El veto temporal a la entrada de ciudadanos de varios países de mayoría musulmana decretado por el presidente de EE.UU, Donald Trump, provocó este sábado el caos y la indignación en medio mundo, mientras numerosos viajeros veían bloqueado ya su acceso a territorio estadounidense.
En el aeropuerto JFK de Nueva York, una de las principales 'puertas' de acceso al país, se ha vivido la concentración más mayoritaria. Allí, más de una decena de personas fueron retenidas, incluidos dos ciudadanos iraquíes que habían obtenido visados especiales para trasladarse a EE.UU.
Reunidos de forma espontánea, cientos de personas esgrimieron gritos de protesta contra la medida e improvisaron pancartas en contra del nuevo presidente así como de apoyo y solidaridad para los refugiados, además de los afectados únicamente por residir en algunos de los países vetados: Irak, Siria, Irán, Sudán, Libia, Somalia y Yemen.
Las medidas aprobadas este viernes por Trump bajo el pretexto de "proteger al país de la entrada de terroristas extranjeros" fueron inmediatamente denunciadas ante la Justicia por un grupo de organizaciones de derechos que las consideran anticonstitucionales.
La orden suspende durante 90 días la concesión de visados y la entrada a todos los ciudadanos de los países mencionados hasta que se adopten nuevos procesos de vigilancia, al tiempo que frena todas las acogidas de refugiados durante 120 días.
A lo largo del día, fueron conociéndose casos de personas a las que no se les permitió viajar rumbo a Estados Unidos desde lugares como Egipto, Turquía u Holanda, y de otros que fueron bloqueados a su llegada al país.
Uno de ellos, Hameed Jhalid Darweesh, de origen iraquí, ofreció uno de los paradójicos ejemplos que pueden darse desde este momento. Darweesh, de 53 años, fue liberado tras horas de detención y después de la mediación de varias organizaciones y de dos congresistas demócratas; había obtenido un visado para él y su familia tras haber cooperado durante años con las fuerzas armadas estadounidenses en Irak.
"Apoyé al Gobierno de EE.UU. desde el otro lado del mundo, pero cuando llegué aquí me dijeron 'no' y me trataron como si me hubiese saltado las reglas o hubiese hecho algo malo", lamentó el hombre en declaraciones a los periodistas, en las que agradeció el apoyo de muchos estadounidenses.
En nombre de Darweesh y de otro iraquí retenido en Nueva York, abogados de organizaciones de derechos civiles presentaron una demanda ante un tribunal federal para exigir la liberación de todos los detenidos e intentar que no se impida la entrada en EEUU a nadie bajo la orden decretada por Trump.
Las escenas de protesta también se vivieron en otros aeropuertos del país, como en el de San Francisco:
"Un terrible peaje humano"
"La guerra contra la igualdad del presidente Trump ya está teniendo un terrible peaje humano. No puede permitirse que este veto continúe", dijo en un comunicado Omar Jadwat, de la Unión para las Libertades Civiles en América (ACLU), uno de los grupos de este tipo más importantes del país y que impulsó la demanda.
Además de indignación, en las primeras horas de aplicación las medidas de la Casa Blanca provocaron confusión y caos en ciudades y aeropuertos de todo el mundo dada la falta de claridad sobre ciertos detalles.
Por ejemplo, el Gobierno tardó hasta media jornada en confirmar de forma semioficial que el veto temporal afecta también a los ciudadanos de esos siete países en cuestión aunque sean residentes permanentes en Estados Unidos.
Si actualmente se encuentran fuera del país, esas personas, que en muchos casos llevan décadas residiendo legalmente en EE.UU, deberán obtener una exención para poder volver a territorio estadounidense en un proceso que se decidirá caso por caso, según dijo a los periodistas un funcionario gubernamental.
Según cálculos de la web de investigación periodística ProPublica basados en datos estadísticos, unos 500.000 ciudadanos de esos siete países han recibido la residencia permanente durante los últimos diez años.
También a los que tengan doble nacionalidad
Además, las restricciones afectan también a los ciudadanos de esos siete países incluso si cuentan con pasaporte de otra nación, según adelantó The Wall Street Journal citando un comunicado que supuestamente se hará público próximamente.
Aunque la mayor parte de las medidas contenidas en la orden de Trump son temporales, para los críticos muchas de ellas terminarán convirtiéndose en indefinidas y suponiendo en la práctica un veto a la inmigración de musulmanes, al menos de ciertos países.
Además, las acciones de la Casa Blanca amenazan con desencadenar represalias en muchos lugares. Hoy, Irán ya adelantó que aplicará el principio de reciprocidad y prohibirá el acceso de estadounidenses.
Políticos de la oposición criticaron duramente las medidas de Trump y varias ciudades como Nueva York se aprestaron a tratar de apoyar a los afectados, mientras multitud de personas salieron a las calles a protestar.
Por su parte, la mayoría de dirigentes republicanos que, como vicepresidente Mike Pence, en el pasado se habían pronunciado contra el bloqueo a la entrada de musulmanes guardaron silencio.