El nombramiento de un fiscal especial para investigar el intento ruso de interferir en las elecciones presidenciales de EEUU no ha sentado nada bien en la Casa Blanca -el presidente Donald Trump ha afirmado vía Twitter que sufre la mayor "caza de brujas" de la historia- y tampoco ha ayudado a que cesen las sospechas en torno al creciente escándalo ya conocido como 'Rusiagate'.
Sobre todo tras conocerse que Trump sabía de las conexiones de algunos de sus colaboradores con el Kremlin, como su exasesor de Seguridad Michael Flynn, con el que incluso se solidarizó con un mensaje al estilo de Rajoy: "Flynn, sé fuerte", le escribrió.
Si esta semana el proceso de 'impeachment’ ha dejado de ser una lejana posibilidad para convertirse en una opción barajable, ahora empieza también a hablarse abiertamente en Washington del relevo del magnate por el vicepresidente Mike Pence.
El detonante ha sido un artículo publicado por la revista Político, titulado "Los conservadores empiezan a susurrar: Presidente Pence”, que recoge los testimonios de varios congresistas republicanos, que estarían comparando la situación de Trump con la de Nixon, y mostrándose satisfechos de que en su día se eligiera de número dos a un político de perfil clásico y del partido como Pence.
El presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, este jueves en rueda de prensa se indignó al ser preguntado por esta información, y sobre si ya estaba sobre la mesa la sucesión. "Ni siquiera voy a dar crédito a eso. No voy a comentar nada”, contestó al ser inquirido sobre si sus compañeros estaban dando por hecho que Pence "probablemente está ya ensayando" para el cargo.
El citado artículo sostiene que los republicanos contemplan este escenario siempre que se confirmen los últimos escándalos: que Trump reveló información clasificada a funcionarios rusos y que además había pedido al exdirector del FBI, James Comey, enterrar la investigación federal sobre su exasesor de seguridad Michael Flynn por sus lazos con Moscú.
Los conservadores tiene un papel difícil aquí. Aunque su apuesta oficial es apoyar a la Casa Blanca, a la vista de que el escándalo no deja de crecer y de que un fiscal independiente no ayudará a controlar las averiguaciones sobre los nexos con el Kremlin, empiezan las deserciones. Más de 10 republicanos moderados han criticado en las últimas 48 horas al presidente por las dos últimas polémicas.
Y en medio de esta situación, justo este miércoles el vicepresidente Mike Pence abrió su propio comité de acción política, una plataforma que sirve para recoger fondos y apoyar a candidatos electorales, teóricamente para los aspirantes pro-Trump, según informa la CBS. Sin embargo, este gesto y el momento escogido sólo ha servido para alimentar las especulaciones sobre que el vicepresidente se está preparando para la investigación que se avecina y que podría arrojar más revelaciones contra la Casa Blanca, aunque su equipo de colaboradores lo niega.
ENFADO EN LA CASA BLANCA
La designación del exdirector del FBI Robert Mueller como fiscal especial para investigar la trama rusa ha sido la guinda para esta semana negra del presidente Trump, cuya decisión de despedir al James Comey ha sido la que ha originado toda esta tormenta política. Trump no ha dudado en calificar el nombramiento de Mueller como "una cosa muy, muy negativa" que "daña terriblemente al país" porque muestra que está "dividido".
El cese del exdirector del FBI la pasada semana, justo cuando indagaba sobre la conexión con Moscú, se fraguó en la Casa Blanca, lo que ha generado un clima de tensión en el ala oeste. Según publican varios medios, como el Chicago Tribune, Trump está enojado con sus asesores, aunque este sentimiento parece ser recíproco, por lo que se esperan salidas y ceses entre el personal en los próximos días.
En cualquier caso, el foco del escándalo sigue puesto sobre Michael Flynn. Según desvela este jueves Yahoo! News, el asesor de seguridad nacional de Trump que dimitió en febrero tras descubrirse que había mantenido conversaciones en diciembre con el embajador ruso en Washington sobre las sanciones de EEUU al Kremlin, algo que había negado hasta entonces, recibió a finales del mes pasado un mensaje del presidente en el que le decía "sé fuerte". La Casa Blanca no ha hecho comentarios a la información de este medio.
Flynn, que se encontraba bajo investigación federal por sus lazos con Rusia, se reunió con un grupo de viejos amigos en un restaurante de Virginia para abordar su futuro profesional. Sus comensales le preguntaron por su relación con Trump, a lo que el asesor respondió que seguía siéndole leal y que el magnate todavía mantenía la comunicación con él.
"Acabo de recibir un mensaje del presidente para permanecer fuerte", dijo Flynn después de la comida, según dos fuentes cercanas a él citadas por Yahoo News, que no especificaron si el mensaje llegó a través del móvil, una llamada o un intermediario.
Este jueves, durante la rueda de prensa conjunta con el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, se le preguntó a Trump directamene por si había intercedido por Flynn ante el exdirector del FBI. Tenso, respondió con un lacónico "No, pasemos a otra pregunta".
La cena fue el 25 de abril, justo el día en el que dos congresistas encargados de investigar el asunto desvelaron, a partir de documentos del Pentágono, que Flynn no había comunicado ingresos extranjeros provenientes de Rusia y Turquía.
MÁS CONTACTOS RUSOS
A esto hay que sumar que, según publica Reuters, Flynn y otros asesores de la campaña de Donald Trump mantuvieron más contactos con funcionarios rusos y otras personas relacionadas con el Kremlin durante los últimos siete meses de la carrera presidencial de 2016. Estas interacciones, desconocidas hasta ahora, forman parte del expediente que ahora está siendo revisado por el FBI y los investigadores del Congreso.
En concreto, las conversaciones que afectan a Flynn se centraban en crear un canal de comunicación comunicación fluido entre Trump y Vladimir Putin. En enero, la Casa Blanca inicialmente negó cualquier contacto con funcionarios rusos durante la campaña, aunque poco a poco ha ido admitiendo al menos cuatro reuniones.
Y para acabar complicar las cosas al magnate, el New York Times desveló este miércoles que su equipo sabía de la investigación federal abierta sobre el general Flynn antes de nombrarle su asesor.
FLYNN NO QUIERE COLABORAR
Ahora el FBI, el Congreso y también el fiscal especial Mueller, que están llevando a cabo investigaciones independientes sobre este asunto, podrán solicitar a la Casa Blanca la relación completa de comunicaciones entre personas vinculadas al Kremlin durante la campaña electoral y los meses posteriores.
De momento, los abogados de Flynn han anunciado que no enviarán la documentación sobre sus conversaciones con Rusia solicitada por el Comité de Inteligencia del Senado, según anunció el presidente de esta comisión, el republicano Richard Burr, que inicialmente mostró su sorpresa para luego matizar que quizá se había adelantado dando esa información, y que en realidad los letrados del exasesor aún no han respondido formalmente.
Todas estas revelaciones plantean nuevas dudas sobre la actuación de Donald Trump, ya que el origen del posible delito de obstrucción a la justicia del que le acusan los demócratas, proviene de su petición al ya exdirector del FBI James Comey para que diera carpetazo a una investigación federal sobre Flynn, que había renunciado ya a su cargo tras descubrirse que sí había mantenido contactos con Moscú. Sus reticencias a colaborar con las investigaciones en curso no ayudan a la Casa Blanca.