Un veterano de la II Guerra Mundial acudió así a apoyar a Trump en un mitin de campaña.

Un veterano de la II Guerra Mundial acudió así a apoyar a Trump en un mitin de campaña. Reuters

EEUU

¿Y si Trump no fuera tan peligroso para la seguridad mundial?

Un populista al frente de EEUU no necesariamente supone más terrorismo o inestabilidad.

10 noviembre, 2016 02:07

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La “III Guerra Mundial” se avecinaba en las redes sociales de España tras conocerse la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos a primeras horas de la mañana del 9 de noviembre. El presidente francés François Hollande ha reconocido su preocupación por la “incertidumbre” que abre el mandato del magnate republicano, mientras en Alemania miembros del Gobierno no dan crédito.

El mundo desconfía del “shock” que supone la victoria de Trump, excepto los más conservadores de Europa como el primer ministro húngaro Viktor Orban o la líder del Frente Nacional en Francia, Marine Le Pen, y el eurófobo Nigel Farage en Reino Unido. La primera ministra británica, Theresa May, ha asegurado que Londres y Washington seguirán siendo “fuertes y cercanos aliados en comercio, seguridad y defensa” y Mariano Rajoy ha expresado su deseo de seguir reforzando lazos.

Fin a la 'guerra fría' con Rusia

La guerra en Siria -entre la civil del régimen de Bashar al Asad que apoya Moscú- y la que se libra contra los terroristas yihadistas de Estado Islámico o el antiguo Frente Al Nusra -cercano a Al Qaeda- sumada a la anexión unilateral de Crimea a Rusia ha llevado a un distanciamiento pronunciado en las relaciones del Kremlin y la Casa Blanca. El país árabe no sólo refleja esta renovada 'guerra fría', sino que en parte sufre sus consecuencias al no ponerse de acuerdo las dos superpotencias mediadoras para encontrar una solución al conflicto civil armado. Esto variará con Trump en el Despacho Oval.

Rusia probablemente se convierta en su principal aliado en la escena internacional, tras el romance político que mantuvieron intercambiando elogios Vladimir Putin y Donald Trump ya durante las primarias republicanas.

“Si tuviéramos una buena relación con Rusia y Rusia nos ayudara a deshacernos del [grupo terrorista] Estado Islámico, francamente, por mi parte, estás hablando de tremendas cantidades de dinero y vidas y todo lo demás, sería algo positivo”, dijo en una entrevista con la ABC Trump.

El profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Europea de Madrid (UEM), José María Peredo, opina que “Siria podría ser un escenario muy propicio para que ese entendimiento [entre Trump y Putin] se materializara en un entendimiento pactado al conflicto”. Beneficiaría a ambos: Rusia podría mantener su posición geoestratégica en la costa siria de Latakia, que supone su único acceso al Mediterráneo, y Trump se podría apuntar el punto de la “estabilización” en la zona.

El coronel Pedro Baños, experto en geoestrategia internacional, coincide con Peredo en lo beneficioso que resultará la amistad entre Washington y Moscú “si se quiere acabar con el drama humanitario en Siria”, pero no sólo. Considera que las tiranteces entre ambos Gobiernos actualmente es “peligroso” y podía llevar a un enfrentamiento armado.

Argumenta que “la OTAN en un 80% es EEUU y esta OTAN estaba ya poniendo en marcha desplegar batallones en la mismísima frontera con Rusia”, también en Noruega. Seguir con la cadena de provocaciones mutuas, que incendie la situación.
Hace unos días Rusia acusó a EEUU de no estar cumpliendo con la reducción de plutonio de uso militar. Washington, explica Baños, efectivamente lo está incumpliendo, al igual que el nuevo tratado START por el que durante la Administración Obama ambos países se comprometieron a reducir significativamente sus cabezas nucleares. “Estados Unidos ahora mismo tiene un plan para incrementar todo su arsenal nuclear: gastar 350.000 millones de dólares en renovarlo”, apunta.

Peredo no cree que vaya a haber necesariamente “una alianza estratégica entre rusos y americanos más allá, pero tampoco necesariamente tiene por qué ser malo”. Eso sí, advierte de que lo que no puede hacer Trump es “sustituir la relación [de EEUU] con las democracias” por países autoritarios.

