La candidata favorita para las elecciones generales de Guatemala, que celebrarán su segunda vuelta el próximo 20 de agosto, esta recurriendo a la LGTB-fobia y a la xenofobia como arma política en su campaña.
Sandra Torres, de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), recibió un 21,10% de los votos en el primer sufragio del pasado 25 de junio. Pese a resultar la principal fuerza política, el éxito inesperado de Bernardo Arévalo y su Movimiento Semilla, una propuesta socialdemócrata contraria al establishment que se llevó 15,51% de los votos amenaza con arrebatar la victoria a Torres.
Con la mayoría en riesgo, la candidata de la UNE está aprovechando sus mítines para atacar directamente a Arévalo y su partido. El fin de semana pasado, en un acto de campaña, Torres pronunció: "Somos personas hechas y derechas. Los de Semilla todos son afeminados y son una pandilla de huecos [homosexuales], amigos y amigas", profirió.
A diferencia de Semilla, la candidata vende su partido como uno donde "hay hombres y mujeres definidos, aquí no hay medias tintas, aquí todos estamos definidos. Los que no están definidos son los de Semilla, amigos y amigas. Son los que quieren arriesgar a nuestros hijos, son los que quieren arriesgar a nuestras familias. No permitamos que toquen a nuestros niños y que toquen a nuestras familias", advirtió a sus seguidores.
Torres y Arévalo se verán las caras en la segunda vuelta del 20 de agosto. De ganar, se espera que la candidata de la UNE sea continuista del régimen del actual presidente Alejandro Giammattei, criticado por muchos por su corrupción y su deriva autoritaria: en los últimos meses, el Gobierno ha cercado la libertad de expresión, ha vetado a varios candidatos, y ha mandado a cerrar un periódico independiente. Tras la primera vuelta, el oficialismo incluso ha usado su control sobre la Justicia para tratar de suspender el propio Movimiento Semilla.
En la campaña previa a la segunda vuelta, la estrategia de Torres está consistiendo en tratar de granjearse el apoyo conservador y rural. Así, la que fuera primera dama entre 2008 y 2012 ―cuando su exmarido Álvaro Colom gobernó por la UNE― ha empapelado las calles con lonas que rezan mensajes tal que 'Sí a la familia de padre y madre' o 'No al aborto'.
Torres ha adaptado también su propuesta política para atraer el voto tradicionalista. En las últimas semanas, se ha pronunciado contra el lenguaje inclusivo, el matrimonio igualitario... y ahora contra la propia comunidad LGTBI+.
Otro punto que la candidata instrumentaliza para desprestigiar a su mayor oponente es insistir en sus orígenes autóctonos. "Soy guatemalteca, nací en Guatemala. Nací en el [...] departamento del Petén. No nací en otro país, como el otro candidato. Yo soy pura guatemalteca", dijo el mismo sábado en clara referencia a Arévalo, nacido en Montevideo durante el exilio político de su padre, el expresidente Juan José Arévalo.
"Ustedes no pueden confiar en un candidato que no nació en Guatemala [...] Ustedes a mí ya me conocen, y saben que siempre he trabajado por ustedes. Y nadie va a apoyar a alguien que no conoce. ¿O ustedes le van a entregar a sus hijos [...] a un candidato que no nació en Guatemala? ¿Y a un candidato que no cree en Dios? ¿Y lo que quiere es el matrimonio entre dos hombres y dos mujeres? Eso es lo que anda diciendo el otro partido político", añadió en el mitin del fin de semana, donde terminó de perfilar su discurso para la segunda vuelta como un discurso de difamación.