El circo estadounidense Ringling Bros. and Barnum & Bailey, el más antiguo del mundo, echará el telón definitivamente este mes de mayo tras casi siglo y medio de entretenimiento. El productor del espectáculo ha explicado que la "difícil decisión" se debe a la caída en la venta de entradas, especialmente tras la retirada del espectáculo con elefantes el año pasado, y los elevados costes operativos.
El mayor espectáculo del mundo, como ellos mismos afirman en su eslogan, ha vivido períodos de éxito abrumador, de declive y de resurgimiento, acompañando los vaivenes sociales y económicos que ha atravesado Estados Unidos en los últimos 146 años. Pero tras años de acusaciones de abuso animal, con una multa histórica por violar leyes federales sobre bienestar animal, el circo optó por retirar de sus espectáculos a los elefantes asiáticos. Una decisión que ha acabado por dar el golpe de gracia a la empresa.
"Tras mucha consideración, mi familia y yo hemos tomado la difícil decisión de que el circo realice sus últimas actuaciones el próximo mes de mayo. Tras la retirada del espectáculo de elefantes, los altos costes operativos han convertido el circo en un negocio insostenible para la compañía", ha escrito Kenneth Feld, director ejecutivo de Ringling Bros., en un mensaje publicado en su página web.
Un portavoz de Feld Entertainment, la empresa que gestiona el circo desde hace 50 años, ha afirmado que el cierre afectará a unos 400 trabajadores. "Miramos el desempeño en 2016 y las ventas anticipadas de entradas para este año y decidimos que este modelo de negocio no era viable", ha explicado según recoge el diario estadounidense The New York Times.
Alrededor de 10 millones de personas acuden anualmente a los shows de Ringling. En la actualidad, tiene dos espectáculos de gira que realizarán 30 representaciones entre enero y mayo. El último número tendrá lugar el 21 de mayo en Uniondale.
El ocaso tras la retirada de los elefantes
Los elefantes asiáticos, un icono de los espectáculos de este circo desde que el empresario P.T. Barnum llevó al país a Jumbo en 1882, han sido también la gran lacra para la empresa. En 2011, la publicación Mother Jones destapó que "los elefantes de Ringling pasaban la mayor parte de su vida encadenados o viajando en trenes, bajo la amenaza constante de las herramientas que sus adiestradores utilizaban".
Durante años, organizaciones animalistas como PETA han hecho campaña a lo largo y ancho de Estados Unidos para denunciar los abusos contra los animales que formaban parte de los espectáculos del circo. El maltrato, según la organización, no se limitaban a las acrobacias dentro de las pistas, sino a las técnicas de entrenamiento que se utilizaban para domar a los elefantes.
En 2011, la empresa llegó a un acuerdo con el Departamento de Agricultura estadounidense para que se retiraran los cargos por violar la ley de bienestar animal. Pagó 270.000 dólares, la multa más alta pagada por una infracción de este tipo, aunque no admitió haber violado las normas.
Varios años más tarde, ante las incesantes presiones por parte de grupos animalistas, Feld Entertainment anunció que retiraría los elefantes asiáticos de sus espectáculos de forma progresiva, enviándolos a un centro de conservación que fundó para su preservación. Defendió su decisión como "algo sin precedentes" y que "no ha habido otra institución que haya hecho o haga más para salvar a esta especie de la extinción". Sin embargo, optó por acelerar el proceso y en mayo de 2016, dos años antes de lo previsto, realizó el último número con estos animales. Desde entonces, la pérdida de interés en sus espectáculos han llevado a que la compañía decida echar el cierre tras 146 años en el negocio.