Desde Siria la visión no es tan clara. Una suerte de medio de comunicación que ha surgido durante la guerra llamado Syria Direct ha recogido las opiniones de seis ciudadanos en el país tras la victoria de Trump. Algunos creen que cooperará con Putin, a otros les preocupan que se incrementen las tensiones en lo que de todas formas consideran una política fallida de EEUU en Siria hasta el momento.

Destaca el testimonio de un portavoz del Ejército Libre Sirio, miembro de las operaciones en el frente sur del país árabe: “Hemos seguido sus discursos, pero su política siria no está clara. Se ha centrado en terrorismo y cooperación con Rusia. Ciertamente, estamos luchando contra el terrorismo, pero ciertamente no aceptaremos luchar bajo la influencia rusa”. Y, bajo el alias de Fares al Manyad, lanza un deseo: que la política del Gobierno republicano también ponga “fin al régimen criminal de Asad”.

Contención o fomento del terrorismo yihadista

Es una incógnita en la que existen motivaciones en ambas direcciones. Su discurso islamófobo con propuestas como impedir temporalmente la entrada de todo musulmán en Estados Unidos tras los atentados de París de hace un año indignó a personas de todos los credos dentro y fuera del país.

El profesor Peredo admite que Trump puede propiciar más adeptos al terrorismo yihadista, pero al mismo tiempo piensa que “la amenaza de proliferación terrorista y de acciones no va a decrecer”

Baños considera que el discurso antimusulmán es más una postura englobada en las políticas proteccionistas que promueve, Trump centrado en los asuntos domésticos, por lo que no debería afectar tanto al terrorismo internacional. Considera que sus palabras de odio hacia la comunidad musulmana eran “sobre todo” en el contexto de la crisis de refugiados y de “no querer admitir” a los que practicaran está religión. Recuerda que en agosto “Obama después de mucha presión internacional, dijo que admitiría a 10.000 refugiados” en este año fiscal.

Después de aquel anuncio, su equipo explicó que la nimia cifra para la primera potencia mundial suponía el mínimo que querían acoger, no el máximo, según recogió el Washington Times; sin embargo, el 29 de agosto, a un mes de cumplirse el año fiscal, su principal asesora de seguridad nacional, Susan Rice presumió de que aquella tarde llegaría el refugiado sirio "número 10.000", recogió Efe).

Trump también dijo querer crear una base de datos de musulmanes de EEUU para prevenir un posible atentado, una propuesta de la que se retractó poco después.

Este coronel considera que “en el ámbito de la lucha contra el terrorismo salafista [en Oriente Próximo, Trump] puede llegar a un acuerdo con Rusia mucho más fluido que con Obama” o de lo que habría sucedido con Clinton. El interés del nuevo presidente de EEUU en derrotar al grupo terrorrista Estado Islámico es no sólo prioritario, sino urgente: en septiembre dijo que en los primeros 30 días de su mandato -que comenzarán cuando sea investido el próximo 20 de enero- ordenaría al Pentágono elaborar un borrador estratégico para derrotar al EI.

Mientras tanto, la batalla para liberar Mosul (Irak) de la organización terrorista de Al Bagdadi ha comenzado, al igual que la operación sobre Raqa (Siria), considerada la “capital” del grupo. Trump creó la polémica antes incluso de que comenzara la mayor operación militar jamás llevada contra el EI en su bastión iraquí. La calificó de un “desastre total” que hacía parecer “estúpido” a Estados Unidos por haber avisado a los terroristas con meses de antelación de la que se les venía encima. Es cierto que ya antes del verano se sabía que para otoño comenzaría la batalla por Mosul.

A Peredo no le preocupa en demasía la falta total de experiencia militar de Trump, que es el primer presidente y comandante en jefe de Estados Unidos que no ha ostentado nunca antes ni un cargo público ni uno militar. Tanto él como Baños confían en que se rodeará de buenos asesores que sí sepan hacer sus deberes, aunque se pueda estar más o menos de acuerdo con sus políticas, al igual que lo ha hecho en los negocios, apunta el coronel.

