Los despectivos comentarios de Donald Trump hacia las mujeres en un vídeo difundido el viernes por el Washington Post han fracturado el Partido Republicano -su dirigente, Paul Ryan, ya no hará campaña por él- y ha llevado a algunas voces en la formación a pedir que su número dos, Mike Pence, lo sustituya como candidato presidencial.
Ignorando la presión, Trump ha prometido pelear hasta el final y, a menos que renuncie, será muy difícil para los republicanos cambiar de candidato. Asimismo, aunque el aspirante a vicepresidente ha condenado las palabras de su compañero, este martes ha felicitado a Trump por su actuación en el último debate presidencial y ha asegurado: "Estoy orgulloso de estar a tu lado mientras hacemos que Estados Unidos sea grande de nuevo”.
Pero, ¿qué pasaría si al final se cumpliera el deseo de esos republicanos que le han pedido a Trump que ceda el testigo a Pence?
15 años en política
A diferencia de Trump, Pence, de 57 años, tiene experiencia como político. Llegó a Washington DC en el año 2000 representando el distrito número 6 de Indiana. Sus colegas lo escogieron presidente de la Conferencia Republicana de la Cámara de Representantes entre 2009 y 2011, uno de los cargos de más poder dentro de la formación.
Una vez, se postuló a liderar la bancada republicana en la Cámara, pero perdió estrepitosamente contra John Boehner, quien más adelante se convertiría en presidente de dicho órgano.
Tras dejar la capital, tomó posesión como gobernador del estado de Indiana (Medio Oeste) en 2013. Este año ha renunciado a la posibilidad de ser reelegido al sumarse al equipo de Trump como su segundo de a bordo.
La mitad de sus vecinos aprueban su labor como gobernador, mientras que otros tantos la critican, según una encuesta divulgada por Morning Consult a finales de septiembre. Su popularidad ha ido cayendo este año y sólo diez gobernadores tienen peor nota que él.
A la derecha de Trump en lo social
“Soy cristiano, conservador y republicano. En ese orden”. Así se describe a sí mismo Mike Pence, que creció como católico demócrata para convertirse en un evangelista republicano ideológicamente situado a la derecha de Trump.
El año pasado aprobó una ley de 'libertad religiosa' que, según sus críticos, permitiría que se le negasen servicios a homosexuales por motivos religiosos. La polémica acabó empujando a Pence a aprobar una enmienda que impidiera la discriminación en base a la orientación sexual.
Este año, Pence puso su firma en una de norma que prohibía a las mujeres abortar si el feto tenía alguna discapacidad. Una jueza federal, sin embargo, bloqueó la medida en verano.
Asimismo, como congresista, intentó desproveer de financiación federal a Planned Parenthood, una organización de planificación familiar que, entre otras cosas, ayuda a las mujeres a interrumpir su embarazo.
En las primarias, Pence respaldó al senador por Texas Ted Cruz, quien impulsó el llamado Tea Party, el ala más radical del Partido Republicano.
Liberalismo económico y austeridad
Frente al proteccionismo tarifario de Trump, Pence representa el ideal tradicional republicano de libre mercado. Como congresista, Pence apoyó diversos acuerdos de libre comercio, como un tratado con Australia en 2004 u otro con Centroamérica y la República Dominicana el año siguiente.
Siguiendo el modelo de político republicano, Pence es un abanderado de la “responsabilidad fiscal”: busca bajar los impuestos y recortar el gasto público. En su página web, presume de haber “logrado la mayor bajada de impuestos en la historia de Indiana” como gobernador.
El libertario Cato Institute coincide con él y le pone un sobresaliente en esta materia. “Mike Pence de Indiana ha sido un campeón bajando impuestos”, asegura la organización, que destaca una rebaja de 0,2 puntos en los impuestos sobre la renta, la eliminación del impuesto de sucesiones y recortes a los impuestos sobre los ingresos de las empresas y sus propiedades.
Solución para Siria: atacar a Asad
En el debate de candidatos a la vicepresidencia celebrado la semana pasada, Pence aseguró que “Estados Unidos debe estar preparado para usar la fuerza para golpear objetivos militares del régimen" de Bashar al Asad si Rusia decide seguir participando “en este ataque bárbaro contra civiles en Alepo”.
Su visión choca con la de Trump. Este domingo, en el segundo debate presidencial, el candidato republicano desdijo a su compañero: “No hemos hablado y no estoy de acuerdo. Tenemos que preocuparnos por el Estado Islámico antes de poder involucrarnos demasiado”.
En el Congreso, Pence integró la comisión de Asuntos Exteriores. Como legislador respaldó mantener sanciones contra Siria y defendió la alianza entre Israel y Estados Unidos. También apoyó la guerra de Irak, frente a Trump, que asegura no haberla respaldado.
Formas más moderadas
La diferencia más fácilmente reconocible entre Trump y Pence son las malas formas del primero y el lenguaje medido del segundo. Después de que emergiera el polémico vídeo del magnate, Pence dijo que no podía “aprobar ni defender” las palabras de Trump y que rezaría por él. Asimismo, Pence renunció hace tiempo a difundir anuncios electorales que ataquen a otros candidatos, informa The New York Times.
Sin embargo, Pence se ha mantenido hasta ahora junto a Trump pese a sus repetidas polémicas y en el debate de aspirantes a vicepresidente rechazó la idea de que la campaña del multimillonario se basara en los insultos.
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