“Los republicanos desleales son mucho más difíciles que 'Corrupta' Hillary. Te atacan por todos los flancos. No saben ganar. Yo les enseñaré”. Con estas palabras amenazó Donald Trump en Twitter a las decenas de compañeros de partido que le retiraron su apoyo después de que un vídeo lascivo dejara la campaña del candidato presidencial navegando en una tempestad.
En el Congreso, más de una treintena de diputados y cerca de una veintena de senadores republicanos no respaldan al aspirante de la formación a la Casa Blanca si se suman los que ya lo repudiaban y los que han desertado tras divulgarse la grabación, si bien cuatro parlamentarios díscolos han reculado en los últimos días.
Comparativamente, los rebeldes declarados son una minoría, ya que hay 246 republicanos en la Cámara de Representantes y 54 en el Senado. Aunque con ellos coinciden varios de los mayores donantes del partido, que han exigido a sus líderes que abandonen a Trump, informó el jueves The New York Times.
Mientras se libran luchas internas, Trump cae en las encuestas por el peso de sus escándalos y el Grand Old Party se juega perder el control del Parlamento de Estados Unidos. Según los expertos, que los demócratas reconquisten el Senado es una verdadera posibilidad y, aunque los de Hillary Clinton tienen más difícil tomar la Cámara -tendrían que recuperar 30 asientos-, se espera que suban en escaños e influencia.
Hay miedo a hundirse con Trump y por ello múltiples legisladores han optado por saltar del barco con la esperanza de conservar su escaño en las elecciones del 8 de noviembre, donde además de estar en juego la presidencia del país, se renueva la composición de la Cámara y un tercio del Senado. Pero, a menos de un mes para los comicios, romper con el candidato resulta un salto en la oscuridad, ya que se corre el riesgo de enfadar a sus fieles al intentar persuadir a votantes más moderados, y los demócratas no piensan permitir que ningún republicano se desvincule fácilmente del magnate.
“Realmente no existe un escenario ganador para los republicanos cuando se trata de Trump”, afirma Joshua Huder, investigador del Instituto de Asuntos Gubernamentales de la Universidad de Georgetown, en Washington DC. “Es una figura divisiva entre los republicanos. Algunos permanecerán a su lado sin importar las consecuencias. Otros no votarán por él por nada del mundo. Por tanto, independientemente de qué decisión tome un parlamentario, el riesgo es que puede dividir a sus bases y perder votantes”.
Los expertos señalan que los efectos de cerrar filas en torno a Trump o alejarse de él son inciertos, pero apuntan que dependerán del estado o distrito en que compite cada senador o diputado. Un análisis de las deserciones republicanas publicado en el Washington Post muestra que los congresistas que han abandonado a Trump suelen ser mujeres que compiten en territorios donde Barack Obama cosechó buenos números en las elecciones de 2012.
“Esta tendencia sugiere que algunos parlamentarios republicanos que proceden de áreas más demócratas piensan que al distanciarse de Trump les irá mejor. Veremos si eso se cumple el día de las elecciones”, afirma Molly E. Reynolds, analista de centro de investigación Brookings Institution. “También sugiere que distanciarse de Trump es más peligroso en aquellos lugares donde se espera que a él le vaya bien”.
Asimismo, repudiar a Trump es especialmente arriesgado para los congresistas republicanos en estados donde la competición está reñida, asegura Huder. El experto no cree que apoyar a Trump o apartarse de él sea una cuestión que vaya a decidir el resultado de las elecciones legislativas. Pero en “estados como New Hampshire, Nevada, Carolina del Norte o Indiana podría tener un efecto significativo”. Mientras, “en 'estados seguros', el efecto será nimio”, añade. Así, para los excandidatos en las primarias republicanas Marco Rubio y Ted Cruz, que ahora buscan la reelección como senadores por Florida y Texas, respectivamente, haber dejado plantado a Trump no impedirá su victoria.
Pero, si los simpatizantes de Trump se sienten despreciados por su senador o congresista, ¿a quién votarán? Para Robert S. Erikson, experto en política y estadística de la neoyorquina Universidad de Columbia, la respuesta es simple: “No votarán”.
OFENSIVA DEMÓCRATA
En un esfuerzo doble por detener la sangría en el Congreso y contentar a los seguidores del magnate, el líder de los republicanos y presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, informó el pasado lunes de que no haría campaña por Trump para centrarse en los comicios legislativos, sin dejar de respaldar oficialmente al candidato presidencial. Su decisión hizo que Trump montara en cólera y sacara a la luz las fricciones internas del partido.
“Paul Ryan debería dedicar más tiempo a equilibrar los presupuestos, el empleo y la inmigración ilegal y no perder el tiempo luchando contra el candidato republicano”, tuiteó el magnate tras enterarse de los planes del dirigente conservador. Trump también envió el pasado fin de semana un correo electrónico a sus simpatizantes pidiéndoles que cargaran contra los republicanos desertores, “más preocupados por su futuro político que por el país”, recoge el New York Times.
Los demócratas no piensan dejar pasar la oportunidad de ensanchar las fracturas de sus oponentes y preparan una ofensiva para evitar que ningún aspirante republicano al Congreso que haya respaldado en algún momento a Trump pueda ahora separarse de su figura, informa el Washington Post. Por ejemplo, un anuncio contra Mike Gallagher, quien se propone dar el relevo al saliente congresista republicano por el distrito número 8 de Wisconsin, lo relaciona con el magnate y enumera distintos escándalos en que éste se ha visto inmerso.
Otro de los objetivos de esta campaña de desacreditación ha sido la senadora por New Hampshire Kelly Ayotte, que cargó contra Trump después de que emergiera su vídeo. Su rival demócrata en las elecciones ha lanzado un anuncio donde usa las propias palabras de la republicana sobre Trump contra ella. El vídeo comienza con una periodista preguntándole si piensa que el magnate es un modelo de comportamiento a lo que Ayotte responde: “Absolutamente”.
El pasado sábado, Ayotte difundió un comunicado donde afirmaba que escribiría el nombre del segundo de a bordo de Trump, Mike Pence, llegado el 8 de noviembre. “Quería apoyar al candidato de mi partido, escogido por la gente, porque creo profundamente que necesitamos un cambio de rumbo en este país. Sin embargo, primero soy madre y estadounidense, y no puedo y no apoyaré a un candidato que presume de degradar y acosar a las mujeres”, aseveró.