El Gobierno colombiano ha comenzado a utilizar drones para destruir las plantaciones donde se produce cocaína. El presidente Iván Duque ha favorecido el empleo de estas aeronaves no tripuladas como un nuevo intento de acabar con la fabricación de estos narcóticos en Colombia. Los drones, pequeños y cargadas de herbicida, son enviadas a rastrear y destruir campos ilegales de coca.
Sin embargo, algunos críticos han advertido que la medida puede ser un 'apaño tecnológico' de un problema que, en realidad, necesita una solución política.
Las autoridades colombianas están colaborando con la empresa Fumi Drone SAS para que entrenen a los agentes. La Policía es la encargada del suministrar el químico y la compañía es quien debe asesorar y proporcionar la información necesaria sobre los aparatos.
División de opiniones
Germán Huertas, el director de operaciones de la empresa, dijo que las aeronaves han eliminado el 90% de la coca de las hectáreas en las que se han realizado los ensayos, en la provincia de Narino. Esta prueba ha supuesto el despegue de 10 drones, de 23kg cada uno, que transportan glifosato, el químico que extermina las plantas de coca, como se explica en un artículo de The Wall Street Journal.
Para Huertas, el uso de drones tiene más beneficios que incovenientes: “La efectividad, la poca contaminación porque la aspersión cae directamente sobre la planta, el ahorro en costos y el menos peligros para la gente que está erradicando manualmente”.
Otra ventaja de los drones es que se puede regular su velocidad en caso de que las condiciones meteorológicas no fuesen favorables. Por ejemplo, si hay una tormenta con mucho viento, puede ajustarse la velocidad de las hélices.
Por otro lado, Pedro Arenas, coordinador del Observatorio de Cultivos y Cultivadores ilegales, difiere de esta visión: "Los drones tienen una autonomía de vuelo muy corta, es decir, tendrán que estar bajándolos a tierra para llenarlos de veneno frecuentemente. Implica que tengan tropas alrededor de la zona donde hacen la operación. De todas maneras, ponen en riesgo a los servidores policiales o militares que están ahí, porque se trata de contextos donde hay grupos armados. Lo que van a probar de aquí a diciembre es que los drones son ineficientes y van a reclamar la fumigación con aviones, tal como se hizo antes”.
Récord de producción
En junio, la Oficina de Política Nacional de Control de Droga de Estados Unidos publicó en un informe las cifras que indicaban que el aumento de la producción de coca en el país había alcanzado su máximo histórico, con un crecimiento del 11%: de 188.000 hectáreas en 2016 a 209.000 hectáreas en 2017.
Jim Carroll, subdirector de la Oficina de Política Nacional de Control de Droga, advirtió tras el informe que “el mensaje del presidente Trump a Colombia es claro: el récord de crecimiento en la producción de cocaína debe revertirse”. “Colombia es un socio importante de Estados Unidos con un papel crítico. Continuaremos trabajando con ellos para reducir drásticamente la producción de cocaína destinada a los Estados Unidos”, comentó.
Washington llegó a un acuerdo con Colombia para tratar de acabar con estos cultivos. Así lo explicaba el subsecretario del Estado para Asuntos Exteriores , Thomas Shannon, en Bogotá en marzo de este año. Esta colaboración entre los dos países para disminuir las plantaciones de cocaína durante los próximos cinco años se debe a que el país norteamericano es el mayor consumidor de cocaína procedente de Colombia. Por eso, facilita ayuda como dispositivos militares y apoyo económico.
Por otra parte, el Ministerio de Defensa colombiano publicó en Twitter que habían logrado eliminar 53.000 hectáreas de plantaciones ilegales en 2017, todo un récord.
OMS y Naciones Unidas
El predecesor del presidente Duque, Juan Manuel Santos, suspendió estas fumigaciones en 2015 debido a las advertencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que afirmaban que el glifosato podía estar relacionado con el cáncer.
Un informe de las Naciones Unidas y la OMS en 2016 desmintió el dato, determinando que era improbable que el químico represente un riesgo carcinogénico para los humanos por exposición a través de la dieta.
Siguiendo el informe de la ONDCP, siglas en inglés de Oficina de Política Nacional de Control de Droga, el presidente Santos rectificó y aprobó el empleo de drones para encontrar y destruir cultivos de coca.
"Es una solución a corto plazo"
Los expertos han pedido precaución sobre el tema de la dependencia de la tecnología como solución a un problema de arraigo social. La experta en política exterior de la Institución Bookings, Vanda Felbab-Brown, propone al Gobierno colombiano como remedio invertir en medios de vida alternativos para aquellos involucrados en el cultivo de cocaína.
"Es una solución a corto plazo" dice Richard Lapper, miembro asociado del programa estadounidense y de las Américas en el grupo de expertos de Chatham House. "Existe una gran demanda internacional de cocaína".
El exasesor de la política antinarcóticos del Ministerio de Defensa opinó que “lo importante es tener una estrategia coherente y esta hoy no existe, pues con o sin drones, seguimos con una política acéfala por las complejidades de la economía de la coca”.