El candidato republicano a la presidencia de los EEUU, Donald Trump, se ha negado esta noche a garantizar que vaya a reconocer la victoria de Hillary Clinton en caso de resultar ganadora, a pesar de que la tradición norteamericana establece que una vez pasados los comicios, el país se reconcilia en torno a su nuevo líder. "Lo decidiré cuando llegue el momento", se ha limitado a responder pese a la insistencia del moderador del debate, el periodista Chris Wallace, quien por cierto ha impreso al cara a cara un tono mucho más sosegado.
El tercer y último encuentro entre los dos principales aspirantes en la carrera hacia la Casa Blanca, celebrado en la Universidad de Nevada, en Las Vegas, ha rebajado algo la tensión dialéctica que se vivió en el anterior de Sant Louis (Misuri), aunque no la gestual. En esta ocasión no ha habido saludo entre ambos ni al llegar ni al terminar y sus rostros reflejaban cierta preocupación. No en vano, hay mucho en juego con 20 días por delante que pueden cambiarlo todo.
La inmigración, el aborto, las relaciones con Rusia y los problemas legales de las fundaciones de ambos han centrado un debate en el que los escándalos sexuales han quedado relegados a un segundo plano. No obstante, el líder conservador se defendió de las denuncias de acoso atribuyéndolo todo a una operación del equipo de su oponente, a la que responsabilizó también de contratar a personas para boicotear sus mítines.
"No conozco a esas mujeres. O las ha buscado Hillary o sólo quieren sus diez minutos de fama. Es todo falso. Yo respeto a las mujeres. Miren sólo lo que ella (Clinton) y Obama han hecho en Chicago, han pagado 1.500 dólares a algunas personas para que monten peleas. Podría haber habido muertos", dijo en referencia a unos incidentes ocurridos uno de sus actos electorales.
La aspirante replicó recurriendo a las polémicas declaraciones del millonario en 2005, cuando fue grabado alardeando de poder hacer a las chicas lo que quisiera porque ser famoso, así como a sus enfrentamientos con la ex miss Universo Alicia Machado y con una periodista. "Ya sabemos lo que piensa de nosotras", resumió. A lo que el empresario contestó preguntándole que si tanto le importan las mujeres "por qué su fundación acepta fondos se países como Arabia Saudí, donde se las maltrata".
Pese al interés que vienen despertando la aparición de supuestas víctimas de abusos por parte de Trump, ha sido quizá su negativa a prometer que asumirá los resultados del 8 de noviembre lo más novedoso con respecto a los otros encuentros. De hecho, en el primero de los tres debates afirmó que sí lo haría.
Conviene recordar que el millonario llegaba a Nevada después de haber lanzado varios mensajes durante los últimos días denunciando que las elecciones están amañadas, entre otros motivos, por la parcialidad de los medios de comunicación. Llegó incluso a incluir en esa supuesta conspiración al programa de humor Saturday Night Live, con décadas de historia en este país, pidiendo su cancelación.
Trump mantiene "el suspense"
Esta postura golpea de lleno uno los pilares fundamentales de EEUU, el de la "transición pacífica de poderes" y pone en duda al sistema democrático. El propio conductor del debate, de la cadena conservadora Fox, así lo expresó. "Lo miraré en su momento. Mantengo el suspense", respondió una y otra vez. "Lo que yo he visto son medios deshonestos que han envenenado las mentes de los votantes, aunque creo que al fin están viendo a través de esas mentiras", añadió.
No sólo arguye este motivo. Según apuntó, se han detectado otras irregularidades, como que hay miles de personas registradas para votar "que no cumplen los requisitos para estarlo", al margen de que, a su juicio, "a Clinton nunca deberían haberle permitido presentarse porque es culpable de crímenes -en referencia al caso de los emails-".
La demócrata criticó duramente esta postura y le acusó de "denigrar nuestra democracia, que ha funcionado así durante más de 200 años". "Cada vez que las cosas no van como quiere hace lo mismo. Lo hizo con las primarias republicanas, con mi investigación del FBI, con la investigación judicial sobre su universidad. Si incluso cuando no le dieron un EMI hace tres años a su programa de televisión dijo que estaba amañado", le reprochó.
La respuesta de Trump fue llamarla "nasty", es decir, "qué mujer tan desagradable" o "qué mujer tan asquerosa".
Clinton: "Trump es una marioneta de Putin"
Más allá de esta cuestión, en este cara a cara, última gran cita para los indecisos antes de que EEUU acuda a las urnas el próximo 8 de noviembre, los candidatos han tratado de guardar las formas algo más que en los debates anteriores, aunque no siempre lo han conseguido. A la hora de abordar la influencia que Rusia está teniendo sobre estas elecciones, por ejemplo, la aspirante demócrata calificó a su rival como "marioneta" de Vladimir Putin, a lo que él respondió que "ni siquiera le conoce" y que no son amigos, lo que no le impidió aseverar que el líder ruso "es más inteligente que ella".
Esta polémica empezó cuando Clinton fue preguntada por el contenido de unos correos electrónicos pirateados y filtrados por Wikileaks, en los que la ex secretaria de Estado se mostraba favorable al libre comercio en todo el continente americano. Esta noche matizó que se refería sólo a abrir el "sistema energético", lo que beneficiaría a EEUU.
