El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha comparecido ante los medios para lanzar un mensaje a la nación en el que ha asegurado que los "vándalos fascistas" que invadieron las sedes del Parlamento, el Supremo y la Presidencia serán "encontrados" y "castigados". Además, el presidente ha acudido este domingo a la sede del poder ejecutivo para hacer un balance de los daños causados por los terroristas que invadieron el edificio.
El mandatario progresista calificó de "barbarie" los graves altercados vividos en la capital brasileña por parte de radicales de la extrema derecha que exigen una "intervención" militar que devuelva al poder al exgobernante Jair Bolsonaro, quien se encuentra en Estados Unidos.
Miles de partidarios radicales de Bolsonaro provocaron el caos este domingo en Brasilia al invadir y destrozar las sedes del Parlamento, la Presidencia y la Corte Suprema.
Agregó que los radicales han sido "estimulados" por el exgobernante y que "pagarán con la fuerza de la ley" por los disturbios provocados.
"Vamos a descubrir a los financiadores" de esas protestas violentas y de cuño golpista, que "destruyeron todo lo que encontraron a su paso", indicó Lula, quien denunció fallos de seguridad por parte del Gobierno del Distrito Federal de Brasilia.
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"La democracia garantiza el derecho de la libertad de expresión", pero "exige que las personas respeten las instituciones", manifestó Lula, que juró como jefe de Estado de Brasil el pasado 1 de enero, hace apenas una semana.
Lula se encontraba este domingo en Araraquara, en el interior de Sao Paulo, para conocer los daños provocados por las fuertes lluvias de los últimos días en la región, cuando miles de manifestantes irrumpieron en la sede de las tres instituciones y provocaron el caos. Por eso el mandatario decretó la intervención federal en el área de la seguridad de Brasilia, para asumir el control de la situación y poner freno a las protestas.
Lula retoma el control
Las fuerzas de seguridad recuperaron este domingo el control de las sedes del Congreso, la Presidencia y la Corte Suprema de Brasil, tras ser invadidos y vandalizados por miles de seguidores radicales de Bolsonaro, según informa Efe.
Agentes antidisturbios cargaron contra los manifestantes con gases lacrimógenos y establecieron un perímetro alrededor de la plaza de los Tres Poderes, donde se encuentran los edificios que albergan los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Según informaciones preliminares de la Policía, citada por medios locales, hasta el momento hay más de 400 detenidos y 40 autobuses incautados.
Los hechos, condenados de forma unánime por la comunidad internacional, ocurrieron exactamente una semana después de que Luiz Inácio Lula da Silva asumiera la Presidencia de Brasil.
Fueron alrededor de cuatro horas y media durante las cuales los manifestantes bolsonaristas camparon con libertad por esas instalaciones, generando destrozos en el interior, mientras otras decenas rodeaban los edificios, algunos de ellos equipados con palos.
Ante los graves altercados, Lula decretó la intervención federal en el área de seguridad del Distrito Federal de Brasilia. La medida, que estará vigente hasta el próximo 31 de enero, implica que las fuerzas de seguridad de Brasilia estarán bajo control directo del Gobierno federal.
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El dirigente progresista también prometió en una comparecencia ante los medios encontrar y castigar a los "vándalos fascistas" que "destrozaron todo lo que encontraron a su paso".
Poco antes de ese anuncio, el secretario de Seguridad de Brasilia, Anderson Torres, quien fue ministro de Justicia en el Gobierno de Bolsonaro, fue destituido de su cargo. Y el Gobierno de Lula, a través de la Abogacía General del Estado, ha solicitado además al Supremo la prisión de Torres.
El episodio vivido este domingo en Brasilia recordó a la invasión del Capitolio de Estados Unidos ocurrida el 6 de enero de 2021 por parte de simpatizantes del expresidente Donald Trump, quien guarda una relación de amistad con Bolsonaro.
El exmandatario brasileño se encuentra actualmente en Estados Unidos, un viaje que se produce a dos días de la investidura de Lula y que ha realizado sin billete de vuelta. Por el momento, no se ha pronunciado sobre los graves incidentes ocurridos este domingo en Brasilia.
Armas robadas
Los bolsonaristas radicales se hicieron con las armas de fuego tras robarlas del Gabinete de Seguridad Institucional, situado en el palacio presidencial de Planalto.
El ministro de Comunicación Social, Paulo Pimenta, mostró en un vídeo dos estuches vacíos de armas de fuego, encima de un sofá parcialmente quemado.
El diputado Wadih Damous, que acompañó al ministro en el recorrido, subrayó que los ladrones "tenían información" de lo que se guardaba en ese despacho, puesto que se llevaron armas, munición y documentos.
En los palacios invadidos, los radicales causaron cuantiosos daños, destruyeron mobiliario, equipos informáticos y obras de arte colocadas en los despachos. Entre los objetos destruidos figuran el busto de Rui Barbosa y la alfombra de la princesa Isabel, ubicados en el Tribunal Supremo y catalogado como Patrimonio Histórico del país.
La oficina de Lula da Silva, eso sí, no fue invadida por los bolsonaristas, según ha confirmado el primer ministro de la Secretaría de Comunicación Social (Secom), Paulo Pimenta.
Tensión latente
La tensión política ha ido en aumento en Brasil desde que el pasado 30 de octubre Lula se impusiera a Bolsonaro en las elecciones presidenciales por la mínima. Un resultado electoral que el exmandatario ultraderechista nunca ha aceptado.
Bolsonaro aguardó hasta la tarde noche del martes 1 de noviembre para dirigirse a la nación tras 'asimilar' su derrota. Una comparecencia en la que evitó aludir textualmente a la victoria de Lula, apuntillando que "seguirá siendo fiel a la Constitución". Fue una comparecencia breve, en la que no felicitó a su rival por la victoria.
Tras su declaración, el entonces ministro de la Presidencia, Ciro Nogueira, que era responsable del Gobierno para el proceso de traspaso de poderes, sí se refirió a Lula como "presidente electo". Pero esas palabras nunca fueron pronunciadas por Bolsonaro.
Horas después del asalto, un juez de la Corte Suprema de Brasil ha apartado de su cargo al gobernador del Distrito Federal de Brasilia, Ibaneis Rocha, durante 90 días. Rocha había pedido perdón por lo sucedido y también había destituido de forma fulminante a su secretario de Seguridad, Anderson Torres, quien fuera ministro de Justicia en los dos últimos años del Gobierno de Bolsonaro.
La decisión fue tomada por el magistrado Alexandre de Moraes, que también ordenó a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado actuar para liberar cualquier tipo de vía o edificio publico ocupado por partidarios del expresidente Jair Bolsonaro en todo el país.
El juez de Moraes indicó que “la escalada violenta” contra la sede de los tres poderes “solo podía ocurrir con la anuencia, y hasta la participación efectiva,” de las autoridades competentes. Y subrayó que la organización de esos actos golpistas era un “hecho notorio y sabido, pues fue divulgado por la prensa brasileña”.
Asimismo, el presidente Lula da Silva ha acudido durante la madrugada de este domingo a la sede del poder ejecutivo para hacer un balance de los daños causados por los terroristas. Lula inspeccionó las oficinas del Poder Ejecutivo y luego se dirigió a la sede del Supremo Tribunal Federal, donde fue recibido por la Presidenta del Tribunal, la ministra Rosa Weber.
Además de Rosa, Lula tiene previsto conversar con los ministros Luís Roberto Barroso y Dias Toffoli, puesto que los dos se encuentran en Brasilia actualmente.