El rey de Marruecos, Mohammed VI, y el presidente francés Emmanuel Macron se dan la mano en Rabat, Marruecos, el 28 de octubre de 2024.

El rey de Marruecos, Mohammed VI, y el presidente francés Emmanuel Macron se dan la mano en Rabat, Marruecos, el 28 de octubre de 2024. REUTERS Rabat

África

Marruecos espera que la alianza con Francia empuje a otros países europeos a reconocer su soberanía sobre el Sáhara

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Desde que el presidente de Francia, Emmanuel Macron, reconociese el plan de autonomía marroquí como "la única base para lograr una solución política, justa, duradera y negociada, de conformidad con las Naciones Unidas", el 30 de julio con motivo del 25 aniversario de la llegada al trono de Mohamed VI, las relaciones bilaterales han mejorado hasta tal punto que el mandatario fue recibido en Rabat con los máximos honores en un viaje de Estado de tres días.

En la misma línea, esta semana, se dirigió a las dos cámaras en el Parlamento de Rabat con estas palabras: "El presente y el futuro del Sáhara Occidental se enmarcan en la soberanía marroquí. (…) Para Francia, la autonomía bajo soberanía marroquí es el marco en el que debe resolverse esta cuestión".

Para el Frente Polisario, es "un acto simbólico que le ha permitido cerrar grandes negocios en el país magrebí por un valor de 10.000 millones de euros (…) Lo expresado por Macron estos últimos meses no es más que la constatación de una política de apoyo y cooperación que se lleva a cabo desde el inicio de la ocupación en distintos ámbitos clave como el militar, económico y político en el ámbito internacional.

Macron ha propuesto en su discurso, la vulneración del Derecho Internacional y de la jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea", mantiene Abdulah Arabi, su representante en España.

Sin embargo, durante la visita de Macron, en una reunión de los ministros de Asuntos Exteriores en Rabat, Jean-Noël Barrot, anunció "hemos adoptado el mapa completo del Reino de Marruecos (…) y nuestro embajador viajará la próxima semana al Sáhara para intensificar nuestra labor consular y cultural allí con el objetivo de establecer una alianza francesa".

De hecho, la prensa marroquí asegura que Francia abrirá un consulado general y un instituto francés en El Aaiún. Desde Rabat se presiona para que el apoyo a su plan de autonomía pase del reconocimiento de las palabras de las autoridades francesas a hacerse material con motivo del aniversario de la Marcha Verde, el 6 de noviembre.

De esta manera, Francia sería el primer país europeo en abrir un consulado en el Sáhara Occidental. "El consulado estará ubicado en el distrito administrativo, en un chalé, en el bulevar Essalam, con jurisdicción sobre El Aaiún y Dajla", adelantó el Think Tank Instituto Geopolítico Horizons, situado en Marruecos.

El país magrebí ha llevado a cabo una labor diplomática incansable para conseguir el apoyo de la comunidad internacional sobre su soberanía en el Sáhara Occidental. Actualmente, Dajla y El Aaiún cuentan con una treintena de consulados, principalmente africanos y árabes, pero también han establecido sedes diplomáticas, por ejemplo Guatemala, Haití y Surinam; idea que Rabat pretende extender en Occidente. C

had ha sido el último país en abrir un consulado en Dajla, el 14 de agosto de 2024, tras haber anunciado el compromiso en una nota verbal dos años antes.

A pesar de ser un territorio no autónomo bajo supervisión del Comité Especial de Descolonización de la ONU, para el rey Mohamed VI la apertura de consulados en el Sáhara Occidental está "en el ámbito legal y diplomático", y supone "el claro reconocimiento explícito de la marroquinidad del Sáhara, y como expresión de su confianza en la seguridad, estabilidad y prosperidad de que gozan nuestras provincias del sur", manifestó en su discurso por el 45 aniversario de la Marcha Verde el 6 de noviembre de 2020.

Marruecos lo considera un reconocimiento de su soberanía y a cambio ofrece ventajas económicas para que se instalen multinacionales que explotan los recursos naturales del territorio.