Riesgo al contagio del populismo

Ya lo dejó claro Jean- Marie Le Pen, fundador del ultraconservador Frente Nacional, incluso antes de que Trump anunciara su victoria: “Hoy los Estados Unidos, mañana Francia. ¡Bravo!”, tuiteó a primera hora del miércoles.

“La retórica inquietante y, a veces, venenosa por parte del presidente electo Trump y otros no puede ni debe convertirse en política de gobierno”, ha advertido la directora ejecutiva de Amnistía Internacional en EEUU, Margaret Huang en referencia a sus “observaciones xenófobas, sexistas y de odio”.

El profesor de Relaciones Internacionales de la UEM se muestra convencido de que “ese discurso radical, populista y crítico con el orden internacional se irá modulando en las próximas semanas, meses” forzado por las circunstancias. “Accede a la presidencia de EEUU, no a una que vaya a hacer a su gusto, dentro de un orden interno y una serie de compromisos adquiridos a nivel internacional [por ejemplo, con la OTAN, a la que ha criticado], que en ningún caso van a ser modificados unilateralmente. No será Trump el que modifique el orden internacional, sino que el orden internacional y los compromisos le modificarán a él”, asevera.

Peredo opina que “hay un riesgo alto de contagio” del populismo de Trump. “Ya el hecho de que se normalice un presidente con estas características populistas, es un riesgo peligroso”, subraya. Para contrarrestarlo, dice, “la manera de reaccionar” es crucial.

El exministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, ha dicho en declaraciones a La Sexta que “debemos reconocer que el mundo ha cambiado" y ha advertido de que es necesario "construir un nuevo orden", un sueño propio para Europa para evitar que en el Viejo Continente se expanda el populismo.

“Lo que hace falta es que las dos grandes potencias se sienten y negocien, para alcanzar una estabilidad en Europa que estábamos empezando a perder”, apunta Baños en referencia a las tensiones con Rusia por el conflicto ucraniano.

Armas nucleares a un clic para Trump

Que Donald Trump vaya a ser el nuevo comandante en jefe de EEUU, supone para algunos una garantía de mayor seguridad nuclear, mientras para otros significa todo lo contrario. El presidente electo defiende que Arabia Saudí, Japón o Corea del Sur adquieran armamento nuclear. Cuando el republicano sugirió en campaña que estos dos países asiáticos pudieran fabricar su propio arsenal, Obama comentó sin citarle: "La persona que hizo las declaraciones no sabe mucho sobre relaciones exteriores, o política nuclear o la península coreana o el mundo en general", recogió la NBC.

Pero este miércoles el ministro de Exteriores surcoreano, Yun Byung-se, afirmó al conocer la victoria del republicano que Trump "ha reconocido que el mayor problema al que se enfrenta el mundo es la amenaza nuclear, y los miembros de su equipo de seguridad nacional mantienen una postura favorable a aplicar una fuerte presión a Corea del Norte".

Peredo cree que “nuclearizar Japón [por ejemplo] para defendernos de Corea del Norte sería entrar en una dinámica de mucho riesgo”. Él opina que “la proliferación nuclear no se va a producir”, porque es “una amenaza de carácter global que produciría una protesta globalizada importante: significaría abrir un melón que no es necesario”. El profesor tampoco ve que Trump vaya a empeorar las relaciones con Irán, con quien Obama selló la paz levantando el embargo a principios de 2016. Sí piensa que la política nuclear del país de los ayatolás estará más vigilada cuando el republicano acceda al poder.

El coronel y experto en geoestrategia Baños ve “como una esperanza” que Trump -a quien por otro lado tilda de “personaje”- sea el nuevo comandante en jefe de Estados Unidos. Cree que su afinidad con el mandatario ruso y su interés por China puede ayudar a la estabilidad a nivel global en pro de una mayor seguridad general.

“El mundo tampoco va a ponerse ni peor ni mejor porque llegue Donald Trump. Lo normal en la política exterior es que los cambios en la presidencia no signifiquen una ruptura con lo anterior. El propio Barack Obama criticó la invasión de Irak y no lo abandonó al llegar a la presidencia”, recuerda Peredo. ¿Habrá un aumento de la inestabilidad geopolítica mundial? Para este profesor son “especulaciones que no tienen sentido en este momento”. Las relaciones de EEUU con México o Cuba a partir de ahora son otra historia.