Las fuerzas de seguridad brasileñas han comenzado a rodear los campamentos donde estaban concentrados los bolsonaristas, que el domingo invadieron y vandalizaron, en un intento por derrocar al mandatario Luiz Inácio Lula da Silva, el Parlamento, la Presidencia y la Corte Suprema. Allí, frente al Cuartel General del Ejército, había alrededor de 3.000 personas reunidas que ya están siendo desalojadas.

También 1.200 bolsonaristas han sido detenidos este lunes en dicho campamento. Los seguidores del expresidente Jair Bolsonaro, que no reconocen la victoria del líder progresista Lula en las elecciones presidenciales, han sido detenidos después de que, cercados por la Policía y el Ejército, desmontaran pacíficamente el campamento en que se refugiaban.

Las autoridades brasileñas han encontrado restos de sangre, heces y orina en el interior del Palacio de Planalto de Brasilia -sede del Gobierno-.

Así ha sido desalojado el 'campamento bolsonarista' formado tras el asalto al Congreso de Brasil Vídeo: Jose Verdugo





El ministro de la Secretaría de Comunicación, Paulo Pimenta, declaró este lunes ante la prensa que el abundante material orgánico hallado en el palacio presidencial servirá para identificar a los "criminales" que provocaron el caos en la capital brasileña durante cuatro horas y media.

Ricardo Capelli, el interventor de seguridad pública en el Distrito Federal designado por el presidente Lula, asegura que "la situación está bajo control". Sin embargo, el campamento de los bolsonaristas radicales había comenzado a organizarse el viernes y en el Gobierno creen que actuaron con la connivencia del Ejército.

Las movilizaciones de la semana pasada con motivo de la toma de posesión de Lula dieron lugar a que los manifestantes hiciesen un llamamiento para culminar con el asalto a las instituciones en Brasilia.

De este modo, más de un centenar de autobuses salieron desde distintas ciudades del país con los bolsonaristas. A su vez, en redes sociales se fraguó todo este despliegue con mensajes en grupos de Telegram en los que había más de 11.000 personas que ofrecían el viaje de forma gratuita: "Tenemos un bus gratis para Brasilia (...) el regreso está previsto para el día 15 (...) Todo se paga agua, café, comida, cena", decía uno de estos mensajes, desvelados por Lupa.

En WhatsApp, la convocatoria empezó a lanzarse el 5 de enero: "Lugar con baños químicos. Ahí estarás acampado. En el Planalto. Por favor ayúdanos a concientizar y conseguir patriotas”, resaltó uno de los mensajes analizados por Lupa. "Llevar equipo como cascos, guantes, chalecos, máscara de gas y flotadores de natación contra el efecto de los gases", dice otro texto compartido decenas de veces. 

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En redes, los bolsonaristas utilizaron el lema 'Festa da Selma' para eludir cualquier sospecha sobre sus planes y evitar el seguimiento de la seguridad. No obstante, el término 'selma' alude a 'jungla' en código militar. Además, junto al lema utilizaban el hashtag #BrazilianSpring, inspirado por Steve Bannon, antiguo asesor de Donald Trump.

Todo esto hizo que el ministro de Justicia Flávio Dino encendiese las alarmas y convocase un encuentro con la Policía Federal, además de autorizar a las fuerzas nacionales a llevar a cabo actuaciones de contención que resultaron insuficientes.

Familiares acampados

El viernes a mediodía tan solo había 200 bolsonaristas frente al Cuartel General del Ejército, en Brasilia. A la misma hora del domingo, la cifra se había multiplicado por más de diez: 3.000 personas. Los bloqueos autorizados por Dino no habían servido, pero había más motivos para que no se hiciese nada contundente ante tal aglomeración.

Miles de personas han asaltado este domingo las instituciones de Brasil. Reuters

Lula ha señalado a la Policía Militar del Distrito Federal, a la cual acusó de permitir lo sucedido. Su hipótesis, compartida por el ministro Dino, es que buena parte de los bolsonaristas acampados eran militares retirados o familiares de militares en activo.

A su vez, un vídeo publicado por el medio local Metropoles muestra a militares de la Oficina de Seguridad Institucional (GSI) quietos ante los bolsonaristas que invadían el Palacio de la Presidencia.

Entre los golpistas acampados estaban familiares del ministro de Defensa José Múcio, lo que provocó discrepancias con Lula, pues el Múcio había optado por negociar con los manifestantes.

También estaba presente Vilmar Fortuna, quien fue asesor del Ministerio de Defensa y capitán de la marina. 

Valmir Fortuna.

La sospecha, por parte del Gobierno, de que los asaltantes actuaron con la connivencia del ejército por tratarse de personas cercanas, ha provocado que el comandante policial Anderson Torres haya sido destituido en las últimas horas. Torres había sido ministro de Justicia con Bolsonaro y ejercía como secretario de Seguridad.

Campamento desalojado

A las siete de la mañana han acudido al lugar una decena de autobuses de la Policía Militar, que se han unido a los vehículos policiales que circulaban por allí desde la madrugada.  

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También se han personado el ministro de Defensa José Múcio, el ministro de la Casa Civil Rui Costa, y el interventor federal Ricardo Capelli, sin que haya habido ningún tipo de enfrentamiento. 

Aproximadamente 15 soldados del Ejército, acompañados de un bus militar, realizan una barrera impidiendo el acceso de vehículos. Los manifestantes a pie, sin embargo, pueden entrar y salir del área libremente.

Una buena parte de las tiendas de campaña y estructuras de lona han quedado ya vacías ante la retirada de los bolsonaristas, quienes se marchan en silencio delante de la policía, portando bolsos, tiendas de campaña, sillas y almohadas en las manos. 

En medio de la invasión, Lula decretó la intervención federal en la seguridad pública del Distrito Federal, asumiendo el mando de la Policía Militar de Brasilia hasta el 31 de enero. Alrededor de 1.200 personas han sido ya detenidas y pueden ser responsables de un atentado contra el Estado democrático de derecho.