Compañías europeas en el Sáhara

En el territorio saharaui ya es efectiva una Cámara de Comercio e Industria francomarroquí, pero además con los acuerdos firmados en Rabat esta semana, habrá una cooperación entre MGH Energy y Petrom en el marco del proyecto Janassim para la producción de e-combustibles en la región de Dajla.

De esta manera, en el marco de la ‘Oferta de Hidrógeno Verde Marruecos’ publicada en marzo de 2024, la filial MGH Energy Maroc encabeza el Proyecto Janassim. Esta iniciativa tiene como objetivo desarrollar, construir y operar una planta dedicada a la producción de combustibles sintéticos renovables en la región de Dajla.

Como actor clave en la descarbonización del transporte marítimo y aéreo, MGH Energy Maroc también busca contribuir a la soberanía energética sostenible del país. "Más allá de la planta de Janassim, la empresa pretende fomentar una economía vertical y horizontal integral en torno a sus actividades. Esto incluye el desarrollo industrial de la región, la creación de programas y títulos de capacitación especializados para satisfacer las nuevas demandas y el apoyo a la agricultura y la economía locales", justifica la empresa en una nota de prensa.

De las compañías europeas que operan en el Sáhara Occidental destacan las españolas, francesas y alemanas, destinadas sobre todo a energías renovables, recursos mineros, agrícolas y pesqueros, y las especializadas en construcción.

Las francesas se dedican primordialmente a la agricultura y la pesca, pero van a ampliar sus sectores de acción a las energías renovables. Destacan Engie, con una desaladora, y la naviera CMA CGM en el puerto de Dajla, que además acaba de cerrar un acuerdo con Rabat para explotar al 50% el puerto Nador West Med, como adelantó EL ESPAÑOL.

Por su parte, el Instituto Francés en El Aaiún, capital del Sáhara Occidental, "sería el decimocuarto", si tenemos en cuenta los que ya existen en Marruecos. La presencia cultural y diplomática se extiende a la parte económica.

Estas nuevas representaciones diplomática, cultura y económica tienen como objetivo apoyar las crecientes inversiones francesas en el sur del país, en particular en energías renovables. Todo esto a pesar de la sentencia del 4 de octubre del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que dictamina que la UE y Marruecos no pueden incluir recursos del Sáhara Occidental en sus acuerdos comerciales sin el consentimiento expreso del pueblo saharaui y su representante, el Frente Polisario.

"Nunca se ha pretendido el cese total de la actividad económica en el territorio, sino que la misma debe ser llevada a cabo con el consentimiento del pueblo saharaui a través de su representante, el Frente Polisario. Sin consentimiento no es actividad económica, es expolio ilegal que obstaculiza el derecho a la autodeterminación del pueblo del Sahara Occidental", aclara a El ESPAÑOL el representante del Polisario en España, Abdulah Arabi.

De hecho, el Polisario ha expresado en reiteradas ocasiones, su "absoluta disposición" a negociar con la Unión Europea así como con cualquier operador económico interesado en explotar los recursos naturales del Sáhara Occidental "de acuerdo con la legalidad internacional". 

Presión a Occidente

Otro objetivo que busca Rabat es que la presencia francesa en el Sáhara Occidental allane el camino a otros Estados de la Unión Europea. Desde hace un par de años, varios países europeos secundan la propuesta marroquí, entre ellos Alemania, Austria, Países Bajos y Bélgica.

Desde el país vecino consideran que el apoyo de Estados Unidos ha servido de cascada. El 10 de diciembre de 2020, el expresidente Donald Trump anunció por sorpresa en su cuenta de X un decreto presidencial en el que Estados Unidos reconocía "la soberanía marroquí sobre la totalidad del territorio del Sáhara Occidental".

Por su parte, en España el presidente Pedro Sánchez abandonó la neutralidad en un giro inesperado en 2022. En una carta dirigida al rey Mohamed VI consideró la iniciativa de autonomía como "la solución más realista, creíble y seria", entre otros motivos para arreglar las relaciones diplomáticas con el país vecino.

No obstante, le costó las relaciones comerciales con Argelia, que respalda el derecho a un referéndum de autodeterminación para el pueblo saharaui.