El coche fúnebre de Fernando Villavicencio de camino a la morgue, este jueves.

El coche fúnebre de Fernando Villavicencio de camino a la morgue, este jueves. Efe

América

El cóctel que acabó con Villavicencio: inacción del Gobierno, poca seguridad y auge de las pandillas

Las amenazas de muerte a las que se enfrentaba el candidato no bastaron para que la Policía le brindara acompañamiento pleno.

11 agosto, 2023 03:00

El asesinato de Fernando Villavicencio mientras entraba en su coche después de un mitin el miércoles por la noche podría haberse quedado en un susto, o incluso evitarse por completo. El candidato a la presidencia de Ecuador, crítico con la escalada en la criminalidad que vive el país en los últimos meses, desestimó suavizar su discurso o ponerse chaleco antibalas para evitar ataques, frecuentes en la clase política del país los últimos meses.

Pero su entorno era bien consciente de que la vida del periodista y legislador corría peligro. En reiteradas ocasiones, la familia de Villavicencio había pedido a las autoridades que se brindara al candidato la protección debida, según explicó el jueves a la prensa la hermana del fallecido. Pese a que desde hacía algunas semanas había adquirido protección policial, Villavicencio únicamente estaba custodiado por sus escoltas personales en el momento del tiroteo.

El Gobierno conservador de Guillermo Lasso, que no ha respondido a las acusaciones de la hermana de Villavicencio de causar "la grave crisis delincuencial que estamos viviendo", lanzó una petición a sus homólogos estadounidenses para que asistieran con las investigaciones. Por la tarde, Washington concedió el deseo, y el FBI anunció que enviaría una delegación a Quito para proveer "asistencia investigativa urgente".

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Sin embargo, cualquiera podría haber previsto el suceso del miércoles por la noche. Lo hizo el periodista Carlos Vera, quien esta misma semana advirtió a Villavicencio que la osadía de sus denuncias podrían tener repercusiones fatales. En su programa 'Vera ¡A su manera!', el entrevistador respondió al político, que expresaba que no tenía nada que perder de cara a las elecciones del 20 de agosto: "Sí, puede perder la vida".

"Con lo que está haciendo y provocando, ¿sabe qué es lo más importante para que usted cumpla su plan? Que esté vivo, pues. Que llegue al poder", replicó Vera ante un Villavicencio que disertaba, ilusionado: "La gente de este país, lo único que necesita es un liderazgo valiente y honesto. Cuando hay ese liderazgo, se puede conquistar todo. Y cuando pierde el miedo, empieza a ganar todas las batallas", expresó.

A lo que Vera insistió: "¿No cree que, para cumplir, lo primero que necesita es sobrevivir?", preguntó después de hacer referencia al ejemplo de Luis Carlos Galán, en Colombia. Siguiendo el discurso por el que acabó perdiendo la vida, Villavicencio sentenció: "Uno sobrevive perdiendo el miedo. Los que transan [negocian] con las mafias son derrotados, y tienen su propia funeraria por adelantado".

Pero, ¿por qué era tan provocadora la voz de Fernando Villavicencio? Su crítica de la corrupción en Ecuador, que lo llevó a publicar un total de 260 investigaciones al Gobierno de Rafael Correa y otros exmandatarios, nunca había resultado tan incómoda.

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Pero denunciar la injerencia del narcotráfico en el Estado de una manera tan clara como lo hacía Villavicencio era demasiado arriesgado. En conversación con EL ESPAÑOL, el periodista ecuatoriano Fabricio Cevallos afirma que las organizaciones criminales están vinculadas al poder político, judicial, e incluso a la policía del país. 

Por ello, Cevallos sostiene que este problema de fondo no se solucionará mientras el Gobierno no combata "las mafias que han cooptado el Estado y tienen de rodillas a la sociedad", como denunciaba Villavicencio. Tampoco mejorará la seguridad en Ecuador mientras la respuesta oficial siga siendo decretar estados de excepción que son "paños de agua tibia en un problema gravísimo", en palabras de Cevallos.

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Mientras se espera la celebración de las elecciones, sucesos como el asesinato a políticos son cada vez menos excepcionalesAntes de Villavicencio, la última víctima mortal había sido Agustín Intriago, un alcalde popular de la ciudad costera de Manta, que fue reelegido el pasado febrero por Mejor Ciudad, un partido político local, con el 61% de los votos, según Reuters. El pasado 23 de julio recibió un disparo mientras acudía a un evento deportivo en su barrio.

El mismo día del asesinato de Intriago, otro episodio sacudió los medios nacionales: un motín de presos en el mayor centro penitenciario de la ciudad portuaria de Guayaquil dejó 31 muertos y una docena de heridos. Con ellos, el número de reos muertos desde 2021 en las cárceles de Ecuador alcanza los 500. La reyerta forzó a dimitir al director del sistema penitenciario, cuya reforma es otra gran propuesta de los candidatos reformistas a la presidencia.