La estrategia en el ámbito internacional del rey Mohamed VI tomó un rumbo peligroso al no ser reelegido Donald Trump como presidente de los Estados Unidos. Antes de salir de la Casa Blanca, Trump reconoció la soberanía marroquí sobre todo el territorio del Sáhara Occidental.



Ese decreto presidencial le proporcionó la fuerza definitiva a Rabat para presionar a diferentes países a seguir el mismo camino. Sin embargo, la vuelta al mundo de algunas instantáneas tomadas en Ceuta durante la entrada de más de 10.000 migrantes desde Castillejos a la ciudad española dañó la imagen de Marruecos y le contrarrestó ímpetu. Además, por el momento, el nuevo presidente estadounidense, Joe Biden, todavía no se ha pronunciado sobre el Sáhara Occidental.



Actualmente, Marruecos está en una encrucijada tras enemistarse con varios países, algunos vecinos, y habiendo dejado al descubierto su peor imagen en el ámbito internacional. Argelia ha roto relaciones con Rabat después de que Marruecos reconociese el movimiento independentista de la región de la Cabilia. Algo incomprensible cuando el propio Marruecos tiene problemas similares en el Rif.



El pulso que le echó a Alemania, un rico benefactor con quien rompió relaciones diplomáticas en el mes de marzo por un asunto de espionaje, tampoco le ha salido bien a Rabat. Además, ha conseguido enfadar a Europa al facilitar la entrada de nacionales, incluidos menores, por la frontera sur con África, en el mes de mayo, para castigar a España por acoger al secretario general del Frente Polisario, Brahim Ghali.



De esta manera, prácticamente sus aliados son potencias alejadas, Estados Unidos, Israel y Reino Unido, porque los expertos apuntan también a un posible nuevo recrudecimiento de sus débiles relaciones e influencia en la Unión Africana.



“La actual imagen de matón de Marruecos, demasiado envalentonado, le está haciendo mucho daño internacional en el presente, se lo hará seguro a medio plazo y un efecto podría ser separarle de la Casa Blanca al menos en el asunto del Sáhara Occidental”, vaticina Francisco J. Girao, director de la organización Seguridad y Defensa-SegDef y director del podcast Sierra Delta, en conversación con EL ESPAÑOL.



Este experto en relaciones internacionales describe al Marruecos actual como “el vecino que no se lleva bien con nadie en su bloque, que reprime las discusiones familiares internas de su casa con violencia y que su única buena relación está con dos amigos que tiene en dos lejanas ciudades”.



Para este analista, “las consecuencias de la crisis migratoria, organizada por Rabat, no han sido peores diplomáticamente para Marruecos porque España y su política exterior blanda no han querido. Madrid podría haber hecho mucho daño a las agresivas aspiraciones marroquíes incrementando la dureza de su reacción en Bruselas. Desde luego hubiera contado con Alemania (seguro no con Francia)”.



Todo esto secundado por quienes venden armas a estas potencias del Magreb: EEUU en la esquina de Marruecos, y Rusia y China en la de Argelia. Una escalada, hoy poco probable, del conflicto en la cumbre del Magreb, para J. Girao, “podría evolucionar hacia uno de los tipos de guerra proxy”.

El rearme de Marruecos versus Argelia

El “rearme” de Marruecos no tiene como meta las ciudades españolas fronterizas con el país, aunque afecta, si no Argelia. De esta manera los expertos consideran que es una carrera armamentística de libro, aunque ninguno de los dos países quiera extender el conflicto más allá por las consecuencias comerciales y diplomáticas.



“Marruecos y Argelia han vivido lo que se llama el ‘Dilema de seguridad’. Las acciones de cada bando para reforzar su seguridad son percibidas como una amenaza por el otro, generando una espiral de compras que genera tensión y una situación inestable”, explica a EL ESPAÑOL el sociólogo y analista de inteligencia Jesús Manuel Pérez Triana



“La de Rabat tiene un doble origen: económico, como pago por el reconocimiento del Sáhara Occidental por parte de Trump, y en efecto estratégico: su uso siempre tuvo como objetivo las operaciones, que puede que ahora se congelen en cierto grado, en el Sáhara Occidental y la disuasión para con Argelia, no las posiciones españolas. Esta generación en el poder en Marruecos jamás agrediría la integridad territorial europea militarmente. Y eso al margen de qué territorios de sus miembros proteja la OTAN o no”, detalla J. Girao.



