Junto con la salud, la educación pública ha destacado en Cuba como una de las áreas más exitosas desde que Fidel Castro llegó al poder de la isla en febrero de 1959. Con su gratuidad y universalidad, el régimen ha defendido siempre su modelo escolar. Ocurre lo mismo con la medicina y algunos tratamientos enfocados en la niñez. A ojos del 'castrismo', la oferta cubana es mejor y más accesible que cualquiera en otra en el mundo.

Ayer lunes los estudiantes se alistaban para salir de sus casas y arrancar un nuevo año en las aulas. 1,6 millones de niños y jóvenes, entre Primaria, Secundaria y Preuniversitario, debían asistir a sus respectivos establecimientos. Sin embargo, ésta vez el ambiente percibido era de extrema preocupación. Un 12,5% de las plazas docentes permanecen sin ser cubiertas, lo que equivale a uno de cada ocho profesores. A dicho déficit se suma un segundo casi igual de grave: los uniformes. 

Si bien 12.000 profesionales se han sumado al listón de docentes, el país requiere aún 24.000 más (mullos de ellos directo desde la jubilación), una cifra que ni siquiera el mayor de los optimistas puede creer que se vaya a alcanzar en un futuro cercano. La plantilla, por el momento, deberá conformarse con una suma total de 156.000 profesores. La ministra de Educación, Naima Trujillo, ha llamado a la calma y ha prometido mantener los "principios de gratuidad y universalidad" pese a la crisis que agobia al sistema.

Las causas de la crisis, apuntan desde la isla, son varios y la mayoría de ellos vendrían arrastrándose desde hace décadas. La pedagogía no es igual de atractiva para los jóvenes, como sí lo fue en los inicios de la revolución. Su baja remuneración llevaría a la población profesional a escoger otros horizontes. Pese a lo anterior, sería el éxodo migratorio el mayor de los factores: al menos un millón de habitantes habrían salido del país en el último año. Algunos expertos sostienen que han sido más del doble. 

Cuba permanece aislado desde hace mucho tiempo. El estilo dictatorial de su gobierno le ha sembrado enemistades con occidente. Sobre todo, con Estados Unidos, que mantiene su bloqueo económico y comercial en contra de la isla. Así las cosas, la isla sufre de una crisis múltiple que incluye altos niveles de inflación, un déficit fiscal, ausencia de alimentos básicos y de combustible y apagones constantes. Apagones, con los que también está teniendo que lidiar su 'régimen hermano', en Venezuela. 

Uniformes, libretas y lápices: la otra emergencia

Para el gobierno ha sido imposible acallar ante la crisis que afecta a la educación. La ministra Trujillo ha sido una de las voces más cuestionadas por la misma, y se ha visto obligada a aclarar lo que está ocurriendo. Según reconoció, han habido "tensiones" en la distribución y comercialización de uniformes. Sin mencionar a los responsables, habló de "deficiencias organizativas y de planificación", incluyendo la compra de tejidos en el exterior

La demanda, actualmente, es de 4,2 millones de uniformes, según ha señalado el Grupo de la Industria Ligera, perteneciente al Ministerio de Industrias. La prioridad, pensando en los cursos iniciales de cada ciclo escolar, es de 1,7 millones. A la vestimenta se añaden 13 millones de libretas importadas y 38 millones de lápices. Y como se ha esmerado en manifestar el Ministerio de Educación, todos esos recursos permanecerán siendo universales y gratuitos, sin importar la situación país. 

Más allá del reconocimiento de las circunstancias, el régimen ha insistido en que este año que viene será de los mejores para los niños y adolescentes. Sin evidencia que sostenga esa afirmación, las autoridades aseguran tener a disposición un material extenso que incluiría libros de textos acordes al nuevo plan de 'perfeccionamiento de la educación' recién aprobado. El presidente Miguel Díaz-Canel, en tanto, ha salido a culpar a Washington por persistir en su bloqueo y dañar "sin piedad al sistema educativo". "Nada impedirá la apertura de las escuelas", añadió desafiante.

Las horas pasan y Díaz-Canel se queda sin ideas. La educación gratis y de calidad que prometían Fidel Castro, Ernesto 'Che' Guevara y los demás voceros de la revolución, se queda sin asidero en la realidad. La crisis y el aislamiento que sufre la isla desde antaño, ahora, entra en el terreno más sensible del poder cubano.