"Miami está de celebración", así lo ha asegurado a EL ESPAÑOL el alcalde de la ciudad Tomás Regalado después de conocer la noticia de la muerte de Fidel Castro. Desde medianoche, miles de personas se han acercado al Café Versailles, considerado el bastión del exilio cubano, con banderas y tambores al grito de "libertad".
"No se está celebrando la muerte de un ser humano, se está celebrando la muerte de un dictador, de una era y del culpable que ha echado a perder la vida de cinco generaciones", decía el político local, nacido en Cuba, que también ha querido sumarse al júbilo junto al resto de ciudadanos.
Muchos de ellos llevan más de 50 años esperando este momento. Es el caso de Luis Valdeón, que está a punto de cumplir casi medio siglo exiliado en el sur de la Florida. Él está convencido "que va a pasar algo" a partir de ahora ya que "por fin se ha roto la cadena". El hombre, de 76 años, no tiene ninguna duda de que "otros dictadores como Chávez han salido de la bestia esta", y por eso es necesario que la situación cambie en la isla caribeña.
La emblemática calle Ocho, en el corazón de la Pequeña Habana, donde viven miles de cubanos, también esperaba con ansias este momento. Por eso, la policía había coordinado, desde hace muchos años, un operativo de seguridad para cuando llegara este día.
"En un momento se han llegado a congregar más de 10.000 personas. Por eso se ha cerrado la calle y se va a mantener cerrada", explicó Regalado al respecto.
Escepticismo entre el exilio
Ernesto Tamayo Guerra, un conocido expreso político, se enteró de la noticia por su esposa, que estaba ingresada en un hospital de la Habana. Los enfermeros le avisaron que debía encender la televisión por la muerte del gobernante y ella llamó inmediatamente a su esposo para comunicarle la noticia. El joven no podía reprimir las lágrimas por "el ambiente de felicidad y patriotismo" que se estaba viviendo ahí.
"Yo fui liberado gracias a Barack Obama y John Kerry el pasado mes de septiembre de 2015. Pero creo que eso va a traer oxígeno al régimen y no va a resolver el problema de los cubanos", señaló, poco optimista, el activista cubano de 26 años, que protagonizó varios actos de repudio en contra del gobierno castrista en la isla.
El exilio cubano está dividido. Algunos, como Tamayo, se muestran escépticos en que las cosas puedan cambiar, y más después del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos. Otros, sin embargo, confían en que ahora pueda cambiar el curso de la historia.
La noche en Miami ha sido larga. Poco importaba que la gente estuviera descansando por el día de Acción de Gracias. La ocasión lo valía para salir a las calles y celebrar la muerte de Fidel Castro.
Teresa Gómez, una mujer de 78 años, salió de Cuba en 1962 porque su esposo estaba siendo perseguido por el gobierno de Fidel Castro. Hoy no ha pegado ojo en toda la noche porque cree que "ahora sí que las cosas cambiarán en el país".
Parece que la noche va a ser mucho más larga de lo esperada. Los exiliados cubanos quieren seguir celebrando la muerte de un hombre que les obligó a salir de su país y esperan que, algún día, puedan regresar a la tierra que los vio nacer.