Marruecos tiene previsto incrementar un 6% su gasto militar para el ejercicio de 2022. ¿De cuánto dinero estamos hablando? Pues ni más ni menos que de 50.300 millones de dirhams (4.838 millones de euros), lo que supone un 4% de su PIB nacional.
El gran objetivo del reino alauí no es otro que erigirse como la mayor potencia regional del continente africano y desplazar así a otros países europeos con intereses continentales, como España, Francia o Italia. Algo de lo que venimos informando desde hace tiempo en EL ESPAÑOL.
Cada día que pasa nuestro vecino del norte de África va descubriendo una nueva carta o nos asombra con un nuevo 'as' escondido bajo la manga. La 'última mano' la ha destapado hace muy pocos días su ministro de Defensa, Abdelatif Loudiyi, que ha sido el encargado de anunciar el incremento del gasto en Defensa, algo que calificó de "moderado y realista" para no generar suspicacias.
El ministro señaló que el Gobierno ha destinado una partida de 50.300 millones de dirhams al presupuesto de Defensa de 2022, frente a los 47.400 millones de dirhams de este año, lo que supone una subida del 6%.
Loudiyi ofreció estas cifras en una comisión a puerta cerrada celebrada la semana pasada con los parlamentarios de la Cámara de Consejeros con motivo de la presentación del presupuesto de Defensa del año próximo, recogida en un informe al que ha tenido acceso Efe.
Según el proyecto de ley de presupuestos de 2022 presentado ante el Parlamento, Marruecos aumentará en un 157% las nuevas plazas para funcionarios de la Administración de Defensa. En 2022, el país magrebí tiene previsto ofertar 10.800 puestos frente a los 4.200 de 2021.
Abdelatif Loudiyi defiende esta ampliación presupuestaria bajo el pretexto de que la partida de Defensa es "insuficiente, vistas las múltiples misiones de las Fuerzas Armadas Reales y las amenazas de seguridad en la zona, que requieren de una permanente vigilancia de todos los efectivos militares".
La 'Cúpula de hierro'
Las "amenazas" a las que se refiere Loudiyi están relacionadas directamente con la competencia que mantiene Marruecos con Argelia. Tal y como informaba hace exactamente un mes Sonia Moreno en este periódico, las alianzas entre Marruecos e Israel son cada vez más estrechas. Y eso les ha llevado a alcanzar un pacto militar para suministrar al país magrebí el sistema de defensa Iron Dome de la compañía militar Rafael Advanced Defense Systems.
Este acuerdo dotaría a nuestro vecino del sur con el último y más poderoso sistema de defensa del mundo.
El Iron Dome, conocido también como la 'Cúpula de hierro', es un sistema móvil de defensa aérea diseñado para interceptar y destruir cohetes de corto alcance y proyectiles de artillería disparados desde distancias de 4 kilómetros (2,5 millas) a 70 kilómetros (43 millas).
La cooperación de Marruecos e Israel en materia de seguridad ha existido siempre, aunque se ha evidenciado a partir de que firmaran el restablecimiento de las relaciones diplomáticas a través de los denominados Acuerdos de Abraham, que pretenden dar cobertura al Acuerdo del Siglo para el conflicto palestino.
No obstante, aunque Marruecos parece haber obtenido un gran logro diplomático sin apenas coste ni alterar las relaciones reales que ya tenía con Israel, sí podría tener un alto costo interno que en un futuro el Gobierno marroquí terminara restableciendo relaciones diplomáticas plenas con el Estado israelí.
Según una encuesta del Arab Center (2020), el 88% de los marroquíes se opondría al reconocimiento diplomático de Israel, y el 70% considera la causa palestina como una que incumbe a todos los árabes.
'Guerra híbrida'
Parece que el propósito de Marruecos a través de sus acuerdos con Israel, del reforzamiento del gasto militar o de la presión ejercida sobre España en diferentes materias (las aguas jurisdiccionales que se solapan con las de las islas Canarias, sus eternas aspiraciones sobre Ceuta y Melilla o el Sáhara Occidental) no fuera otro que el de llevar a cabo una especie de 'guerra híbrida'.
El concepto de 'guerra híbrida' entró a formar parte de nuestro vocabulario reciente a raíz del conflicto fronterizo que Rusia y Bielorrusia desataron en Polonia, tratando de desestabilizarla (a ella y a la Unión Europea) usando a inmigrantes como elemento de presión.
¿En qué consiste una 'guerra híbrida'? Tal y como explicaba Guillermo Ortiz en EL ESPAÑOL se trata de intentar cambiar las políticas de un país extranjero mediante técnicas de desestabilización que no impliquen necesariamente la violencia convencional.
¿Y cómo desarrolla en este caso el reino alauí su particular 'guerra híbrida'? Mediante la construcción de piscifactorías frente a Canarias, tratando de arrinconar a Ceuta y Melilla, autorizando a Catar a realizar prospecciones en aguas Canarias...
Precisamente la semana pasada Sonia Moreno exponía en este diario la estrategia del país vecino para hacerse con Ceuta y Melilla evitando la guerra. Un informe de un prestigioso think tank especializado en seguridad y defensa alertaba de esta táctica.
El documento, elaborado por el Instituto de Seguridad y Cultura y por el Observatorio de Ceuta y Melilla, se titula 'Las pretensiones de Marruecos sobre Ceuta y Melilla desde la perspectiva de la zona gris'. En él se analizan los movimientos más recientes a nivel geopolítico del país vecino.
Por una parte, el desasosiego por la tendencia marroquí a presionar en las fronteras terrestres que compartimos con ellos. Por otra, la entrada de miles de ciudadanos por el Tarajal el pasado mes de mayo tras su enfado por la acogida humanitaria del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, quien accedió a la península de manera subrepticia y sin pasar el control de pasaportes.
Afrentas como estas, compondrían para los autores la llamada "zona gris": una estrategia para sembrar la incertidumbre en ambas ciudades y en el archipiélago canario, pero sin necesidad de usar la violencia.
Otras alianzas
A todo esto hay que sumar el crecimiento armamentístico de Marruecos al que aludíamos al comienzo del artículo. Un presupuesto que no ha dejado de crecer en los últimos cinco años. También hay que tener en cuenta la alianza que Mohamed VI mantiene con Estados Unidos, hasta el punto de que Washington se ha consolidado como su gran proveedor militar. Y Rabat se ha convertido en el primer comprador de material de defensa estadounidense en el continente africano.
Muy atrás queda el ejército que vio el incidente del islote de Perejil en el verano de 2002. En casi dos décadas, las fuerzas armadas alauís se han dotado de numerosos medios materiales a la vez que diversificaban sus proveedores de armamento, permitiendo con ello incrementar notablemente su catálogo de capacidades militares.
Para el ministro de Defensa marroquí, Abdelatif Loudiyi, el presupuesto de Defensa que manejan para 2022 es "razonable" si se compara con el destinado por los países de la zona.
Y sobre la adquisición de material militar, Loudiyi considera que se realiza tras un establecimiento de las prioridades, a través de comités que "estudian de forma minuciosa" el tipo de armas que se quiere comprar y los contratos que se quiere firmar en este ámbito.
En cualquier caso, Marruecos está cada vez más cerca de su objetivo: desbancar a Argelia para ocupar su lugar como primera potencia armamentística africana. Y eso es algo a tener en cuenta cuando apenas nos separan 94 kilómetros de nuestro vecino del norte de África (la distancia entre Tánger y Algeciras). Un vecino cada día más poderoso.
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