Corea del Norte ha respondido esta jueves a la "falta de paciencia" de Trump con un arma que, según el régimen de Kim Jong-un, puede alcanzar por primera vez territorio norteamericano. Con el KN-14, el dictador norcoreano eleva la apuesta de sus juegos de guerra para tratar de demostrar que su ejército sería capaz de responder ante una ataque exterior a cualquier precio.
Las provocaciones militares entre superpotencias constituyen casi una tradición desde los tiempos de la Guerra Fría. Durante los últimos años, bombarderos estratégicos rusos han sobrevolado las fronteras de la costa oeste de los Estados Unidos saludando y felicitando la festividad del 4 de julio vía radio a los cazas americanos que salían a su encuentro.
Este año, el líder de Corea del Norte ha querido robar el protagonismo a la festividad americana por excelencia con el lanzamiento del misil intercontinental Hwasong-14 capaz de alcanzar, según los analistas, Alaska.
Pese al aislamiento y las sanciones internacionales el régimen de Piongyang continúa inexorable con el desarrollo de sus capacidades nucleares a la vez que perfecciona su arsenal de misiles con la undécima prueba en lo que va de año.
Hasta 6.700 kilómetros de trayectoria
El éxito de la prueba del 4 de julio del misil balístico supone un nuevo hito para la industria militar de Corea del Norte. Según la agencia de noticias oficial del país, el artefacto recorrió 933 kilómetros alcanzando una altitud de 2.802 kilómetros.
El nuevo misil permaneció en el aire 37 minutos cayendo al mar dentro de la zona económica exclusiva de Japón, a tan sólo 300 kilómetros de la península de Oga en el norte del país del sol naciente.
La nueva demostración de fuerza de Kim Jong-un supera en potencia y distancia al Hwasong-12, capaz de portar una ojiva nuclear, lanzado el 14 de mayo.
Los 950 kilómetros recorridos por el último misil de Piongyang, el tiempo de vuelo y la altitud alcanzada indican que el nuevo juguete del ejército norcoreano podría alcanzar los 6.700 kilómetros en una trayectoria estándar.
"Este rango sólo sería suficiente para alcanzar a Alaska”, según apunta el físico norteamericano David Wright en el New York Times.
Jeffrey Lewis, analista del Instituto Middlebury de Estudios Internacionales, advierte que el régimen podría tener capacidad para fabricar un misil de mayor capacidad. "Un misil de 10.000 kilómetros de alcance capaz de golpear Nueva York no estaría tan lejos”.
Por su parte el Ministerio de Defensa ruso ha declarado que su sistema de alerta sobre ataques de misiles detectó y siguió al misil norcoreano, al que han calificado como “un misil balístico de alcance medio”.
Alarma en China y Japón
La reacción del presidente de los Estados Unidos no se hizo esperar. Una vez más fue a través del Twitter: "No tiene nada mejor que hacer con su vida?", se preguntaba sobre Kim Jong-un. "¡Tal vez China realizará un gran movimiento en Corea del Norte que acabe con esta tontería de una vez por todas!", añadió en otro mensaje en la red social.
Desde Tokio se ha calificado “esta nueva provocación” como “inaceptable” al tiempo que el presidente de Corea del Sur Moon Jae-in convocaba una reunión de emergencia del Consejo Nacional de Seguridad para estudiar la nueva amenaza lanzada por su vecino del norte.
Mientras Japón se cansa de ver caer los misiles norcoreanos frente a sus costas, Trump ponía la pelota en el tejado de Pekín, un ‘aliado’ al que acaba de enfadar durante la última semana.
Las relaciones entre EEUU y China han sufrido un grave revés tras el acercamiento que meses atrás supuso la visita oficial de Xi Jinping a Washington. La razón no es otra que la venta de armas a Taiwan. Una operación aprobada por el Departamento de Estado por un valor de 1.400 millones de dólares.
A la ruptura de la política de una sola China por parte de la administración Trump hay que sumar la presencia de un destructor del Ejército de EEUU a unas 12 millas náuticas de unas islas del Mar de China Meridional. Un incidente que Pekín calificó como "una violación grave de su soberanía".
China ha dejado claro que el último ensayo militar de Corea del Norte es “una salida de control de la situación en torno a Piongyang que tendrá consecuencias catastróficas”.