Ecuador decide este domingo quién será su presidente para los próximos cuatro años. Después de diez años en el poder, Rafael Correa cede el paso y el rumbo del país latinoamericano quedará en manos de su aliado, Lenín Moreno, o del opositor Guillermo Lasso.
Con la erosionada economía como principal preocupación para el país, los 12,8 millones de ecuatorianos llamados a las urnas se debaten entre el continuismo que ofrece el candidato de izquierda o seguir la tendencia de otros países de la región y virar hacia un gobierno más favorable hacia el sector privado ahora que el 'boom' de los altos precios de las materias primas llega a su fin.
Tras una polémica primera vuelta, celebrada el 19 de febrero, la carrera hacia el Palacio de Carondelet se ha intensificado en la última semana. Según el Consejo Nacional Electoral (CNE), Moreno logró en la primera vuelta un 39,36% de los votos (3.716.343 votos), frente al 28,09% de apoyo para Lasso (2.652.403 votos). Esos más de diez puntos de diferencia se redujeron en los sondeos de opinión en las semanas posteriores, situando a Lasso como favorito para el balotaje.
Pero el impulso que el centroderechista había logrado parece haberse deshinchado. El exvicepresidente Moreno, que se quedó al borde de la victoria en febrero, ha logrado adelantar a Lasso en los sondeos a diez días de la segunda vuelta.
La última encuesta de Cedatos, publicada el 21 de marzo (la legislación ecuatoriana no permite sondeos en los últimos diez días antes de la cita electoral), da una estrecha victoria al oficialista, con una intención de voto de 52,4% frente al 47,6% de Lasso. Sin embargo, todavía hay un amplio grupo de votantes indecisos (16%) que podrían ser clave para el resultado final.
Tensa campaña electoral
Moreno, que quedó paraplégico tras un disparo durante un robo en 1998, ha prometido impulsar los beneficios sociales para las madres solteras, los pensionistas y los discapacitados. Además, tacha a Lasso de elitista que pretende desmantelar las políticas sociales y le culpa de la crisis financiera del país en 1999 en la que cientos de ecuatorianos perdieron sus ahorros. "¡Decid no al banquero! Hemos llegado muy lejos y ahora vamos a mejorar aún más", ha afirmado Moreno en sus mítines.
"Si las cifras de los sondeos son correctas, podría reflejar el éxito de la estrategia dual realizada por la gobernante Alianza País que culpa a Lasso de la crisis financiera de 1999 y defiende que su programa económico obedece a la la doctrina del shock neoliberalista", afirma el analista Nicholas Watson, de Teneo Intelligence, en un informe.
En 1999, la decisión del Gobierno encabezado por el presidente Jamil Mahuad (1998-2000) de congelar los depósitos bancarios de miles de clientes durante cinco días en marzo de ese año desencadenó una grave crisis financiera en Ecuador. En agosto, Mahuad creó para Lasso el puesto de 'superministro' de Economía y le otorgó la misión de coordinar los ministerios de Finanzas y Energía y convencer a los empresarios de que era necesario subir el IVA en medio de la crisis financiera que atravesaba el país.
Lasso, expresidente del Banco Guayaquil y con una sólida trayectoria en banca privada además de sus cargos en la administración estatal, ha rechazado estas acusaciones y se desliga del negro episodio alegando que como 'superministro' sólo firmó su asunción y su renuncia tras sólo mes en el cargo. El "candidato-banquero", como se refiere a él el oficialismo, ha prometido crear un millón de puestos de trabajo durante su mandato y acusa a la alianza gobernante de tapar los escándalos de corrupción, ahogar a los medios de comunicación y llenar las instituciones con sus seguidores.
"¡Decid no a aquellos que quieren convertirnos en Venezuela!", defendió Lasso ante sus cientos de seguidores en un acto en Quito esta semana haciendo mención a la escasez de alimentos y la profunda crisis económica que atraviesa el país vecino, gobernado por Nicolás Maduro, un aliado de Correa. El candidato de CREO ha prometido además sacar al creador de WikiLeaks, Julian Assange, de la embajada de Ecuador en Londres.
Además del vuelco en los sondeos, el candidato de CREO ha protagonizado en la última semana un violento incidente. A la salida del del estadio Atahualpa, en Quito, tras el partido Ecuador-Colombia, Lasso, su esposa y sus hijos fueron "agredidos por una pandilla" que utilizó palos y piedras y se empleó a base de "golpes, patadas, puñetes y amenazas con cuchillos".
Ante el suceso, ambos candidatos cerraron filas contra la violencia en la campaña electoral y pidieron unos comicios en paz. "Ninguna expresión de intolerancia es aceptable, venga de donde venga. Rechazamos los actos de violencia a la salida del Atahualpa", escribió en Twitter el candidato de Alianza Popular.
Para el analista Nicholas Watson, el efecto que tenga sobre los votantes indecisos que el último debate entre los candidatos (previsto para el lunes 27 de marzo) no se realizara porque solo asistió Lasso y el incidente violento contra el candidato de CREO, "todavía está por verse".
Refuerzo de seguridad
Cerca de 50.000 miembros de las Fuerzas Armadas velarán por la seguridad de las elecciones. El Consejo Nacional Electoral (CNE) indicó esta semana de que coordinará los esfuerzos de una docena de instituciones públicas para garantizar que las fases del proceso electoral se cumplen con normalidad, hasta la entrega de los resultados.
Las más de 40.000 juntas receptoras de voto abrirán sus puertas de 7.00 horas mañana a 17.00 horas. El voto es obligatorio para los ciudadanos entre 18 y 65 años y optativo para jóvenes entre 16 y 18 años y mayores de 65 años. La Policía y los militares también tienen voto optativo y más de 378.000 ecuatorianos están autorizados a votar en el extranjero.
El día de las elecciones está previsto que se conozcan encuestas a boca de urna al cierre de las mesas de votación, a partir de las 17.00 horas (22.00 GMT), mientras que el CNE ha anunciado que publicará los primeros resultados oficiales a las 20.00 horas (1.00 GMT del lunes). Los resultados finales podrían retrasarse varios días como ocurrió en la primera vuelta.