De la represión chavista a la 'traición' de Lula: la oposición venezolana, en su momento más crítico
La persecución perpetrada por Maduro y la ambigüedad de vecinos como Brasil desafía la estrategia de la alianza democrática de Venezuela.
7 septiembre, 2024 02:42Cinco semanas han transcurrido desde las elecciones de Venezuela. Millones de ciudadanos asistieron ese día con esperanza y se llevaron, en la noche, una brutal decepción. El Centro Nacional Electoral (CNE) le dio la victoria a Nicolás Maduro sin publicar las actas electorales, cuestión que sí hizo la oposición, en más de un 80%, a través de una plataforma en Internet. Con el manual del dictador en la mano, Maduro se ha aferrado en el poder y ha emprendido una escalada represiva hacia la disidencia.
Edmundo González Urrutia, candidato unitario por la oposición, permanece encubierto. Su seguridad pende de un hilo tras la orden de captura decretada en su contra. María Corina Machado, en tanto, tampoco señala su paradero y se limita a interactuar en sus redes sociales y a conectarse a videollamadas con medios internacionales.
El tiempo pasa y las ideas se acaban. La oposición enfrenta un momento crítico. Los presidentes de Brasil y Colombia, Lula da Silva y Gustavo Petro, antes focos de la esperanza, permanecen estancados en sus negociaciones por la paz. Perú, en tanto, que hasta hace poco se mostraba enfático en denunciar el fraude y en apoyar a la candidatura opositora, resolvió no reconocer a González como presidente electo.
Lula subestima la crisis
El mandatario brasileño, viejo amigo de Maduro y del régimen bolivariano, ha restado importancia a lo que ocurre en Venezuela. Lo hizo en una entrevista a la televisión Centroamérica, afiliada a la TV Globo en Mato Grosso. "El tribunal electoral reconoció a Maduro como victorioso, aunque la oposición aún no. Entonces estamos en un proceso. No tiene nada de grave, nada de asustador. Yo veo a la prensa brasileña tratándolo como si fuera la Tercera Guerra Mundial. No hay nada de anormal", dijo.
Lo cierto es que las expectativas de Lula han caído en un vacío. Confió en que su perfil de mediador iba a rendir frutos. Sin embargo, le castiga su cercanía con el régimen y la negativa de este de abrir un proceso de transición hacia la democracia. En su intento de conciliar la crisis envió in situ, en primer lugar, a su consejero personal y ministro de Asuntos Internacionales en su primera administración, Celso Amorim.
Ante la falta de ideas, Lula y su compañero de estrategia, Gustavo Petro, propusieron repetir las elecciones. Una idea que fue rechazada de golpe tanto por el gobierno como por la oposición. Desde allí que, en vez de proponer fórmulas, se han limitado a manifestar "preocupación". Algo que, para muchos compatriotas demócratas, no es suficiente cuando es una dictadura la que se tiene enfrente y un país con una profunda crisis socioeconómica.
Petro, entre la espada y la pared
El jefe de Estado de Colombia también se ha sentado en esa mesa. Tal como es Lula, Petro también es un antiguo aliado del sucesor de Hugo Chávez. No sólo coinciden en ideología, sino que además en más de una ocasión señaló que Venezuela "no es una dictadura". Ahora, su papel de mediador también se muestra debilitado.
Además de su pasado, Petro está entre la espada y la pared por su conflicto interno. "Soy el garante de la negociación de paz, Venezuela es garante y jamás voy a dar opiniones de qué debe hacer Colombia para superar su guerra que esta terrible (...) Jamás voy a decir: Colombia, su gobierno, debe hacer esto y sacar en mis redes sociales un consejo (...) Seguiremos ayudando a Colombia en su proceso de paz sin intervenir en los asuntos internos". Son palabras de Maduro el pasado 15 de agosto.
Y es cierto. El régimen venezolano ha mostrado ser cercano al Ejército de Liberación Nacional (ELN). Y viceversa. Iván Márquez, máximo líder de las disidencias, señaló minutos después del fraude el pasado 28J que Maduro es el presidente electo y que las elecciones habían sido legítimas. En ese sentido, Petro sabe que de presionar más en la crisis de su vecino, puede tensionarse un conflicto que tiene a la población y a su administración, desde hace meses, contra las cuerdas.
Perú da marcha atrás: "Es el candidato opositor"
El fantasma de Juan Guaidó recorre el continente. Quien fue 'presidente legítimo' de Venezuela, en reconocimiento de la mayoría de la comunidad internacional, se perfila como el mayor argumento en contra de reconocer a González. La táctica de Guaidó no funcionó, es más, algunos analistas sostienen que sólo fortaleció al régimen. Sin embargo, la oposición defiende que en esta pasada, son los votos la gran distinción.
Gustavo Adrianzén, presidente del Consejo de ministros de Perú, dijo el pasado jueves que no reconoce a González como presidente electo. Sus palabras se contradicen con lo dicho poco después de los comicios de julio por el canciller de aquel entonces, Javier González- Olaechea. El exministro defendió su postura ante el Consejo Permanente de la OEA. Poco después renunció sin explicar los motivos.
"No puede ser el presidente electo. Nosotros no tenemos ninguna comunicación oficial del Estado peruano reconociendo esa condición para el señor González Urrutia, no la tenemos. Lo que hemos pedido es que se haga un recuento", afirmó Adrianzén al medio local NRP. Uno que siguió sus palabras es Elmer Schialer, sucesor de González-Oleachea, al decir calificar al líder de la oposición venezolana como "candidato opositor".
Momento de clandestinidad y resistencia
Mientras la comunidad internacional democrática tropieza con sus intentos de conciliación, en el país se mantiene la represión. Sólo que ahora también contra las cabecillas de la oposición. Tras una orden de captura en su contra, Edmundo González aclaró, a través de una misiva enviada a Fiscalía, no ser responsable de la digitalización, el resguardo y la publicación de las actas electorales recogidas por testigos.
Pese a lo anterior, el candidato insistió en que nada de lo que se le acusa responde a un delito. "Considero que no se han usurpado funciones del CNE, ya que el sistema y la normativa electoral de Venezuela contemplan como una de sus garantías de confiabilidad la entrega de actos a testigos acreditados". También aseguró en la carta que una comparecencia suya sólo puede "intensificar aún más la tensión social".
Otro que se ha manifestado es su representante legal, quien ha denunciado que a su defendido "se le ha violado el derecho a la presunción de inocencia" y que "no hay garantías institucionales en este momento para que él comparezca". Mientras el líder opositor permanece encubierto y lejos de las autoridades, personas como Diosdado Cabello, ministro de Relaciones Interiores Justicia y Paz, dice saber de su paradero y amenaza con hallarlo y hacerle sufrir las consecuencias.
En la misma línea que Cabello está el fiscal Tarek William Saab. "La carta se convierte en un agravante de su situación legal, ya que en ella se declara como juez, hace justicia por mano propia y finalmente dictamina que es inocente". Asimismo, recalcó que el Ministerio Público mantiene la orden de aprehensión y que el exaspirante al Palacio de Miraflores debe presentara a ser entrevistado con suma urgencia.