La "mascarada" de las elecciones en Túnez: mucho descontento, algo de miedo y poca esperanza
- La sociedad civil dedicó la última jornada de la campaña para protestar en el centro de Túnez contra el presidente Kais Saied, que de nuevo ganará las elecciones.
- Más información: La cuna de la Primavera Árabe no es país para la democracia: Túnez vota en las elecciones sin oposición real a Saied
Túnez celebra una jornada electoral con poca esperanza de cambio y con miedo tras la represión a quienes critican el régimen. El presidente renovará su mandato por cinco años más en unas elecciones tildadas por la sociedad civil de "mascarada" o "farsa". "Estamos todos amordazados. Necesitamos que se vaya. Esperamos un milagro", suplicaba entre lágrimas la prima de la abogada Sonia Dhamani, detenida en el mes de mayo por "difundir información falsa", en declaraciones a EL ESPAÑOL durante la manifestación del 6 de octubre.
Al lado, militantes del Partido Constitucional Libre, rogaban a gritos la liberación de su presidenta Abir Moussi, condenada en agosto a dos años de prisión por el mismo motivo, "difundir información falsa". Realmente, Moussi había criticado las elecciones legislativas celebradas en 2023, explican desde la formación. En definitiva, poco a poco, el presidente se ha deshecho de los candidatos opositores.
El último contrincante en entrar en prisión es Ayachi Zammel, fundador del movimiento Azimoun. El político y empresario de 47 años se encontraba en prisión provisional desde principios de septiembre, el 25 de ese mes la Justicia lo condenó a seis meses de cárcel, y una semana antes otro Tribunal le sentenció a un año y ocho meses de prisión por "falsificación de patrocinios", necesarios para el registro de candidaturas.
Finalmente, el 30 de septiembre lo sentenciaron a 12 años de prisión. En la sede de su partido, el portavoz de la campaña, Ramzi Jebabli, explicó a EL ESPAÑOL, "que se encontraba fuerte" y que "seguirán adelante" a pesar de las adversidades. "Probablemente gané las elecciones Kais Saied y será deplorable porque gobierna sin el pueblo tunecino, su balance es negativo. Espero con mi corazón que los tunecinos voten masivamente para terminar con esta época", deseó.
Existe una ley anterior al mandato de Kais Saied que prohíbe a los candidatos hacer declaraciones a los periodistas extranjeros. En todo caso, los dos partidos opositores que consiguieron llegar hasta el final de la campaña electoral convocaron el viernes sendas ruedas de prensa para explicar la situación ante los medios locales. En ese encuentro, Zouhair Maghzaoui, líder del partido Movimiento Popular, el único opositor al presidente que permanece en libertad, calificó el país como "la república del miedo".
"La situación económica del país es pésima. La inflación ronda el 9%, con un PIB del 0,2%, la tasa del paro es de 15%, no hay motor que incite al crecimiento", detalló a EL ESPAÑOL Mohamed Msilni, miembro del partido. Eso se traduce en que actualmente una botella de aceite de oliva cuesta 33 dinares (alrededor de 10 euros) mientras que hace una década el mismo producto se vendía a poco más de 6 dinares (no llega a los 3 euros), cinco veces menos. Es una gran diferencia sobre todo teniendo en cuenta el salario mínimo interprofesional, que no alcanza los 500 dinares (alrededor de 150 euros).
La Red Tunecina por los Derechos y las Libertades, creada recientemente por partidos de la izquierda y asociaciones de la sociedad civil, convocó la protesta del viernes para reclamar al presidente la restauración de las libertades democráticas, la liberación de las personas encarceladas, terminar con la represión social y unas elecciones libres y transparentes.
La esperanza de un cambio es nula, pero en la calle se palpa las ganas de revolución. A pesar de que la manifestación no fue secundada por la población por miedo o por hartazgo, los cánticos y las reclamaciones de libertad transportaban a la revolución de 2011 contra Ben Ali.
Apoderado "el faraón", en los carteles increpaban a Kais Saied "no cambies la ley, no tienes permiso" porque solo nueve días antes de los comicios modificó la ley electoral. A pesar de que él mismo en las elecciones de 2019 que le llevaron al poder, aseguró: "¡No podemos modificar la ley electoral cuatro meses antes de las elecciones! manifestación (…) Es un ataque contra la República".
Los cánticos reflejaron el descontento generalizado con la represión autoritaria de este régimen. "Es él quien ha vendido el país" o "Abajo las torturas de la policía, abajo la coacción al pueblo", corearon los manifestantes. De hecho, algunos de los familiares de los detenidos sí documentaron malas condiciones en las cárceles. En el caso de la letrada Sonia Dhamani que denunció en la televisión francesa "un Estado de prisión" y ha sido encarcelada, "es fuerte, pero la obligaron a cortarse el pelo, la pusieron en una celda que está llena de ratas y cucarachas, está privada de visitas, solo puede recibir a sus padres", lamentó su prima.
