuta la semana pasada] no se toman en el vacío, existe un contexto y un modus operandi”. De hecho, “se puede entender como represalia por la acogida sanitaria al líder del Frente Polisario Brahim Ghali o como una acción más dentro del marco de conflictividad territorial que plantea y desarrolla Marruecos respecto a la soberanía española de determinados territorios”, ha apuntado.
Y es que, como ha señalado Carlos Echeverría, “Marruecos pretende desviar su fracaso en política interior con este tipo de acciones de política exterior”, y para ello “no ha dudado en agredir las fronteras de la Unión Europea”, lo que sitúa el conflicto en un marco muy claro.
Estados Unidos
El pasado 10 de diciembre, en uno de sus últimos actos como presidente de Estados Unidos, Donald Trump reconocía la soberanía del reino alauí sobre el anhelado territorio. Marruecos estaría presionando a España, y con ello a la Unión Europea, para conseguir posturas similares del mundo occidental.
Marruecos, por contrapartida, tendría que avanzar en sus relaciones diplomáticas con Israel, algo que beneficiaría directamente a Estados Unidos, ya que Marruecos se convierte así en una apuesta sólida como garante de la seguridad regional y un agente que canalice sus intereses nacionales.
“No obstante, aunque Marruecos parece haber obtenido un gran logro diplomático sin apenas coste ni alterar las relaciones reales que ya tenía con Israel, sí podría tener un alto coste interno que en un futuro el Gobierno marroquí termine restableciendo relaciones diplomáticas plenas con el Estado israelí”, aclara el informe Marruecos, el Estrecho de Gibraltar y la amenaza militar sobre España, redactado por Colom Piella.
Según una encuesta del Arab Center (2020), el 88% de los marroquíes respondió que se opondría al reconocimiento diplomático de Israel, y el 70% consideró la causa palestina como una que incumbe a todos los árabes
Ceuta y Melilla
Los pasos dados por EEUU y Marruecos deja un principal perjudicado: España que, del mismo modo que asumió la pérdida del Sáhara Occidental, puede ver amenazados sus territorios extrapeninsulares.
Precisamente, una semana después de producirse el reconocimiento de Trump, el primer ministro marroquí defendía que “…llegará el día en que vamos a reabrir el asunto de Ceuta y Melilla, territorios marroquíes como el Sáhara”.
Obviamente, este tipo de declaraciones realizadas con intencionalidad política, no contribuyen a la confianza mutua entre ambos países.
Uno de los ponentes del encuentro, Torres Soriano, considera que Marruecos está promoviendo desde hace un tiempo “un tipo de conflicto de baja intensidad” que, advierte, “probablemente se prolongue durante mucho tiempo con momentos de relajación y otros de aceleración cuando el agresor considere que se abren nuevas ventanas de oportunidad”.
Pero, por otro lado, no hay que perder de vista que “el contexto actual viene determinado por las consecuencias económicas de la pandemia, las relaciones con terceros estados como EEUU, Israel o Alemania; y la percepción de una disuasión insuficiente por parte de España”.
Pese a las insistencias y esfuerzos de Rabat por lo contrario, “no es un asunto bilateral, sino otra violación más del derecho internacional”.
Sin embargo, hay un problema del que los tres expertos han querido advertir y que en palabras del propio Torres Soriano supone que “lamentablemente hemos asistido a una degradación ininterrumpida de la capacidad de disuasión militar española hacia Marruecos por falta de inversiones, una brecha que también ha ido reduciéndose como consecuencia de una política continuada de adquisiciones por parte de Marruecos”.
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