El fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions, ha negado bajo juramento que haya colaborado con Rusia para influir en las elecciones presidenciales y ha prometido defender su honor.
"La insinuación de que yo fui parte de cualquier tipo de colusión, que sabía de cualquier tipo de colusión, para hacer daño a este país (...) es una mentira horrible y detestable", ha afirmado ante la comisión de Inteligencia del Senado.
El fiscal general, que integró la campaña de Trump, se apartó en marzo de las pesquisas sobre Rusia tras descubrirse que había ocultado interacciones con Moscú al Senado durante su proceso de confirmación.
Preguntado qué haría si se demostrara que había habido contactos entre la campaña de Trump y el Kremlin, Sessions aseguró a los legisladores que no tenía constancia de dichas actividades y que, personalmente, no se había comunicado con los rusos.
El Washington Post revelaría luego que Sessions había mantenido dos reuniones antes de los comicios con el embajador ruso en Washington, Serguéi Kisliak, figura central en el escándalo Russiagate.
El primer encuentro tuvo lugar el pasado verano en la Convención Nacional Republicana y el segundo se produjo en septiembre en la oficina del entonces senador, como acabaría reconociendo el propio Sessions.
El fiscal general se justificó diciendo que no había abordado la campaña electoral en las reuniones, por lo que había contestado honestamente. Este martes ha aseverado que la pregunta le cogió por sorpresa y que, en contexto, su respuesta fue justa.
Sessions también ha afirmado no hubo ningún otro contacto con representantes del Gobierno ruso del que tenga recuerdo. De hecho, el fiscal general ha aseverado constantemente que no se acordaba para responder a las preguntas de los senadores.
En abril del año pasado, Sessions y Kisliak coincidieron en un evento de campaña de Trump en el hotel Mayflower de Washington DC. La semana pasada, el ex director del FBI James Comey, recientemente despedido por Trump, dio a entender en audiencia parlamentaria que Sessions pudo haber mantenido otro encuentro.
“Nuestra conclusión, según recuerdo, fue que estaba a punto inevitablemente de hacerse a un lado por varias razones. También teníamos constancia de hechos que no puedo abordar en una audiencia pública que harían que su continuada participación en la investigación sobre Rusia resultara problemática”, aseguró.
Ante los senadores, Sessions ha afirmado que no tiene recuerdo alguno de una conversación en dicho hotel. También se ha defendido de otras demoledoras alegaciones de Comey.
En una declaración escrita a la comisión de Inteligencia del Senado, el antiguo director de la Oficina Federal de Investigación afirmó que en una ocasión Trump había mandado a Sessions que abandonara el Despacho Oval de la Casa Blanca para hablar en privado con Comey.
Ya a solas, el presidente habría presionado al líder de la agencia de seguridad para que no investigara al ex asesor de Seguridad Nacional Michael Flynn, que mintió sobre sus contactos con Rusia.
A raíz del encuentro, Comey pidió a Sessions -el FBI responde al fiscal general- que no se le dejara más a solas con el presidente, a lo que el exsenador evitaría responder, según la versión del que pilotara el FBI.
Sessions ha asegurado que Comey no le proporcionó muchos detalles de su conversación con el presidente y que concordó con él en que era importante respetar las reglas del Departamento de Justicia en lo que respecta a contactos con la Casa Blanca. Ha evitado decir si Trump le ordenó que abandonara la sala.
Los senadores también han inquirido a Sessions sobre su decisión de apartarse de la investigación de Rusia y su rol en el despido de Comey.
El fiscal general ha aseverado que decidió hacerse a un lado debido a una norma del Departamento de Justicia que prohíbe a sus empleados a participar en pesquisas sobre campañas de las que formaban parte.
Por otro lado, Sessions ha asegurado que su recomendación a Trump de que echara a Comey no colisionaba con su decisión de recusarse de las pesquisas sobre Rusia.
El fiscal general ha asegurado que llevaba tiempo pensando que Comey no era apto para liderar el FBI y se ha escudado en un informe elaborado por su subordinado inmediato sobre el exdirector de la agencia de seguridad para explicar su postura. Dicho informe criticaba a Comey por su gestión de la investigación sobre los correos electrónicos de la ex secretaria de Estado Hillary Clinton.
Presionado para que ilustrara sus conversaciones con Trump sobre el asunto -el presidente admitió públicamente que tenía en la cabeza la investigación sobre Rusia cuando despidió a Comey-, Sessions ha alegado que no puede ofrecer más detalles y ha esquivado las cuestiones del panel parlamentario.
"No puedo discutir con ustedes o confirmar o negar la naturaleza de conversaciones privadas que haya podido tener con el presidente u otros", ha zanjado.
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