Micah Johnson, el tirador que acabó con la vida de cinco agentes en Dallas (Texas, EEUU) la semana pasada, tenía entre sus planes un ataque a mayor escala. Al menos, eso es lo que la Policía cree, en base a las pruebas halladas en la vivienda de Johnson en la periférica localidad de Mesquite.
“Nuestro registro de su casa en Mesquite nos lleva a creer (…) que el sospechoso había estado practicando detonaciones y que el material era tal como para tener efectos devastadores en nuestra ciudad”, afirmó el jefe de Policía de Dallas, David Brown, en una entrevista a CNN.
Johnson, un afroamericano de 25 años que había servido en Afganistán, perdió la vida tras un cara a cara con las fuerzas del orden que se prolongó durante horas hasta que las autoridades utilizaron un robot zapador para matarlo con una explosión controlada.
Atrincherado en el aparcamiento de la escuela de estudios superiores El Centro College, sita en el corazón de Dallas, Johnson advirtió a los agentes de que había plantado explosivos por la ciudad, pero las sucesivas búsquedas de los policías no dieron con ningún tipo de bomba. En su vivienda, sin embargo, las autoridades dieron con material que sugería que Johnson tenía pensado usar explosivos en un ataque a mayor escala.
Para Brown, el joven tirador sufría algún tipo de demencia. “[Pensaba] que lo que hacía era lo correcto y que iba a hacer pagar a las fuerzas del orden por lo que él entendía como un esfuerzo de las autoridades por castigar a la gente de color”, aseveró en televisión.
Las ideas del diario de Johnson estaban dispersas, explicó Brown, y en el aparcamiento donde murió los Policías se encontraron un mensaje escrito con la propia sangre del tirador, de lo que se desprende que estaba herido: las letras “RB”. La Policía no sabe todavía qué significan.