Tres días después de la debacle electoral de Hillary Clinton, su antiguo rival en las primarias, el socialista Bernie Sanders, publicó un artículo en el New York Times titulado “Adónde van los demócratas” donde demandaba que el partido tomase una nueva dirección.
“Donald J. Trump se hizo con la Casa Blanca porque su retórica de campaña conectó con una indignación muy real y muy justificada, una indignación que muchos demócratas sienten”, escribía el senador por Vermont, quien hizo una enérgica campaña por Clinton tras perder en las primarias. “Creo firmemente que el partido tiene que liberarse del establishment corporativo y convertirse de nuevo en un partido de la gente trabajadora (…). Prometí a mis seguidores que la revolución política continuaría y ahora, más que nunca, debe suceder”, concluyó.
Ahora que los demócratas atraviesan una crisis al perder la Casa Blanca y no recuperar el Congreso, Sanders y la facción progresista del partido mueven ficha para extender su influencia y reformar la formación. Uno de los primeros pasos es elegir al nuevo presidente del Comité Nacional Demócrata (DNC, por sus siglas en inglés), el órgano ejecutivo de la organización, que podría ir a parar a las manos del afroamericano Keith Ellison, el primer congresista musulmán en la historia de Estados Unidos y líder progresista en la Cámara de Representantes.
“[El Partido Demócrata tiene un desbarajuste] debido a la sorprendente derrota y necesita evaluar qué liderazgo tendrá en el futuro. También tiene que fortalecer su base entre las minorías y los votantes jóvenes y reconquistar a los votantes blancos de clase trabajadora que ha perdido”, afirma a este diario Robert Shapiro, profesor de Ciencias Políticas de la neoyorquina Universidad de Columbia, quien opina que la izquierda puede llegar a marcar el nuevo rumbo de la formación.
“Creo que sus posibilidades son significativas, como indicaron la campaña de Sanders, la incapacidad de Clinton para mantener el respaldo de los estados del Medio Oeste y el hecho de que los progresistas tienen líderes listos para actuar”, asegura el experto, que resalta que Sanders ya consiguió empujar el programa del Partido Demócrata hacia la izquierda en su Convención Nacional celebrada antes de los comicios.
Sanders y la senadora por Massachussetts Elizabeth Warren -uno de los iconos de la izquierda en EEUU- han depositado su confianza en Ellison, de 53 años, para que ayude a reconstruir al Partido Demócrata y contrarrestar el populismo de derechas de Donald Trump. Pero no sólo cuenta con su apoyo. El senador Chuck Schumer, que este mismo miércoles fue elegido líder de la bancada demócrata en el Senado, ha cerrado filas en torno al congresista musulmán, así como su antecesor en el puesto, Harry Reid. Otra docena de legisladores federales, numerosos dirigentes locales y varios sindicatos también lo respaldan.
Los medios estadounidenses calculan que las elecciones a la presidencia del Partido Demócrata tendrán que esperar ya a principios de 2017. Contactada por EL ESPAÑOL, la oficina de prensa del Comité Nacional Demócrata no pudo ofrecer inmediatamente una fecha. El próximo miércoles, sin embargo, los demócratas en la Cámara de Representantes deciden si Nancy Pelosi, una de las figuras más sénior de la formación, sigue siendo líder de la bancada después de que la votación planificada para este jueves se aplazara -aunque se espera que revalide una vez más en el puesto.
La presidencia del Partido Demócrata quedará vacante en breve, ya que su actual líder, Donna Brazile, gobierna de manera interina. Su antecesora, Debbie Wasserman Schultz, se vio obligada a dimitir en verano después de que WikiLeaks divulgara correos electrónicos internos que sugerían que la formación favorecía en secreto a Hillary Clinton frente a Sanders. Los varios cientos de miembros que integran el Comité Nacional Demócrata -entre los que se encuentran representantes estatales o los líderes demócratas en el Congreso- son los que elegirán al nuevo presidente del organismo.
El Comité Nacional Demócrata es el encargado de coordinar la estrategia electoral del partido a todos los niveles: local, estatal y federal. Recaba dinero para sus candidatos, marca las normas internas de la formación y proporciona infraestructura y organización en las batallas electorales. También es responsable de la Convención Nacional, celebrada cada cuatro años, donde se decide el programa político del partido.
REORGANIZAR EL PARTIDO DE ABAJO ARRIBA
En este sentido, sus camaradas ven a Ellison como una figura capaz de reorganizar a la formación y movilizar a las bases del partido además de encarnar un movimiento equidistante al populismo de derechas de Trump. La próxima gran cita electoral es en apenas dos años cuando se renovará la Cámara de Representantes, un tercio del Senado y se celebrarán elecciones en los estados y municipios.
