La campaña presidencial en EEUU va saltando de escándalo en escándalo. Si este fin de semana el FBI desbarataba las buenas perspectivas de los demócratas, anunciando la reapertura de la investigación criminal por el caso de los correos electrónicos de Hillary Clinton tras nuevos hallazgos que aún están por clarificar, la revista Newsweek acaba de publicar que las compañías del candidato republicano, Donald Trump, han estado eliminando sistemáticamente durante décadas emails, archivos y documentos que eran requeridos por la Justicia en casos de demandas contra sus empresas.
El artículo sostiene que el equipo del aspirante conservador “ocultó o destruyó miles de correos, registros digitales y documentos solicitados oficialmente en procesos judiciales”. Para ello, Newsweek asegura haber revisado miles de páginas de sentencias y órdenes judiciales de casos en los que, según informa, la táctica de las empresas del magnate consistía en alargar los juicios, negar evidencias y así encarecer el proceso a la parte contraria.
La publicación incide en que este comportamiento choca con los constantes ataques que Trump ha realizado contra Clinton, a la que acusa de haber eliminado más de 30.000 mensajes de un servidor de correspondencia electrónica privado mientras ejerció de secretaria de Estado.
Siempre según Newsweek, los abogados del magnate “hacían caso omiso a las órdenes judiciales” mediante una estrategia de “negación, obstaculización y retraso” de dichas pruebas. En concreto, entre los distintos casos, se cita uno de 1973 cuando el magnate inmobiliario fue acusado de discriminar a afroamericanos en el alquiler de viviendas que gestionaban sus compañías.
En aquella ocasión, justificó que no tenían un sistema de registro y que se habían ido eliminando archivos de los últimos meses para teóricamente “guardar espacio”. El caso se cerró en 1982 por falta de pruebas.
Lo mismo ocurrió en 2005 en otro juicio, cuando Trump fue demandado por dos casinos de indios americanos. Tampoco aquí se aportaron correos electrónicos ni documentos demandados por los jueces, alegando que la compañía “formateaba los datos de todos los ordenadores cada año”.
De momento no se han producido reacciones a esta información. Trump había sido acusado anteriormente de dilatar los juicios a los que sus empresas eran sometidos por demandas de particulares, pero no se conocía que la destrucción de pruebas fuera sistematizada, como afirma el semanal.