Este podría incluso ser un tema a tratar en la próxima cumbre Atlántica a celebrar en España.



Efectivamente, el año pasado Marruecos aumentó un 30% su gasto en Defensa, rondando los 5.000 millones de euros de compras de armamento a Estados Unidos y Francia.



Igualmente, otros países, como Arabia Saudí han colaborado a mejorar las Fuerzas Armadas Reales marroquíes (FAR) con fondos. En 2015, las dos monarquías firmaron un acuerdo de cooperación para apoyar su industria militar con 22.000 millones de euros.



A pesar de la modernización en defensa de Marruecos, Argelia sigue siendo la primera potencia militar en el Magreb con un ejército numeroso y un armamento desfasado, que ha mejorado desde que el vecino empezó con el rearme. Argel ha comprado cazabombarderos a Rusia, y ha firmado contratos con Moscú para construir casi medio centenar de aviones de combate Sukhoi. El traspase de todo el material se completará en 2025.



En esa rivalidad histórica que viene desde que en 1962 Argelia se independizó de Francia, ambos países han promulgado decretos en materia de Defensa para tener una industria bélica propia, desarrollando diseños y estudios de ingeniería.



Las relaciones bilaterales en estos momentos han dado un retroceso a 1994, cuando tras los atentados de Marrakech, Argel decidió cerrar las fronteras terrestres. Ahora también han aumentado la seguridad fronteriza terrestre e incluso la aérea. La diferencia, es precisamente esta competencia armamentística y la pretensión de Marruecos en convertirse en una primera potencia militar en la región.



Crisis cíclicas, que se remontan a 1976. En esa ocasión, puso fin a las relaciones Marruecos, tras la Marcha Verde, cuando Argelia reconoció la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). En 1987, acabaron restableciendo los lazos.



El peligro es que en la actualidad atraviesan por una etapa de problemas económicos, sobre todo con la pandemia de la Covid-19, y un descontento generalizado de las poblaciones tras quedar al descubierto la corrupción y con una población joven con ansias de emigrar para buscar un futuro más esperanzador.

La batalla de la energía

No hay que olvidar que, en este enfrentamiento, también entra en juego la guerra del gas. Argelia ha obrado como indica El arte de la guerra de Sun Tzu sobre tácticas y estrategias militares, retirando el abastecimiento a su enemigo poco después de anunciar sus desavenencias por “actos hostiles”.

Solo dos días después de romper las relaciones diplomáticas el 24 de agosto, el ministro de Energía y Minas de Argelia, Mohamed Arkab, anunció al embajador español en Argel, Fernando Morán, que todo el suministro de gas pasará por el Medgaz, que une la localidad argelina de Beni Saf con Almería.

De esta manera, Argelia adelanta que no renovará el contrato del oleoducto Magreb-Europa que pasa por Marruecos para llegar a Tarifa a través de El Estrecho de Gibraltar, que finaliza el 31 de octubre, después de 25 años en funcionamiento. Y priva a Marruecos de su principal fuente de gas natural.

Para ello, Argel lleva tiempo preparando esta conexión directa con España, una colaboración entre la empresa nacional Sonatrach y la española Naturgy.

En Rabat aseguran que habilitan otras opciones para proporcionar suministro. Lo cierto es que en Marruecos se han otorgado prospecciones de gaseoductos en varias regiones marroquíes, en los últimos dos años. Algunas de las concesiones se han otorgado a empresas del Reino Unido, con quien Marruecos firmó a finales de 2020 un acuerdo comercial post Brexit.

Sin embargo, a España le interesan los dos gaseoductos, en el caso de averías, y porque el argelino actualmente le puede transportar 10.000 de metros cúbicos anuales, pero realmente se está exportando una mayor cantidad.

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