La detención de la letrada, como informó entonces este diario, se basó en el famoso decreto 54 sobre cibercriminalidad promulgado por el presidente Kais Saied en septiembre de 2022, que penaliza con cinco años de prisión a los tunecinos que difundan "información falsa y rumores" en internet. Varias mujeres de la familia de Dhamani acudieron a la manifestación contra Kais Saied en el centro de Túnez que cerró la campaña electoral este viernes.
Actualmente, los últimos represaliados, después de los políticos, activistas y periodistas son los defensores de los derechos humanos. En los despachos de las asociaciones que llevan décadas trabajando con la sociedad civil se respira miedo e incertidumbre. Algunos prefieren no hablar con la prensa o hacerlo "off the récord", porque confiesan que desconocen cuánto tiempo podrán aguantar sin que les cierren la asociación, como ya ocurrió con varias organizaciones antirracistas.
"Túnez no es un lugar seguro porque ayer (jueves) también convocaron a un activista de la Asociación Tunecina para la Igualdad de las Personas LGBTI para que se presente ante la policía el 10 de octubre", desveló a este medio un activista que prefiere mantener el anonimato.
Sin suspense
La campaña electoral ha sido casi inexistente por lo que en las asociaciones de derechos humanos consideran estos comicios como una "aprobación del poder de Kais Saied". Finalmente, solo concurren tres candidatos porque Kais Saied también elige unilateralmente a los miembros del organismo responsable de organizar las elecciones desde 2011, la Instancia Superior Independiente para las Elecciones (ISIE).
De tal manera que esta institución solo aprobó tres candidaturas para las elecciones, entre ellas la del presidente. A pesar, de que algunos de los rechazados impugnaron la decisión en el tribunal administrativo, que hasta ahora tenía competencia exclusiva sobre las candidaturas electorales, y ganaron la apelación, el ISIE rechazó la sentencia judicial el 1 de septiembre. Así, la sociedad civil acusa a la institución de falta de neutralidad, de no ser imparcial.
Casi diez millones de electores están autorizados a votar en 9.700 colegios electorales repartidos en 5.017 centros. "Hoy el dato más importante será el de participación. La respuesta de la oposición es irrelevante", reflexiona el filósofo y escritor español Santiago Alba, residente desde hace dos décadas en Túnez.
Todas las personas consultadas coinciden que la victoria será para Kais Saied, en parte por su política populista. Un populismo como una forma de religión secularizada. "Creen en él (Kais Saied) como si creyeran en un profeta. Porque llegó en 2019 y no era político, eso es todo. Nunca hizo política. Habló un lenguaje populista en el sentido de que debemos volver a lo fundamental. Es un poco la idealización del grupo social de la nación, pero bajo una forma, digamos, idealista. Idealizamos la unidad, idealizamos la pureza del grupo y, por tanto, estamos en contra de todo lo que es mezcla", explicó Sami Ben Abderrahmane, juez jubilado, en una entrevista con EL ESPAÑOL.
Muchos jóvenes votaron a Kais Saied en 2019 porque era un profesor de Derecho que se solidarizaba con la Revolución y salía en las manifestaciones de la Primavera Árabe. Sin embargo, la profesora, militante política y feminista Dhouha Kallali, mantiene ahora que "Kais Saied trabajaba con Ben Ali, está entre las personas que trabajaron la Constitución de Ben Ali, y pensó que él iba a ser el presidente con la desaparición de Ben Ali.
Empleó años en su proyecto personal para convertirse en presidente. El problema es que no es un proyecto para Túnez, es para sus intereses personales". Sus palabras ponen el vello de punta a cualquiera que la escuché explicar que también salió en 2011 a protestar contra Ben Ali, y que "la situación va a ser peor". "¿Qué va pasar el lunes? ¿Qué va a hacer los próximos cinco años?, se pregunta esta
joven, "va a destruir el resto de lo que queda", lamenta.
Muchos ciudadanos no acudirán a las urnas y otros votarán en blanco. Desde luego, la baja abstención beneficia a Kais Saied, por eso los opositores han movilizado el voto como una prioridad. Hamdubi, jefe de una empresa, perfectamente trajeado y con una corbata a juego, fue de los primeros ciudadanos en llegar a Le Passage, desde donde salió la manifestación el viernes.
"Estoy aquí en contra del decreto presidencial y por las personas que están en prisión. No voto por no hay otros candidatos, porque el presidente ya ha hecho todo para no tener rivales. No voy a votar porque son las elecciones de Kais Saied", sentenció.