“Tenemos que volver a centrarnos en los hombres y mujeres trabajadores de este país, afirmar la idea de mejores salarios (…) Es ahí adonde quiero llevar al Partido Demócrata”, dijo el congresista afroamericano a MSNBC al anunciar su candidatura el lunes. “Creo que lo que hemos visto [estas elecciones] ha sido un vuelco al tablero. La gente [estaba] indignada por los salarios estancados, se sentía como que no se la había escuchado, que los tipos con dinero lo vertieron en la política y le quitaron el foco de atención”.
Ellison, que representa al distrito número 5 del norteño Minesota -que incluye Mineápolis, la urbe más poblada del estado-, llegó a Washington DC en 2007. Integra la comisión de Servicios Financieros, encargada de supervisar Wall Street -donde se reprocha a Clinton haber tenido demasiados amigos-, y la Comisión de Demócrata de Política, que marca la agenda de la bancada azul en la Cámara de Representantes. Originario de la deprimida urbe de Detroit (Michigan), Ellison se mudó a Minesota para estudiar Derecho, según su biografía oficial, y es padre de cuatro hijos.
Joshua Huder, experto del Instituto de Asuntos Gubernamentales de la Universidad de Georgetown, trabajó con Ellison en 2013 como asistente legislativo en su oficina, abordando diversos ámbitos, desde asuntos relacionados con los derechos de los votantes a las instituciones financieras. “Cuando conocí al congresista Ellison me recordó un montón a un líder del movimiento por los derechos civiles (la igualdad racial): cómo hablaba, sus gestos, su energía... Es un hombre que organiza a la comunidad al estilo de la vieja escuela, desde abajo, cercano al pueblo”, asegura a este diario. “Lo ven como muy inspirador en muchos aspectos (…) Es una incansable bola de energía, es bastante impresionante”.
En el ámbito legislativo, Huder lo describe como proactivo, respetado entre sus pares y considerado una figura emergente dentro del Partido Demócrata. “Ha sido un miembro muy activo. Trabaja duro en cuestiones como elevar el salario mínimo, beneficios federales, quiere proteger la Seguridad Social y Medicare (un programa sanitario público para mayores de 65). Es un progresista en todos los sentidos”, afirma Huder, quien opina que las elecciones a presidente del Comité Nacional Demócrata ayudarán al partido a decidir qué quiere ser.
Aunque el presidente del Partido Demócrata no es la persona más poderosa de la formación, sí es una de sus voces más representativas y un puesto con influencia. Su equivalente republicano dejará el puesto para ser el nuevo jefe de gabinete de la Casa Blanca en la Administración Trump. Asimismo, Ellison quiere compatibilizar el trabajo de dirigir el Comité Nacional Demócrata con su escaño, lo que le ha ganado críticas, por ejemplo, de su rival en la carrera por la presidencia del partido Howard Dean.
Dean, ex gobernador del estado de Vermont, ya ocupó el puesto a tiempo completo entre 2005 y 2009. Al anunciar sus intenciones en Twitter, Dean subrayó que el partido necesita “organización” y centrarse en la juventud, así como una estrategia para ganar en todos los estados de EEUU.
En MSNBC, Dean defendió que cuando llegó al puesto los demócratas afrontaban dificultades similares y “cuando me fui cuatro años más tarde, teníamos la Cámara de Representantes, el Senado y la presidencia”. "Creo que sé hacer esto. Ya lo he hecho una vez. Pero no es algo que tenga que hacer", aseguró a la cadena. Politico afirma, sin embargo, que Dean está lejos de ser el favorito.
El otro contrincante, por ahora, es el también afroamericano Jaime Harrison, presidente del Partido Demócrata en Carolina del Sur, que también hizo públicas sus intenciones este fin de semana. Según The Intercept, Harrison está registrado como lobista y el gigante de la distribución Walmart ha estado entre sus clientes.
“Tenemos que volver a ser lo que el partido solía ser: no una organización política sino una organización de la comunidad”, dijo Harrison al Post and Courier de Carolina del Sur. “Creo que tenemos que hablar de la vida diaria de la gente. Creo que eso está en el centro de lo que tenemos que hacer como partido y esa debe ser la prioridad del nuevo presidente”.
Por su parte, Sanders ha lanzado una campaña para recaudar firmas entre sus simpatizantes para apoyar la candidatura de Ellison. “No creo que a la élite política y la clase multimillonaria le gustase que Keith Ellison fuera el presidente del DNC. Bien”, señaló en un correo electrónico a sus seguidores.