La diminuta isla de Guam, una pequeña mancha verde de 544 kilómetros cuadrados en medio de la inmensidad azul del Pacífico, ha saltado a las páginas de los principales medios internacionales tras convertirse en el centro de la escalada dialéctica que mantienen EEUU y Corea del Norte desde hace meses.
El último y más espeluznante capítulo en este conflicto de provocaciones se produjo este miércoles, cuando el régimen de Pyongyang amenazó con atacar las bases de este territorio norteamericano, considerado clave para el Ejército estadounidense. Pero la antigua ínsula de Guaján -su nombre anterior a 1898-, es algo más que el almacén militar desde donde Washington vigila la costa asiática. Este paraíso olvidado formó parte de España durante más de 250 años y fue crucial para la victoria de los aliados en la II Guerra Mundial, episodios de los que quedan numerosos vestigios sobre el terreno.
Recorrer hoy en día las carreteras y caminos Guam es encontrarse con un paisaje de contrastes, donde la herencia hispana, muy diezmada por los conflictos posteriores al Desastre del 98 -donde España perdió además Cuba, Puerto Rico y Filipinas-, se mezcla con la predominante cultura estadounidense y la presencia asiática, muy relevante en la isla. De su pasado colonial quedan fuertes, puentes y hasta cañones españoles con el escudo nacional. Además la población, como ocurre en Filipinas, conserva nombres y apellidos castellanos, así como la cultura y religión católica, pero poco más. Los idiomas oficiales son el inglés y el chamorro, que conserva numerosos términos españoles pero que, más allá de la coincidencia de algunas palabras, resulta ininteligible para un hispanoparlante.
El régimen de Kim Jong-un no ha elegido este poco conocido territorio al azar a la hora de amagar con desatar su furia contra EEUU. Guam está situada a 3.400 kilómetros de Pyongyang, por lo que es la posesión norteamericana más cercana. Corea del Norte, según un despacho de su agencia oficial KCNA, estaría "examinando cuidadosamente un plan operativo para un fuego envolvente en torno a Guam con proyectiles de medio y largo alcance Hwasong-12 con el objetivo de contener las principales bases estratégicas de Washington en la isla".
Los misiles Hwasong-12 tienen un alcance estimado de entre 3.500 y 6.000 kilómetros, si bien, la Federation of American Scientists pone en duda que estas armas puedan llegar a funcionar plenamente, según explicó recientemente a este periódico Heajin Kim, experta en Proliferación Nuclear y Seguridad Nacional en Corea del Norte del ‘think tank’ Willson Center de Washington. Según estos datos, la capacidad militar norcoreana es limitada, pese a sus reiterados ensayos. Así, se estima que sólo tiene operativos cohetes del tipo Hwasong-5 y 6 y Nondong, que alcanzarían una distancia de entre 300, 500 y 1.300 kilómetros, respectivamente. Ninguno rozaría los EEUU.
El Ejército norcoreano sí estaría desarrollando y probando otros misiles que supondrían una amenaza real pero que, según esta entidad científica, todavía no está comprobado que funcionen al cien por cien. Se trata de los Taepodong-1, que alcanzarían los 2.500 kilómetros, y los Musudan, que abarcarían una distancia de hasta 3.000 kilómetros. También está trabajando con Taepodong que llegarían a 6.700 kilómetros -tocaría Hawai- y hasta los 12.000, con el que se podría golpear a un objetivo en la costa oeste de EEUU. En cualquier caso, pese a que la propaganda norcoreana asegura que dispone de capacidad para llegar al continente americano, no hay evidencias o certezas al respecto.
La despensa militar de EEUU
Pese a estas especulaciones, las advertencias norcoreanas han puesto en alerta a Guam, considerada la despensa militar de EEUU en el Pacífico. No en vano, sus bases ocupan el 29% de la superficie total de la isla. En total, hay siete centros de operaciones de la Armada, la Guardia Costera, las Fuerzas Aéreas y la Guardia Nacional, siendo las más importantes las Base Aérea de Andersen y la Naval de Guam.
Su posición geográfica la convierte en la punta de lanza del Ejército norteamericano, que además tiene planes para ampliar su presencia aquí, trasladando efectivos desde Japón a este territorio, con la vista puesta en que en 2020 la superficie militar pueda ocupar el 40% de la isla. Unos planes que, por cierto, las organizaciones ecologistas han criticado por considerar que deteriorarían el ecosistema de Guam.
Actualmente hay más de 6.000 efectivos destacados en esta isla, que dispone de una población de 162.000 habitantes. Este territorio no incorporado vive económicamente de la presencia militar y del turismo. No obstante, pese a lo paradisíaco de este destino, su industria turística se reduce a una parte de la isla, el distrito de Tumon, donde se alzan hoteles, casinos, centros comerciales y restaurantes ocupados casi exclusivamente por visitantes asiáticos.
Un paraíso para asiáticos y rusos
La isla está rodeada por playas casi vírgenes y aguas cristalinas, cuenta con vegetación tropical, vestigios arquitectónicos de su pasado colonial español y un clima, eso sí, caluroso y muy húmedo casi todo el año. Pese a estos aparentes atractivos, sólo los turistas japoneses, coreanos, chinos y algún ruso parecen interesados en viajar a este territorio, que no deja de ser suelo estadounidense, donde además no se pagan impuestos federales.
Por contra, el turismo de EEUU parece no tener interés en conocer esta isla. De hecho, este destino está fuera de las guías de viaje tradicionales de las familias norteamericanas y de las rutas aéreas, pese a poder competir con ofertas como Hawaii. Sin embargo, la enorme distancia que la separa del continente juega en su contra, así como la falta de infraestructuras. “Es un lugar maravilloso pero está muy lejos y el ciudadano estadounidense no lo asocia con las vacaciones. Hawaii o el Caribe son mucho más accesibles. Quizá los que tengan alguna relación con el Ejército saben de sus bases, pero en general es un territorio poco conocido hasta ahora”, comenta a EL ESPAÑOL Michael, un abogado que visitó Guam el pasado verano.
