El candidato a la presidencia de Ecuador de la alianza conservadora CREO-PSC, Guillermo Lasso, se declaró vencedor de las elecciones celebradas este domingo con el 52,50% de votos, cinco puntos por encima de su rival, el 'correísta' Andrés Arauz.
"Los ecuatorianos han optado por un nuevo rumbo, muy diferente al de los últimos 14 años en el Ecuador", manifestó desde el palacio de convenciones en Guayaquil, en sus primeras declaraciones tras su triunfo.
Arropado por su mujer, María Lourdes, el vicepresidente electo Alfredo Borrero y el líder del partido socialcristiano y exalcalde guayaquileño Jaime Nebot, Lasso dijo que los ecuatorianos "han expresado con su voto la necesidad de cambio y los deseos de mejores días para todos".
Andrés Arauz, aspirante de la alianza izquierdista Unión Por la Esperanza (UNES) y heredero político del expresidente Rafael Correa (2007-2017), obtenía el 47,50% conforme a los datos oficiales, y reconoció el triunfo de Lasso diciendo que para él se trata de un "traspié político" pero no de una derrota.
En un acto inusual en la política ecuatoriana, Arauz anunció ante un grupo de seguidores que llamaría personalmente a Lasso para felicitarle por su victoria electoral, lo que, dijo, demuestra el talante democrático que guía su formación política.
Gran sorpresa
La victoria de Lasso, que ha llevado la delantera a lo largo de casi todo de el vertiginoso escrutinio, ha sido la gran sorpresa en el país sudamericano, donde ha logrado aglutinar el apoyo de los votantes después de que Arauz ganara en la primera vuelta, celebrada el 7 de febrero, por una diferencia de 12,98 puntos porcentuales.
Desde su ciudad, Guayaquil, el político de 65 años agradeció a sus votantes y nombró uno a uno a todos los integrantes de su equipo de campaña.
"Desde el 24 de mayo próximo, asumiremos con responsabilidad el desafío de cambiar los destinos de nuestra patria y lograr para todos el Ecuador oportunidades y prosperidad que todos anhelamos", adelantó.
Exbanquero y candidato presidencial en otras dos ocasiones anteriores, una contra Correa en 2013, y la segunda contra el actual mandatario, Lenín Moreno, en 2017, Lasso había asegurado que esta iba a ser la última vez que se presentaba a la liza electoral, pero la tercera parece haber sido la vencida.
Decenas de simpatizantes de la Alianza CREO y el Partido Social Cristiano se congregaron en Guayaquil y en la avenida principal del aledaño municipio de Samborondón al grito de "Lasso presidente", ondeando banderas blanaquiazules del movimiento, al igual que en los alrededores de la sede central del CNE en Quito.
Voto indígena
De su triunfo en las urnas se desprenden dos lecturas: la primera, el importante voto anticorreísta cosechado, y la segunda, la relevancia del sufragio del candidato invisible de estos comicios, el expresidenciable indígena Yaku Pérez, que pidió a sus simpatizantes el voto nulo, que alcanzó una cota histórica del 16,25%; 1.663.606 votos.
El voto indígena era la gran incertidumbre de estos comicios, y la ruptura el pasado sábado del dirigente Jaime Vargas, presidente de la Confederación Nacional Indígena (Conaie), para alinearse con Arauz, había sembrado una gran inquietud en el campo centroderechista.
Y aun así, el voto nulo llegó a poco menos de un punto del voto que Pérez obtuvo en la primera vuelta como candidato a presidente por la formación Pachakutik.
Campaña vertiginosa
Lasso se presentaba a estos comicios como candidato menos favorito a juzgar por los resultados de la primera vuelta, pero dos hechos le ayudaron a remontar el vuelo: el último cara a cara con Arauz el 21 de marzo en un debate presidencial y la publicación de que su rival había estado en la nómina del Banco Central hasta agosto de 2020, aunque estaba en excedencia.
Operado de la columna en 2018, lo que le obliga a andar con un bastón, en la campaña por esta segunda y definitiva vuelta electoral Lasso buscó también el apoyo del centro, del sector indígena, de jóvenes y mujeres, además de colectivos alejados de la órbita tradicional socialcristiana como el LGTB.
En su discurso de victoria se comprometió defender a los miembros de ese colectivo, así como a las mujeres, madres adolescentes, campesinos, obreros y médicos, entre otros.
Algo más de 13 millones de electores estaban llamados a las urnas en Ecuador y el exterior en unas elecciones que eran consideradas un barómetro geopolítico en Latinoamérica después del giro a la izquierda experimentado en Argentina y Bolivia.
El sucesor de Rafael Correa, el aún presidente Lenín Moreno, se había apartado de sus planteamientos políticos, pero el correísmo en Ecuador sigue provocando enconamiento y división entre buena parte de la población.