El presidente de EEUU, Donald Trump, aseguró este martes que ha llegado "el momento" de impulsar una reforma migratoria para arreglar el sistema de inmigración del país, donde se calcula que residen 11 millones de indocumentados, que podría proporcionar un camino hacia el estatus legal, pero no hacia la ciudadanía a todos aquellos que no hayan cometido crímenes graves.
"Este es el momento adecuado para una ley sobre inmigración siempre que haya voluntad de hacer concesiones en ambos lados", dijo Trump durante un almuerzo privado con periodistas de las principales cadenas de televisión del país, según informan varios medios.
Una fuente oficial de la Casa Blanca confirmó a Efe que, durante el encuentro, el presidente opinó que tanto demócratas como republicanos tienen que "suavizar sus posturas" si quieren que la reforma migratoria salga adelante.
Trump está abierto a tratar el tema de los jóvenes indocumentados que llegaron al país de niños, conocidos como dreamers ("soñadores"), y a hacerlo por separado del resto de los inmigrantes del país, con una política específica para ellos, explicó a Efe otra fuente conocedora del contenido de la reunión.
No obstante, la fuente no aclaró si el presidente está dispuesto a considerar una vía a la ciudadanía o a la legalización para esos jóvenes beneficiarios de la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA).
Ese programa fue promulgado por decreto en 2012 por el entonces presidente Barack Obama y ha protegido de la deportación a unos 750.000 indocumentados.
Según algunos medios que estuvieron presentes en la reunión, como CNN o NBC News, Trump también afirmó que estaba abierto a una vía a la legalización -aunque no a la ciudadanía- para aquellos indocumentados que no hayan cometido delitos graves o violentos.
Esa vía a la legalización permitiría a los indocumentados vivir, trabajar y pagar impuestos en Estados Unidos sin miedo a la deportación.
La cuestión sobre la apertura de una vía a la ciudadanía a los indocumentados fue el asunto más complicado en los dos últimos intentos de impulsar una reforma migratoria en EEUU, en 2007 y 2013, con un respaldo general de los demócratas a esa idea y un rechazo de la mayoría de los republicanos.
Las declaraciones de Trump sobre la reforma migratoria contrastan con el discurso antiinmigrante que caracterizó su campaña electoral, con sus medidas para acelerar la deportación de inmigrantes indocumentados y con su denuncia de que muchos de quienes viven sin papeles en Estados Unidos son criminales.
De hecho, el presidente ha elegido como invitados especiales para su discurso de esta noche ante una sesión conjunta del Congreso a tres personas cuyos familiares fueron asesinados a manos de inmigrantes en situación irregular.
No está claro si Trump hablará en ese discurso sobre su voluntad de que haya una reforma migratoria, aunque sí lo hará sobre sus planes para la seguridad fronteriza, según fuentes de la Casa Blanca.
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