El primer amanecer americano
En lo alto de uno de los miradores de la isla cercano a la Base de Andersen, donde los grupos de japoneses suelen fotografiarse sin cesar con las vistas del océano de fondo, cuelga un cartel promocional que reza “I love Guam, where America’s Day Begins” (donde empieza el día estadounidense). En efecto, es aquí donde primero amanece en EEUU. Hay 14 horas de diferencia horaria con Washington DC, por ejemplo, por lo que, al encontrarse al otro lado de la línea internacional del cambio de fecha, buena parte de cada jornada Guam y el continente se encuentran en días diferentes.
Aunque pocos lo recuerden cuando que se habla del Desastre del 98, si Cuba era la perla del Caribe, Guam era la del Pacífico. La isla está jalonada por vestigios de su pasado español. Desde restos de fuertes a iglesias o cañones fundidos en Barcelona, o una Plaza de España casi en ruinas en el centro de la capital, Agaña. No en vano, la isla fue parte de España durante más de 250 años, desde que en 1565 los galeones españoles comenzaron a parar en sus costas para abastecerse durante la ruta que unía Acapulco y Manila. Desde entonces hasta el siglo XIX, el ejército levantó varios fuertes y murallas para proteger la bahía y garantizar el control de la zona.
Quedan por ejemplo parte del Fuerte de Nuestra Señora de Soledad, construido entre 1680 y 1810, que cayó en desuso cuando terminó la ruta comercial con México en 1815. El abandono y la II Guerra Mundial han arrasado buena parte de esta construcción, convertida hoy en un parque. En otra zona de se encuentran los restos del Fuerte de Santa Águeda, erigido en 1800 por el gobernador Manuel Muro, que bautizó así en honor a su mujer, Águeda del Camino. Aún pueden visitarse las tradicionales garitas de estilo español.
La pérdida de la isla
En 1898, durante la Guerra Hispano-Norteamericana, la isla pasó a manos estadounidenses casi sin necesidad de batallar. El 20 junio de aquel año, una flota compuesta por cuatro buques norteamericanos arribaron a la costa de la entonces Guaján, en su camino hacia las Filipinas. Allí fueron recibidos amistosamente por las autoridades españolas que desconocían que España estaba en guerra con los EEUU y que incluso, antes de saberlo, confesaron al enemigo que sus cañones no funcionaban y que carecían de munición.
La isla cayó en manos de EEUU. Pero la historia bélica de Guam estaba aún por llegar, como recuerda el museo militar de la isla. Durante la II Guerra Mundial, las tropas japonesas arrebataron a los norteamericanos este territorio en 1941 y encerraron al 80% de la población chamorra en campos de concentración en el interior de la jungla, iniciando la repoblación con japoneses en las costas. En 1944 EEUU recuperó la isla, desde la que inició la reconquista de todas las posesiones japonesas en el Pacífico. Sin Guam, como base de las Fuerzas Aéreas para repostar, esto no habría sido posible. Como recuerdo de aquella batalla aún se conserva en la Andersen Air Force Base un bombardero norteamericano derribado en combate.
La contienda arrasó buena parte del pasado español de Guam, especialmente en la capital, Agaña, que pese a todo sobrevivió. El nombre de esta ciudad, por cierto, deriva de la palabra ‘sangre’ en chamorro. Desde 1950, la isla se constituyó en un territorio no incorporado de EEUU. Sus pobladores tienen la ciudadanía estadounidense, representación en el Congreso -pero sin derecho a voto- y, como en Puerto Rico, la isla no participa en las elecciones presidenciales.
“Lo mejor de Guam son sus playas y su agua cálida y transparente, perfecta para el buceo y el descanso, pero llegar desde EEUU es casi imposible”, explica a EL ESPAÑOL un militar que ha estado tres años destinado en las bases de Guam. “No todo es bueno. Hay muchos problemas. Los turistas y los pobladores locales no tienen ningún cuidado a la hora de mantener el entorno. Hay basura por todos lados, incluso la tiran en la jungla. Además hay un problema de falta de formación y educación entre sus habitantes. La dieta es pobre, lo que deriva en problemas de salud. Al final, la isla es muy dependiente de la ayuda del gobierno federal”, añade.
En manos de Trump y Kim Jong-un
De lo que nadie duda a estas alturas es de su importancia militar. Desde aquí partieron el lunes dos bombarderos de la Fuerza Aérea de EEUU hacia la península de Corea. Y ahora todos los focos del país apuntan a esta isla, que ocupa las portadas como hacía décadas que no ocurría.
Queda por ver si la amenaza norcoreana se traduce en un ataque real. La complicada relación entre la Casa Blanca y el régimen Pyongyang, que viene de largo, no ayuda. Aunque los choques son anteriores a Trump, con el magnate las provocaciones han subido de tono. La negativa norcoreana a detener los ensayos nucleares ha llevado a EEUU a lograr de la ONU la aprobación de un paquete de severas sanciones económicas contra el régimen de Kim Jong-un, que respondió amenazando con tomar “medidas físicas” contra EEUU. El presidente norteamericano replicó advirtiendo de que en ese caso su respuesta sería “fuego y furia como el mundo nunca ha visto”, haciendo uso del lenguaje belicista que suele caracterizar a Corea del Norte.
Y en medio de esta escalada verbal, un pequeño paraíso descubierto por Magallanes en la primera vuelta al mundo hace casi cinco siglos. Hoy Guam, al menos, es menos desconocida.