Al instante, aprovechó para atacar a los republicanos por no condenar que "el gobierno ruso espíe a nuestro país para influir en el resultado de las elecciones". "La pregunta más importante es por qué Donald no condena que el Kremlin haga esto y alienta a Putin". Ahí fue cuando espetó que Moscú prefiere "tener una marioneta de presidente".
Su rival acabó entrando al trapo. "Claro que lo condeno, de Rusia o de cualquiera. Yo no conozco a Putin, pero si nos llevamos bien con Rusia es bueno. Y desde luego, él ha demostrado ser mucho más inteligente que ella".
Otro asunto controvertido fue el migratorio. Aquí las posturas estaban claras y se movieron poco. Trump reclamó fronteras cerradas, el muro con México y expulsar a algunos "bad hombres", en referencia a "criminales del narcotráfico". Incluso invitó al auditorio a una madre cuyo hijo fue asesinado por un "inmigrante ilegal" para reforzar sus ideas. Su oponente, por contra, recordó el caso de una chica de Nevada, estadounidense por nacer en el país, que teme que sus padres, indocumentados, sean deportados, "una situación que viven 11 millones de personas".
'Hillary apoyó el muro'
Quizá lo más llamativo en este punto fue que el aspirante conservador recordó que la ex senadora votó a favor de una ley que incluía la construcción del muro, "aunque luego no se hizo". Clinton aclaró que efectivamente aquella norma incluía una valla "pero en tramos limitados", y cambió de tercio recordando los insultos de su rival hacia la comunidad hispana.
En el apartado económico, ambos volvieron a dedicar más tiempo a desprestigiar la propuesta tributaria del contrario que a detallar la propia. Para la demócrata, el plan de los republicanos consiste en "bajar los impuestos a los ricos", mientras que para el magnate, el de la ex primera dama, en "subirlos a todos". El moderador, intentando reconducir el debate, tuvo que indicarles que, en opinión de varios expertos, ninguno de los planes va a generar los beneficios que ambos preconizan.
Aborto y armas
Otro asunto que se coló en el debate, quizá por la influencia del periodista de la cadena conservadora, fue el aborto, al que dedicó buena parte del principio del programa. Trump se definió como "provida" y abogó por devolver la decisión sobre cómo regular las interrupciones voluntarias del embarazo a los estados, para lo que anunció que propondrá para la Corte Suprema jueces que defiendan esa línea. Además, afeó a Clinton que se alinee con una doctrina que, según dijo, "permite sacar al bebé en el noveno mes, incluso el día antes del parto".
"Yo apoyo el derecho constitucional de las mujeres de tomar una decisión íntima y muy difícil y no creo que sea el gobierno quien deba inmiscuirse. Donald está a favor de retirar fondos a los centros de planificación familiar y en castigar a las mujeres. Yo me opongo".
En cuanto a la segunda enmienda y al derecho a portar armas, como es sabido los demócratas apuestan por regulación, no prohibición ,"para evitar más muertes innecesarias", mientras que el magnate asegura que preservará la situación actual, alardeando sin complejos de contar con el apoyo de la Asociación Nacional del Rifle.
El moderador y la encuesta
Más allá del contenido, en el aspecto formal, Clinton se ha mantenido fiel a su papel, exhibiendo experiencia para ejercer el cargo, así como suficiente temperamento -cualidad redescubierta por el electorado norteamericano en estos comicios- para aguantar las embestidas de su contrincante.
El republicano partía en clara desventaja, con todas las encuestas en contra, situándolo hasta 11 puntos por detrás de su rival, y después de dos semanas en las que no ha habido un día sin denuncia por abuso sexual, deserción o crítica en las filas de su propio partido o escándalo de algún tipo.
Pese a todo, Trump ha mantenido un discurso estructurado, atacando a Clinton en sus principales puntos débiles, como el escándalos de los emails o las dudas sobre la financiación de su fundación.
El magnate no se quejó esta vez (de momento) de la moderación. Chris Wallace, presentador del programa Fox News Sunday, con casi 30 años de experiencia, supo conducir el cara a cara con equidad y demostrando pericia a la hora de repartir los turnos.
Según la encuesta telefónica de la CNN, el debate lo ganó la demócrata, con un 52% de apoyos, frente al 39% del empresario. Los sondeos de esta cadena nunca han dado la victoria al republicano.
Invitados
Trump volvió a repetir la estrategia invitando a controvertidos personajes con la intención de desconcentrar a Clinton y ganarse los titulares previos -los medios suelen programar programas especiales desde horas antes-.
Llevó al hermanastro del presidente Barack Obama y a la madre de uno de los fallecidos en el ataque de 2012 al consulado estadounidense en Bengasi (Libia), que responsabiliza a la ex secretaria de Estado.
En esta ocasión, Clinton no se quedó atrás y estuvo acompañada de Astrid Silva, una joven indocumentada que se ha beneficiado de las medidas migratorias de Obama, y Karla Ortiz, una niña de 11 años hija de inmigrantes indocumentados.
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