El líder del Frente Polisario y presidente de la República Árabe Democrática Saharaui (RASD) -reconocida por decenas de países- Brahim Ghali, ha pedido este martes a la ONU que asuma su responsabilidad y reactive el plan de paz firmado en 1991 como única forma de detener la guerra que ya se está librando en la zona y sus negativas repercusiones en la región.
En un discurso pronunciado en el campo de refugiados de Dakhla ante un nutrido grupo de periodistas llegados desde España, el responsable aplaudió, asimismo, la reciente sentencia del Tribunal General de la Unión Europea (TJUE), que dio la razón al Polisario sobre la explotación ilegal de los recursos del Sáhara Occidental y ordenó anular los acuerdos firmados entre Marruecos y la UE.
"A pesar de nuestra advertencia a la comunidad internacional sobre el peligro de la situación, el Estado ocupante marroquí ha decidido continuar con sus políticas agresivas en territorio ocupado, lanzando serios ataques militares en las zonas desérticas liberadas", aseguró.
"La guerra es una realidad sobre el terreno, y sus peligros y repercusiones en la región no se podrán evitar si Naciones Unidas continúa mareando la crisis en lugar de resolverla. No habrá paz ni estabilidad, ni una solución justa y duradera al conflicto marroquí-saharaui a menos que el Consejo de Seguridad de la ONU asuma sus responsabilidades y responda con franqueza y firmeza a las prácticas agresivas y expansionistas de la potencia ocupante marroquí", advirtió.
Al hilo de este argumento, Ghali, visiblemente delgado pero con buen aspecto tras meses de convalecencia por una grave afección de la Covid-19, insistió en que "ha llegado el momento de que el Consejo de Seguridad obligue al Reino de Marruecos a aplicar las disposiciones del plan de arreglo, que firmó con la parte saharaui y aprobó (en 1991), para que el pueblo saharaui pueda ejercer su derecho inalienable a la autodeterminación".
Victorias diplomáticas
Ghali, que paseó en uniforme militar, calificó de triunfo diplomático el fallo en los tribunales europeos, y aseguró que ésta no ha sido la única ni la última victoria política del pueblo saharaui en el marco de las naciones.
"Nuestra causa nacional ha sido testigo de un creciente apoyo internacional, de la expansión de la solidaridad en todo el mundo. Hemos logrado importantes progresos en este sentido, como la reciente decisión del Tribunal de Justicia Europeo, que se suma al arsenal de otras muchas decisiones internacionales (favorables), como las emitidas por Naciones Unidas o la Unión Africana", subrayó.
"La decisión del Tribunal General Europeo confirma que la presencia del reino de Marruecos en el Sáhara Occidental es una ocupación militar ilegítima, sin ningún tipo de soberanía ni de administración. Todo lo que hace se resume en prácticas coloniales, contrarias a la ley y a la legitimidad internacional", remarcó.
Por ello, advirtió que "cualquier acuerdo que países, empresas u otros actores firmen con el Reino de Marruecos, y que afecte a las tierras, aguas territoriales o al espacio aéreo del Sáhara Occidental, será considerado un apoyo vergonzoso a un proceso ilegal, agresivo y expansionista, además de un robo y un saqueo explícito de las riquezas de un pueblo oprimido e indefenso".
Mensaje a España
Ghali volvió a exigir a la UE y al resto de estados del mundo que se movilicen para acabar con la ocupación marroquí del Sáhara Occidental y se dirigió en particular a España, a la que pidió que "asuma su responsabilidad" como antigua potencia colonial en el marco del proceso de descolonización que todavía sigue abierto en la ONU. "España tiene que responsabilizarse de la gestión que el enemigo marroquí hace en nuestras tierras".
"Para que pueda así librarse de una pesada deuda que supuso la caótica huida a través de los traicioneros Acuerdos tripartitos de Madrid, que no la eximen de su deber como potencia administradora", remachó.
Ghali cerró su discurso con una alabanza a los soldados saharauis, que "cumplen con su deber nacional como héroes con determinación, coraje y sinceridad" y un recuerdo a los presos civiles en cárceles marroquíes.