Las tres vidas de Andres Manuel López Obrador
Los rivales tildan su discurso y actitud de populista, autoritario y mesiánico pero su tercera etapa política roza la presidencia de México.
20 abril, 2018 02:27Andrés Manuel López Obrador, AMLO para amigos y enemigos, perdió por un margen mínimo contra Felipe Calderón y el PAN en 2006. Seis años después, frente a Enrique Peña Nieto, tuvo que ver la vuelta del PRI al poder con una ventaja bastante más amplia.
Este año y esta campaña, el Peje, como le apodan por un tipo de pez abundante en su Tabasco natal, el pejelagarto, parece casi imposible que no haga bueno el dicho de a la tercera va la vencida, partiendo con una ventaja cercana a 20 puntos. Un sondeo de Bloomberg publicado esta semana le otorga una intención de voto que roza el 48%. Se trata de la ventaja más amplia hasta la fecha.
Ningún político en activo ha marcado tanto la vida nacional, ninguno ha protagonizado tres elecciones presidenciales, ninguno es tan conocido por todos los mexicanos y en su tercera vida política roza con los dedos la presidencia de México.
“Como [Inácio] Lula [da Silva] o [José María] Aznar hicieron en tres procesos, AMLO ya habrá empeorado lo que tenía que empeorar y la resistencia, la edad y la vida lo han llevado a una mayor madurez”, asegura el español Antonio Sola, estratega político en campañas ganadoras, como las de Mariano Rajoy y José María Aznar en España o Felipe Calderón y Vicente Fox en México. Sola es el uno de los autores del eslogan de los conservadores del PAN de 2006, “AMLO es un peligro para México”. Una frase que ya ve obsoleta. “Esa era su primera campaña presidencial y venía con unos postulados populistas y de endeudar la Ciudad de México. La emoción primaria de los mexicanos entonces que era el miedo. Ahora es la ira, el encabronamiento, y el discurso de un antisistema sí sirve”.
AMLO nació en 1953, en una familia de tenderos. Como elemento definitorio de su adolescencia, uno de esos momentos que cambian el carácter de las personas, vio como uno de sus hermanos, jugando con un arma que creía descargada, se disparó y murió al instante de un tiro en la cabeza. En el libro Los Suspirantes 2018, una serie de biografías de los candidatos presidenciales, se afirma que de ser un chaval alegre se volvió “taciturno, más reflexivo”.
Veterano de la política
A sus 64 años lleva en política desde 1976, entrando con el PRI en su Tabasco natal como muñidor electoral de un par de senadores y desempeñando el cargo de director del Instituto Indigenista de Tabasco. En 1988 deja el PRI para fundar el Partido de la Revolución Democrática junto a otros expriistas y en 1991 realiza la primera de sus manifestaciones y marchas para protestar por las irregularidades en los procesos electorales: recorre a píe con sus simpatizantes durante 50 días la distancia que separa la capital de Tabasco de Ciudad de México y se instala en el Zócalo, la plaza mayor. Repite esta estructura en 1995 tras perder las elecciones a la gobernatura de Tabasco.
Cuando Vicente Fox por el PAN acaba en el año 2000 con siete décadas de presidentes nacionales priistas, AMLO gana la alcaldía de Ciudad de México con el PRD y se convierte en la figura de oposición y en material presidenciable gracias a un gobierno hiperactivo. En seis años creó subsidios a ancianos, verbenas en el Zócalo, becas de desempleo, remodeló el Centro Histórico, rehabilitó del bosque de Chapultepec, proyectó un segundo piso de la carretera que circunvala la ciudad, puso en marcha un sistema de préstamo de libros en el Metro. Sus rivales tildan su discurso y actitud de populista, autoritario y mesiánico. También Fox lo convirtió en su gran rival político, usando tretas legales para intentar quitarle la alcaldía e inhabilitarle, sin éxito, como posible candidato presidencial en 2006.
“Cuando yo llegué a la campaña de Calderón, a 100 días de la elección, López Obrador estaba la friolera de 23 puntos arriba, una ventaja ridícula y muy difícil de recuperar”, recuerda Sola, “pero escogimos la estrategia adecuada y le hicimos perder, ya que cometió errores muy graves, como no ir al primer debate, no defenderse del eslogan 'un peligro para México'”. ¿Su explicación? La soberbia. Según el recuento final, Calderón obtuvo 14.916.927 votos, frente a los 14.683.096 de AMLO. Una diferencia del 0'56% que dio la victoria al oficialista.
De nuevo, AMLO habló de fraude, de una campaña orquestada desde el poder, mandó “al diablo” las instituciones, organizó una acampada en una de las arterias principales y acabó de nuevo en el Zócalo, el 20 de noviembre, día de la Revolución, jurando como “presidente legítimo” y anunciando un gobierno paralelo, algo que fue ridiculizado por la ciudadanía y los medios de comunicación. Una muestra de la enorme polarización fue que Calderón, cuando cumplió con el compromiso de jurar su cargo ante el Congreso, tuvo que llegar escoltado al atril del hemiciclo y realizar la ceremonia en escasos minutos, entre empujones, insultos y gritos por un recuento “voto por voto, casilla por casilla”.
Tras abandonar lo del gobierno paralelo y su absurdo, Obrador comenzó a prepararse para 2012 y volvió a recorrer el país y tratar de seguir perfilándose como candidato mientras trataba de quitarse el sambenito de ser “un peligro para México”. A lo largo de su carrera lo han llamado el Hugo Chávez mexicano, articulistas poco amigos le han comparado con Mussolini o Robespierre, otros han asegurado que siente simpatía por Putin o Kim Jong Un. Otros, como el jefe de analistas del Santander en México o el Nobel en Economía Paul Krugman, prefieren usar como referente al brasileño Lula y su atemperamiento cuando llegó al poder.
En la contienda de 2012, frente a un Enrique Peña Nieto que tenía a su favor los medios de comunicación y en especial Televisa, pierde por 3,5 millones de votos. En su libro No decir adiós a la esperanza, realizado tras la derrota, escribe: “en 2006 nos robaron la victoria en las urnas. En 2012 lo hicieron a lo largo de la campaña gracias al financiamiento masivo e ilegal del candidato priista y la compra económica y política de los medios de comunicación”. Finalmente, deja el PRD para formar Movimeinto de Regeneración Nacional o MORENA, una plataforma personalista, y convertirse en el sempiterno candidato de la izquierda mexicana en 2018.
“Es un gran momento para López Obrador. Lleva metidos en su cuerpo [por las tres campañas] 150 millones de dólares. Dices López Obrador y la gente lo sabe todo de él, está muy definido, mucho más que sus rivales, a los que gana en años y plata”, concluye Sola y se puede ver en un anuncio electoral en que, un poco estilo Voldemort, se hablaba de AMLO como ya sabes quien, “si se centra, no se deja quitar, se defiende y juega el partido razonable, por muchos puntos que le quiten de la elección por fraude está muy difícil que no sea presidente por cuatro o cinco puntos”.